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CRISTINA TURRAU
Domingo, 27 de diciembre 2009, 03:28
Un día de febrero de 2004 sonó el teléfono de Margarita Martín, directora del Centro Meteorológico del País Vasco, con sede en el barrio de Intxaurrondo de Donostia. Llamaba uno de los técnicos que trabajan en el Observatorio de Igeldo anotando registros meteorológicos:
-Tenemos un material antiguo en un armario que se está estropeando. Eres la jefa de estudios y eres nueva aquí. Tal vez te interese revisarlo.
Margarita Martín subió esa misma mañana al Observatorio. El archivo se había guardado en cajas en un armario exterior situado en la fachada oeste de la torre, la más húmeda. Bajo un montón de papeles sobrantes aparecieron las primeras cajas. Y dentro de ellas, el material ennegrecido que empezaba a dañarse. «Me quedé a cuadros», recuerda la directora. «Fue como si encontraras un Goya bajo un montón de basura. Allí había un material valiosísmo sin catalogar, anterior a 1938, que no había interesado a nadie».
Las cajas se bajaron a la sede de Intxaurrondo y los tesoros continuaron apareciendo. Entre ellos, mapas en color ocre de predicciones meteorológicas de 1936 y 1937. «No tenía ni idea de que pudieran existir. Puede que sea la única colección que se conserve en España. De quedar alguna, sólo puede estar en el Servei Meteorològic de Catalunya, porque la de Madrid se perdió en los años 50». Entre los mapas apareció el del parte meteorológico del 17 de julio de 1936: para el día 18 se anunciaba en Gipuzkoa cielo nuboso y galerna moderada.
En aquellas cajas había además catálogos de aparatos de meteorología de la época. «Son muy importantes porque nos permiten saber cómo medían los aparatos antiguos y poder realizar comparaciones certeras con los resultados de los aparatos de ahora». También aparecieron instrucciones sobre el modo de realizar observaciones meteorológicas. «Se hacían del mismo modo a como se efectúan ahora», atestigua satisfecha.
Vanguardia meteorológica
Entre el material desembalado se encontró correspondencia de 1927 a 1936 y datos de sondeos aerológicos, una técnica muy innovadora en la época. Aparecieron también partes meteorológicos realizados por barcos de la flota que recorría el Cantábrico, la mayoría de La Pysbe. «En 1931 la compañía tenía capital vasco y sede en Pasaia», recuerda Martín. «En el momento de la guerra pasó a estar dominada por capital británico y colaboró con Franco de forma encubierta, como el Gobierno británico».
También se encontraron placas de cristal -los antiguos clichés- de fotografías realizadas a los aparatos que se compraban. «Eran los más modernos del mercado», explica la directora. «Se demuestra que el Observatorio estuvo en la vanguardia de la meteorología europea». Las placas podrían ser de 1928, «la fecha del boletín oficial de la Diputación en que aparecieron envueltas».
El material se ha mandado a restaurar a una empresa especializada de Vizcaya y ha sido digitalizado. Gracias a estos trabajos se ha podido poner a disposición de historiadores de la Universidad de Deusto en San Sebastián, que el próximo trimestre tienen previsto presentar un libro sobre los cien años de historia del Observatorio de Igeldo. «Tenemos el material perfecto para alguien que quiera realizar una tesis sobre historia de la meteorología», asegura la directora.
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