

Secciones
Servicios
Destacamos
ANE URDANGARIN
Lunes, 9 de noviembre 2009, 03:53
Quiere recomponer consensos, que todo el mundo se sienta cómodo y se vea reflejado en el nuevo marco del sistema educativo. La consejera de Educación, Isabel Celaá, acaba de presentar la escuela del futuro que desea para Euskadi. Su departamento ha realizado más de un centenar de modificaciones a los decretos del anterior equipo (EA) que abarcan las enseñanzas desde la Educación Infantil hasta el Bachillerato. Las «importantes correcciones», entre ellas dar el mismo rango a euskera y castellano, han concitado el rechazo de partidos y sindicatos nacionalistas.
- Las principales críticas consideran que pone en peligro el avance hacia el bilingüismo.
- Eso es absolutamente falso. Hasta que mi antecesor puso la frase 'el euskera será la lengua principal' no hubo ninguna necesidad de hacerlo porque esta comunidad ya había adoptado el modelo D - íntegramente en euskera- desde hacía muchos años. Ese modelo es actualmente el preferido por los padres y madres y no sufre, en absoluto, ningún tipo de riesgo. Existía antes de que se hablara de 'lengua vehicular principal' y seguirá existiendo.
- La equiparación de las dos lenguas cooficiales, ¿influirá en la autonomía pedagógica de los centros escolares?
- De ninguna de las maneras, como tampoco influyó la frase del decreto de mi antecesor. Una cosa es que no jerarquicemos la lengua, porque no hay lenguas principales ni secundarias, y otra cuestión distinta es que los centros educativos tienen autonomía pedagógica para hacer sus propios proyectos educativos y lingüísticos acomodándolos a la comunidad de padres y madres a la que sirven, de tal forma que pueden atribuir más horario lectivo a una lengua que a otra en función de sus necesidades. Tenemos un sistema educativo bilingüe perfectamente consolidado, los centros educativos son autónomos para desarrollar sus proyectos y los padres y madres tienen libertad para elegir el modelo D, el B y vamos a procurar que no haya ninguna duda, porque hay gente que la suscita, con respecto a que puedan elegir el modelo A.
- Algunas voces temen que la equiparación de las dos lenguas afecte a la fluidez del euskera que aprendan los escolares vascos.
- De ninguna manera voy a ser neutral con respecto a las lenguas. En mi equipo conocemos perfectamente que el euskera tiene que ser trabajado más tiempo que el castellano, y es lo que vamos a hacer. Y eso es coherente con las opciones que están haciendo los padres. De las entradas a los 3 años, las del modelo A han supuesto un 5,8%. Si sacamos una media, actualmente se trabaja más horas en euskera que en castellano. ¿Por qué? Porque hay una voluntad absolutamente consensuada de que la sociedad sea bilingüe. La escuela es la que más trabajo está haciendo en esta materia, y lo va a seguir haciendo. Yo no soy neutral, pero oiga, no me decrete usted ofensas, porque a ningún hablante le gusta pensar que la lengua en la que ha nacido es secundaria. No tiene por qué haber esa jerarquización.
- ¿Así que el modelo D no desaparecerá?
- En absoluto. Pero dicho esto, sí tenemos la voluntad desde este departamento de restaurar los consensos que se han roto en los últimos años y de superar los modelos lingüísticos.
- Precisamente, el 30 de octubre PNV, PSE, PP, EA y EB se unieron en el Parlamento, tras años de enconadas disputas, para solicitar al Gobierno Vasco que garantice la libertad de elección de modelos y siga impulsando el trilingüismo.
- El trilingüismo es un objetivo muy importante que tenemos que alcanzar pero, obviamente, el impulso al inglés tiene que incardinarse sobre el eje de la cooficialidad de las dos lenguas. Es decir, mucha más atención deben tener las dos lenguas cooficiales, y entre estas dos, habrá que atender más a aquella que tiene más problemas, está más débil. ¿Cuál es el modelo? Evidentemente, en términos generales el modelo será atender más al euskera en aquellos lugares donde más necesite ser atendido, fundamentalmente en ámbitos sociales que tienen el castellano como primera lengua. El euskera tendrá que tener más atención, sin olvidar tampoco la otra lengua cooficial. Y, en menor medida, el inglés, porque no podemos permitirnos el lujo, aunque esta comunidad sea bilingüe, de que nuestros niños estén peor preparados a la hora de salir a Europa o al mundo. Queremos un fortísimo impulso del inglés, que empezamos a dar en la escuela pública, porque obviamente es para nosotros el eje principal del sistema, sin olvidar para nada la red concertada.
- Las modificaciones curriculares persiguen «asumir la pluralidad de la sociedad vasca». Con las críticas que se han escuchado, ¿cree posible lograr ese objetivo?
- Creo que sí. Durante los últimos ocho años asistimos a una ruptura de los consensos alcanzados en torno al pacto escolar, fundamentalmente entre el PSE y el PNV. Eran unos consensos que sustentaban todo un cimiento de filosofía sobre la educación, la cultura y la lengua, y que se plasmaron después en la Ley de la Escuela Pública que asumía, de manera natural, el consenso alcanzado también en torno a la Ley de Normalización del Euskera del 82. Esos consensos han ido deteriorándose hasta romperse, fundamentalmente en los últimos ocho años. Había una ruptura clara. ¿O es que no significa una ruptura del consenso el hecho de que 157 profesores con más de 10 años de antigüedad fueran expulsados del sistema, que a los niños que procedían de comunidades distintas a la nuestra se les llamara extranjeros y luego inmigrantes para darles un tratamiento lingüístico diferenciado, o se distinguiera entre una lengua principal y otra secundaria? Esta jerarquización es absolutamente perversa y no contribuye al objetivo del avance del euskera. La imposición ha sido un procedimiento fallido; tenemos que ir con la persuasión, la convicción.
- A la hora de presentar las modificaciones habló del objetivo de acabar con el «adoctrinamiento nacionalista», una expresión que ha levantando una gran polvareda.
- Estoy en contra de cualquier tipo de adoctrinamiento para la escuela, incluso de aquel que partiera de la ideología que yo profeso. Porque pienso que la escuela tiene que ser científica, rigurosa, creadora de pensamiento crítico y libre y respetuosa con ideologías que legítimamente cada uno pueda tener. La escuela tiene que ser un lugar que acoja a nacionalistas, a no nacionalistas, a independentistas y lo que haya, siempre que todo sea defendido a través de la palabra. No queremos adoctrinamiento para la escuela. ¿Por qué he dicho nacionalista? Sobre todo me estaba refiriendo a los últimos ocho años, que no han sido precisamente del agrado del otro socio de gobierno, del PNV, partido que no tiene que sentirse aludido porque lleva 22 años sin gestionar la educación de este país. Me estaba refiriendo a la ruptura de los consensos que ahora tratamos de recomponer. Curiosamente, nadie ha entrado a los contenidos, que son de consenso. ¿El cómo se dice? Soy una persona vehemente... ¿Qué podríamos haber utilizado otro tono? Pensamos que en Educación es muy importante que los conceptos queden bien aclarados.
- Se refiere reiteradamente al consenso. ¿Ha hablado con el resto de los grupos parlamentarios sobre los nuevos decretos?
- Pretendemos restaurar aquel consenso y sí, he empezado ya a hablar con los dos principales partidos y tengo la firme voluntad de hacerlo con el resto. La recepción ha sido francamente buena y ahora estamos con los matices que cada uno quiera introducir y habrá posibilidad de hacerlo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La segunda temporada de Memento Mori se estrenará este mes de abril
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.