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Desembarco de una de las primeras unidades del Talgo en el puerto de Pasajes.
El Talgo, un tren de lo más chic
SAN SEBASTIÁN

El Talgo, un tren de lo más chic

JAVIER SADA

Miércoles, 25 de noviembre 2009, 04:28

Amanecía en Pasajes hace hoy sesenta años cuando el barco hizo su entrada por la bocana del puerto, llevando en sus bodegas una carga que había despertado gran interés entre todo el personal. A pesar de la lluvia que caía sobre las instalaciones portuarias, no fueron pocos los curiosos que se acercaron para presenciar los trabajos de descarga.

El que lloviera no era noticia. De hecho se esperaba que así ocurriera. Una jornada de buen tiempo hubiera roto el pronóstico: 'Rain Maker' o 'Hace la lluvia'. De esta guisa habían bautizado los norteamericanos al Tren Articulado Ligero Goicoechea-Oriol (Talgo) que ahora llegaba a Pasajes «porque en cuanto hacían una prueba con el revolucionario vehículo el cielo se encapotaba y comenzaba a llover».

El barco salió lloviendo de Wilmington, llegó a Bilbao, donde se desembarcaron las tres locomotoras, entre fuertes aguaceros y el atraque en Pasajes no modificó la climatología: seguía lloviendo. «El Talgo no quiere desmentir la naturaleza de su origen vasco y siempre lleva al sirimiri consigo», se escribía en EL DIARIO VASCO tal día como el de hoy.

En lo sucesivo la fabricación del Talgo sería nacional pero, de momento, las primeras unidades llegaban desde los Estados Unidos y el propio Antonio Oriol, hijo del financiero del tren, junto al ingeniero que intervino en la construcción, señor Toral, controlaron las operaciones de subir y bajar las plataformas sobre las que se habían depositado los vagones del preciado invento.

Porque la Junta de Obras del Puerto y la Compañía de Vagones Cubas habían dado tales facilidades para las maniobras y almacenaje de los trenes, incluso «prestando por el tiempo que haga falta depósitos con raíles» que no se había dudado el elegir Pasajes como puerto de descarga. La amplitud de este puerto y sus muelles indujeron al ingeniero Toral para tomar la decisión, ya que todo estaba preparado para hacerlo en Bilbao.

¡Y allí estaban todos! La prensa internacional, personalidades de toda índole, aunque faltó, por el fallecimiento de un familiar, Mac Weigh, el director técnico que trabajó durante los cinco años que duró la construcción.

El Talgo, «realizado con gran fe religiosa y patriótica», nadie lo duda, «estará tan de moda como el y será lo más chic viajar en este cómodo tren. Y en el primer viaje lo montará la mejor sociedad como si se tratara del estreno de una ópera.

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