

Secciones
Servicios
Destacamos
TINO REY
Jueves, 22 de octubre 2009, 12:38
No es una fábula. Ni un cuento con final feliz. El hecho, aunque parezca inverosímil, es verídico, y fue protagonizado por dos hombres que llevan en sus genes uno de los vicios más arraigados dentro del pueblo vasco: apostar. Tanto Patxi como Xabier son asiduos a los festivales de pelota. Van de la Ceca a la Meca, con el ánimo de jugarse unos miles de euros. Van a lo suyo, a jugar. Sin encomendarse ni a Dios ni al diablo. « ¡1.000 colorao!» o «!1.000 azul!». No va más.
También se asoman a la cornisa cantábrica en el estío para porfiar en las regatas. O se desplazan hasta Montecarlo para sentir en directo el rugir de los bólidos de Hamilton, Alonso u otros ases de la Fórmula Uno. Tampoco son ajenos al deporte rey, el fútbol. Aunque uno y otro se resisten a admitir cuál es el club de sus amores. Hasta sus respectivas mujeres desconocen su filiación deportiva. Lo que sí es cierto es que son amantes del riesgo y del mejor comer y buen beber.
Como son aves migratorias, sólo se desplazan por el señuelo de un gran acontecimiento, coincidieron en 2008 en el hotel Legazpi de Madrid. La cita era en el Santiago Bernabéu. La propuesta, un partido de la Champions entre Real Madrid y Liverpool.
La cosa aconteció a la hora del desayuno. Unas tostadas, un café y un zumo de naranja. En la conversación surgió la pelota y sus derivaciones. «Esto ya no es lo que era», sentenció Xabier.
A Patxi le brotó la añoranza. «Aquellas tardes del domingo en Eibar no volverán. Comida en el Chalcha, Montecristo, copazo de Remy Martin y al Astelena a digerir el almuerzo. Ahora ni bebemos ni fumamos y encima se nos ha echado encima la crisis y para rascar un euro hay que llevar a cabo auténticas filigranas, esto es una mierda».
A continuación entablaron un debate sobre la dependencia del juego. «La papeleta en el frontón es como una droga a la que no podemos sustraernos. Nos gusta sentir la alegría y angustia de cómo van cayendo los tantos bien a favor o en contra de nuestro color», soltó a bocajarro Xabier.
«Te apuesto a que puedo estar dos años sin jugar un euro en el frontón y tú, no», fue el reto lanzado por Patxi. Como buen caballero, Xabier recogió el guante con gallardía y replicó: «Vamos a jugarnos 200.000 euros a que durante ese tiempo no cogemos una papeleta y el que lo haga pierde la apuesta». «¡Va!»
Se cruzaron las manos y se firmó un documento privado con las firmas de testigos. Hasta la fecha, ninguno de los dos, que se sepa, ha tenido la tentación de jugar una postura.
Conviene subrayar que Patxi y Xabier son los puntos más fuertes de los frontones y su decisión ha minado las cuentas de resultado de las empresas, que se asoman a los números rojos. Los corredores de apuestas, también grandes damnificados, al no percibir el correspondiente corretaje, han intentado persuadir de que retiren ambos la apuesta. Incluso les han ofrecido una fuerte compensación económica. Ni por esas. Mantienen que «más vale honra que barcos», como dijo el almirante Méndez Núñez.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.