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Sábado, 21 de noviembre 2009, 13:44
El papa Benedicto XVI ha nombrado a los prelados españoles José Ignacio Munilla Aguirre, de 48 años, nuevo obispo de San Sebastián y a Jesús Sanz Montes, de 54, arzobispo de Oviedo, informó hoy el Vaticano.
Munilla Aguirre, actual obispo de Palencia y nacido en San Sebastián, sustituye en el cargo a Juan María Uriarte, de 76 años, que presentó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis vasca por motivos de edad y fue aceptada por el Pontífice, informó también hoy la Santa Sede.
Sanz Montes, franciscano, era hasta ahora obispo de Huesca y sustituye en el puesto a Carlos Osoro Sierra, que el pasado mes de enero fue nombrado por Benedicto XVI arzobispo de Valencia.
El acto de consagración episcopal del nuevo obispo no se producirá hasta dentro de un mes y medio, posiblemente a principios de 2010, con una eucaristía concelebrada en la catedral del Buen Pastor. Hasta entonces, monseñor Uriarte ejercerá como administrador apostólico de la diócesis.
El nombramiento de Munilla supone un giro en la línea seguida hasta ahora por la Diócesis de San Sebastián, caracterizada y diferenciada por su doctrina eclesial y su discurso político. La designación de un prelado cercano al ala más conservadora de la Iglesia española, próximo a la estrategia del presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Rouco Varela, hace prever un cambio sustancial en la Iglesia guipuzcoana, que se ha mantenido fiel en las últimas décadas a la senda que abrió el obispo Setien y que ha continuado en los últimos años, desde principios del año 2000, monseñor Uriarte.
Los dos prelados fueron obispos de Munilla cuando éste ejercía su ministerio sacerdotal en la parroquia de El Salvador de Zumarraga, desde donde ascendió a obispo de Palencia en junio de 2006. Aquella decisión del Vaticano ya causó recelos en la diócesis guipuzcoana, en la que algunos advirtieron ya una antesala a una elección como la que se ha producido ahora.
Y la confirmación de aquella sospecha removerá seguro una diócesis que ha estado marcada por un perfil progresista en cuanto a la doctrina social, y próxima al nacionalismo en cuanto a su posición política. No se cumplen, por tanto, los deseos de monseñor Uriarte que confiaba en que Roma optara por un sucesor menos traumático para la sociedad guipuzcoana, un prelado «que favorezca la cohesión diocesana, facilite nuestra comunión con otras iglesias locales y, con el Papa, trabaje por la paz», según sus palabras en el documento que presentó en octubre en su último curso pastoral.
Recelos
La llegada de Munilla puede ser recibida, según se comentaba hace tiempo entre una parte del clero guipuzcoano, con la misma distancia que, según estas mismas voces, actuó el prelado durante su estancia en Zumarraga. «Si él actuó al margen de la diócesis y del obispo titular, le responderíamos de igual manera», vaticinaban cuando el nombre de Munilla comenzaba a sonar como posible sustituto de Uriarte.
El nuevo titular de la diócesis guipuzcoana ha sido elegido entre la terna de candidatos que el antiguo nuncio apostólico en España, el portugués Manuel Monteiro de Castro, presentó antes de despedirse el pasado 7 de septiembre. Junto a Munilla, aparecía entre otros el nombre del obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, pero el apoyo a Munilla de los cardenales Rouco Varela y Cañizares, presidente de la Conferencia Episcopal y anterior obispo de Toledo y peso pesado en el órgano ejecutivo de los obispos españoles, respectivamente, ha resultado definitivo.
Munilla, que al ser elegido obispo de Palencia se convirtió en el prelado más joven de España, ha generado mucha controversia con muchos de los artículos que ha escrito y comentarios que ha realizado en diversos medios de comunicación.
Esas opiniones han suscitado respuestas críticas por parte de diversas personalidades de la clase política vasca, que no ven con buenos ojos su llegada a la diócesis guipuzcoana. El diputado general del territorio, Markel Olano, ya opinó hace unos días, ante la previsible designación, que la titularidad de Munilla sería «muy negativa» para la Iglesia guipuzcoana. En su condición de cristiano, el máximo responsable del ente foral, aseguró que una «amplísima mayoría de los creyentes» de este territorio acogen la noticia con una «hondísima preocupación».
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