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ÓSCAR B. DE OTÁLORA
Lunes, 12 de octubre 2009, 05:09
DV. La detención ayer en Francia de Iurgi Mendinueta supone el cierre de la etapa de ETA marcada por la presencia de Garikoitz Aspiazu, . Detenido el pasado noviembre, y buscado desde tiempo antes con ahínco por todas las fuerzas policiales españolas y galas, éste se significó como el líder de la generación que se aupó al poder en la banda entre las dos treguas, la de Lizarra y la de 2007, siendo apenas unos recién llegados a las filas de la organización terrorista.
La caída del último activista del clan de ha dejado la dirección etarra en manos de los individuos que tienen como principal aval haberse sobrepuesto a la presión policial ejercida sobre la banda desde los años 90. Algunos de ellos, como el considerado actual jefe de ETA, Eneko Gogeaskoetxea, está huido desde 1997, lo que supone un índice de supervivencia muy elevado en una organización cuyos cabecillas se ven cada vez acosados con más fuerza por las fuerzas de seguridad.
A diferencia de sus predecesores en la cúpula, estos activistas cuentan con mayor recorrido y ya estaban en la banda antes de la tregua de Lizarra, en los años de máxima dureza por la aplicación de la doctrina , que implicaba la «socialización del sufrimiento» mediante la utilización de una violencia extrema. Además, pasaron a la clandestinidad en Francia tras su militancia activa en los comandos actuantes en España, y no desde la violencia callejera, como la hornada de .
Según las fuentes consultadas, parte de este relevo se encontraba en vigor desde que Garikoitz Aspiazu fue detenido en noviembre del año pasado, aunque las sucesivas detenciones han consolidado aún más el poder de los nuevos dirigentes de la banda. Los expertos de la lucha antiterrorista están convencidos de que será muy difícil que la desaparición de la camarilla de suponga algún cambio en la estrategia de ETA. Su último comunicado, fechado el pasado 27 de septiembre -aunque con la confusión de un texto emitido el día anterior también en nombre de la banda-, ya dejaba claro que la organización apostaba por mantener la violencia sin paliativos.
Según las fuentes consultadas, el único cambio que puede acarrear esta situación es que la cada vez más evidente debilidad de la banda permita fortalecerse a los movimientos -todavía minoritarios- que desde las cárceles o del entorno político cuestionan la lucha armada. Los expertos destacan que las crisis internas que ha provocado nunca han tenido que ver con cuestiones políticas, sino con meras luchas de poder internas.
Mendinueta, en este sentido, formaba parte del grupo de fieles a que había ascendido en la organización gracias a la lealtad hacia su jefe y a las sucesivas caídas de las tramas militar y logística. Un caso similar al suyo es el de Aitzol Iriondo, , detenido en diciembre del año pasado y que ocupó de forma efímera la jefatura de los comandos -21 días- tras la detención de Garikoitz Aspiazu.
Otro de los hombres fuertes de éste era Ekaitz Sirvent, considerado uno de los ideólogos de ETA. Fue detenido en París en abril de este año con uno de los mayores archivos de documentación de los terroristas. Una semana más tarde sería arrestado Jurdan Martitegi, el sustituto de y también uno de los hombres de confianza del propio . Otros allegados a Garikoitz Aspiazu también arrestados en el pasado son Haimar Arozena, detenido en febrero de 2007, y José Antonio Aranibar, un lugarteniente de que fue capturado hace dos años cuando pretendía entregar un coche bomba en la frontera con Francia.
Hermanos
El relevo a este grupo en la cúpula de ETA está dirigido por Eneko Gogeaskoetxea, un gernikés de 44 años que huyó de Vizcaya en 1997 tras asesinar al ertzaina Txema Agirre frente al Museo Guggenheim, donde preparaba un atentado. Desde entonces se le considera ligado a la preparación de explosivos. Su hermano Ibon, de 42 años, es también uno de los presuntos dirigentes de la banda. Ambos han formado parte del aparato logístico desde hace nueve años.
Las fuerzas de seguridad también sitúan en la cúpula a Iratxe Sorzabal, de 37 años. Ex dirigente de Gestoras, en 2007 fue responsable de , el aparato de ETA encargado de mantener la disciplina en las cárceles. Su primera detención tuvo lugar en 1997 en Francia, a donde huyó tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Los expertos sitúan también en la cúpula etarra a Juan Cruz Maiztegi,, de 60 años y que estuvo en México, e Izaskun Lesaka, una activista procedente de Segi y acusada de captar terroristas.
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