La mayoría del clero de Gipuzkoa rechaza la designación de Munilla

El clero guipuzcoano se rebela contra Munilla. El 77% de los párrocos de la diócesis expresa su «dolor y profunda inquietud» por la elección de José Ignacio Munilla como nuevo obispo de San Sebastián. «En modo alguno es la persona idónea para desempeñar el cargo», afirman en un comunicado, firmado por 131 párrocos, sacerdotes diocesanos y religiosos de Gipuzkoa.

Para la mayoría de la clerecía guipuzcoana, el nombramiento de Munilla, cuya toma de posesión se producirá el próximo 9 de enero, es «una clara desautorización a la vida eclesial» que ha llevado la diócesis guipuzcoana en los últimos años y consideran que con ella sólo se busca «variar» el rumbo que ha caracterizado a la diócesis, con una «línea pastoral y estilo eclesial» en «fidelidad al espíritu del Concilio Vaticano II» y a la dirección de los anteriores obispos.

La doctrina y el discurso político que ha diferenciado a la diócesis de este territorio choca con la postura más conservadora de la Conferencia Episcopal española, en la que se enmarca al nuevo obispo. Su trayectoria, conocida para el clero guipuzcoano por su paso por la parroquia de El Salvador de Zumarraga y por sus numerosas intervenciones públicas, ha dejado claro, según aseguran los sacerdotes en el manifiesto, su «desafección y falta de comunión con las líneas diocesanas» de Gipuzkoa, hecho por el que rechazan su elección como máximo responsable de su devenir pastoral.

En el texto, los firmantes, entre los que se cuentan 11 de los 14 arciprestes y 85 de los 110 párrocos de Gipuzkoa, muestran su «disconformidad y desaprobación con la intencionalidad y procedimiento» seguido en el nombramiento de Munilla, y «lamentan y deploran» que en una cuestión «tan trascendental» no se haya respetado «el sentir de nuestra Iglesia diocesana».

«Coherencia»

Los recelos con los que fue acogida la designación del nuevo obispo, el pasado mes de noviembre, han quedado evidenciados ahora en una declaración abierta del clero, en la que los sacerdotes aseguran que seguirán «caminando en coherencia» con la línea pastoral que ha guiado a la Iglesia guipuzcoana hasta ahora. Y así se lo comunican a las comunidades cristianas. «Desde la fidelidad al evangelio de Jesucristo, nuestro amor a la iglesia y el servicio a nuestro pueblo», los párrocos mantienen su «voluntad y compromiso» de continuar en la senda por la que han trabajado José María Setién y Juan María Uriarte durante los últimos años. «Estamos convencidos de que no nos va a faltar el aliento del Espíritu ni la colaboración» de los creyentes, sostienen.

Esta declaración de intenciones augura una fría bienvenida a Munilla, que ayer prefirió no pronunciarse ante la explícita oposición de su nueva parroquia. Éste, no es precisamente el escenario que ha querido dejar Uriarte tras su marcha.

En su mensaje de despedida abogó por que el nuevo obispo trabajara en favor de la unidad de la Iglesia guipuzcoana, cometido que se presenta por el momento bastante complicado. «Nunca es fácil en ningún rincón del mundo la comunión de todos con el obispo», reconocía Uriarte el pasado 21 de noviembre, al tiempo que instaba a la diócesis a reconocer a Munilla «como legítimo pastor» de Gipuzkoa.

Además de con el clero y con feligreses, el recién designado obispo tendrá que lidiar con algunos partidos y dirigentes políticos, que ya mostraron su disconformidad con la elección realizada por el Papa Benedicto XVI. «Es una estrategia para despersonalizar y desarraigar» la Iglesia vasca, señalaron desde el PNV. «Es muy negativo para la Iglesia de Gipuzkoa», indicó el diputado general, Markel Olano.