J.J. Arín será recordado mañana en la misa de la celebración de Santa Cecilia

Aretxabaleta. DV. Mañana se celebrará la festividad de Santa Cecilia y con tal motivo habrá una celebración especial en la parroquia atxabaltarra a las 11.30 horas. Aretxabaletako Abesbatza interpretará varios temas durante la misa y se recordará durante la misma la figura del que fuera párroco del municipio atxabaltarra entre 1901 y 1911, José Joaquín Arín. José Joaquín Arín nació en Billabona en 1875. Después de ingresar en el seminario, fue ordenado sacerdote y su primer destino fue Aretxabaleta en enero de 1901. Como anécdota el primer niño que bautizó fue José León Alberdi y la última, Eulalia Arenaza Zugasti, posteriormente fue destinado a la parroquia de Arrasate. En la villa cerrajera trabajó intensamente a favor del euskera y de la cultura vasca, llegando a impulsar la primera ikastola en los bajos de la casa cural. Pero sus apoyos a la cultura y el euskera, no se le perdonaron. Raguer, un monje e historiador de Monserrat con motivo del funeral que se realizó oficiado por los obispos vascos como homenaje a los sacerdotes vascos asesinados durante la guerra civil señaló que «no se trata de canonizarlos, pero sí de recordar a aquellos que estuvieron al lado de su pueblo, que compartieron su suerte en una época en la que dar misa era una sentencia de muerte». En la madrugada del 24 al 25 de octubre de 1936 Jose Joaquín Arín, Jesús Guridi y Leonardo Jaúregi, los tres curas de Arrasate, fueron fusilados en el cementerio de Oiartzun. El entonces obispo D. Mateo Mújica cuando conoció el fusilamiento de J.J. Arín llegó a comentar sobre el hecho acontecido que «mejor habrían hecho Franco y sus soldados besando los pies de este venerable sacerdote, que fusilándolo». Creación de cofradía En el siglo XVI los componentes del clero del Valle de Léniz crearon una cofradía para atender las necesidades: entierros, gobierno misas.