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MIKEL G. GURPEGUI
Viernes, 27 de noviembre 2009, 03:42
«Si algo define a Pablo Pérez-Mínguez es su sentido del juego y su optimismo. 'No seas mediocre, sé optimista', es una de sus frases preferidas. Aunque sus fotografías han cambiado mucho a lo largo de los años, todas mantienen ese toque vital y festivo».
Así lo explica Carlos Serrano, comisario de la exposición 'Detalles invisibles', que desde ayer repasa la obra de Pérez-Mínguez (Madrid, 1946) a través de 61 fotografías en el centro cultural Okendo de Donostia.
El fotógrafo, que no ha podido venir para la inauguración de la muestra, suele contar que de niño le fascinaba que su padre sacase la cámara fotográfica en cada celebración familiar. El Pablo Pérez-Mínguez niño asoció la cámara a la fiesta, y de alguna forma pensó que si iba por el mundo con una cámara encima su vida sería festiva. «Soy un profesional de la fiesta. Mis fotos son una fiesta. Mis textos son una fiesta. Mi vida es una fiesta ... ( para eso soy fotógrafo!)», ha escrito Pérez-Mínguez, que nunca ha dejado de llevar la cámara colgando.
También Ouka Leele
El fotógrafo madrileño, que debe su popularidad a los retratos que en los años 80 tomó a los artistas de la movida, fue designado Premio Nacional de Fotografía en 2006. El Ministerio de Cultura montó a raíz del galardón una exposición antológica que inicialmente contaba con 111 fotos y que después ha itinerado con diversos formatos. En su versión donostiarra, 'Detalles invisibles' cuenta con 61 imágenes.
Por cierto, que la jefa del Área de Exposiciones del Ministerio de Cultura, Elena Cortés, adelantó ayer en Okendo que en julio también llegará a San Sebastián la exposición itinerante 'Inédita', producida por el Ministerio sobre Ouka Leele, también vinculada a la movida madrileña y Premio Nacional de Fotografía en 2005, un año antes que Pérez-Mínguez.
Instrumento de creación
La exposición 'Detalle sinvisibles', que permanecerá abierta hasta el 30 de enero, muestra varias facetas distintas del madrileño en los últimos cuarenta años. Pueden verse algunas de sus primeras instantáneas en blanco y negro, entre ellas 'Cecilia camuflada', un retrato de la fallecida cantante tapándose los ojos.
Llegan después obras con tintes surrealistas realizadas en los años 70 para la revista 'Nueva Lente', fundada por él. Como explica el comisario Carlos Serrano, «entonces se llevaba la fotografía como testimonio e insistíamos en que no era sólo testigo de la realidad, sino que también era un instrumento de creación».
En los 80 se convirtió en el fotógrafo de la movida madrileña, como atestiguan algunas de las imágenes de la exposición. Alaska, Pedro Almodóvar (en el concierto de Rockola de la nochevieja de 1984) o Radio Futura pasaron ante su objetivo, al igual que Alejandro Sanz o Joaquín Sabina (aquellas fotos como boxeador del disco 'Dímelo en la calle').
La muestra también descubre a un fotógrafo místico y kitsch, y a otro atento al detalle callejero en cualquier parte del mundo. Las mil caras de un vitalista.
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