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Viento en la camiseta
REAL SOCIEDAD

Viento en la camiseta

La Real se aúpa al liderato tras vencer al Salamanca en un partido intenso y de calidad en el que los minutos de fútbol fueron mayoría. Griezmann y Ansotegi marcaron los goles

PPLL

Lunes, 12 de octubre 2009, 14:37

san sebastián. DV. Líderes. Nunca una palabra había sonado tan bien en oídos de los aficionados. La Real se encarama al primer puesto de la clasificación tras derrotar al Salamanca en un partido vibrante y de calidad en el que ambos equipos apostaron por el fútbol y el espectáculo lo agradeció. Griezmann y Ansotegi marcaron en la segunda parte. La Real camina con paso firme y avanza de tres en tres. Tiene, como dicen en Uruguay, viento en la camiseta. Es una expresión con un significado evidente, pero no resulta sencillo explicar los motivos que generan este fenómeno. Cuando un equipo tiene viento en la camiseta, las jornadas se cuentan por victorias, el público disfruta en el campo y, de repente, todo sale bien. Hasta los errores arbitrales le benefician. Y si no, que se lo pregunten al Salamanca, que vio cómo le anulaban un gol legal al inicio de la segunda parte. Es de justicia que este fallo de Teixeira Vitienes abra la crónica del encuentro porque pudo variar el rumbo de la tarde. Después de un primer acto vertiginoso en el que la Real dispuso de no menos de media docena de ocasiones claras, los de Juan Carlos Oliva se conjuraron en el intermedio y salieron al césped con la sexta marcha metida. Gorka cabeceó a la red un centro desde la derecha y el asistente levantó la banderola señalando un fuera de juego que las repeticiones demostraron inexistente. No fue el único error del trencilla y sus ayudantes. Antes había habido un gol de Zurutuza que tampoco subió al electrónico. El mediapunta remató con el pecho y el público protestó creyendo que ésa era la trampa descubierta. En realidad, lo que Teixeira apreció fue un empujón previo y, según su criterio, el foul estaría correctamente decretado. Pero la Real siente que una fuerza invisible le lleva en volandas hacia su objetivo y ninguno de estos pequeños detalles le hará frenarse en su carrera. Viento en la camiseta que invita a la grada a cantar la Marcha de San Sebastián o a hacer la ola. Viento en la camiseta para que todos los jugadores realistas, prácticamente sin excepción, rocen la excelencia en una jornada que Anoeta tardará en olvidar. Desde Riesgo, titular ante la ausencia de Bravo, hasta Agirretxe, batallador mientras tuvo aliento, los blanquiazules confirmaron que están en línea ascendente y que, de momento, no hay rival que les pueda hacer sombra. Una tarde mágica La tarde fue mágica por muchas razones. El Salamanca no varió su manera de entender el juego y alineó un once plagado de veteranos peloteros, como Hugo Leal o Quique Martín. El gusto por el buen fútbol de Oliva facilitó las cosas a la Real, que siempre encontró los espacios que otras veces se le niegan. Por eso parece que el equipo juega malos partidos en casa. Después de lo de ayer, la grada contará hasta diez antes de silbar una cesión al portero. Es complicado destacar a uno solo de los futbolistas locales. Quizás Griezmann, por aquello de la novedad, mereció los mayores aplausos de la velada. El último potrillo abrió la lata al culminar una acción de Xabi Prieto y Estrada. El interior donostiarra confirmó que las lecciones de Martín Lasarte sobre malicia no han caído en saco roto. Mientras Quique Martín protestaba una falta, puso el balón en movimiento para Estrada y sorprendió a la zaga visitante en pañales. También Aranburu merece un lugar en el podio. El capitán hace mejores a quienes le rodean, incluido Rivas, quien ayer sustituyó al lesionado Elustondo y se atrevió con pases entre líneas que casi terminan en gol. El viento empuja a Ansotegi y Mikel González. El primero sentenció el partido tres minutos después del 1-0. El segundo se asomó a zonas de ataque con la suficiencia de un extremo, sin importar los kilómetros recorridos con anterioridad. Qué decir de Xabi Prieto o Zurutuza, adalides de la elegancia con el balón en los pies. Ambos disfrutaron de libertad de movimientos y volvieron locos a los defensas charros, cuyas recurrentes patadas debieron ser castigadas con mayor dureza. Todo ello con toneladas de pólvora en el banquillo. Bueno y Nsue pisaron verde en el tramo final y buscaron el tercero con ahínco. No pudo ser, aunque a nadie le importó. Anoeta estaba entregada a los colores y saboreaba el dulce sabor del liderato de Segunda, algo que únicamente los más viejos del lugar recuerdan. Viento en la camiseta. Lasarte es el exportador de la frase y gran artífice del lavado de cara que presenta hoy la Real. Con menos páginas en su libreta pero más recursos a la hora de entender lo que sucede en la cancha y a sus jugadores, el míster lidera un proyecto con aroma de Primera División. Aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo porque restan 35 jornadas para la conclusión del campeonato, pero los gritos de los seguidores son premonitorios: «¡Qué sí, j***r, que vamos a ascender!». Sea un espejismo o no, lo cierto es que, con quince puntos en su casillero, la familia txuri urdin tiene argumentos de sobra para desatar la euforia después de largos años de disgustos y fracasos. Ahora, por fin, tiene ganas de ver jugar a la Real. Y es que sopla viento de cola

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