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JUANMA VELASCO
Miércoles, 6 de enero 2010, 10:01
La sombra de la crisis económica no hace distinciones. Los más desfavorecidos ven como su situación de exclusión social se enquista y empeora. Pero no se detiene ahí. Hogares que hasta hace pocos meses vivían una situación relativamente tranquila ahora se ven con el agua al cuello. Y esto ocurre también en Gipuzkoa. Son familias que se han quedado sin trabajo, han agotado la prestación de desempleo y no pueden hacer frente al pago de la hipoteca porque es muy elevada. La vivienda está en juego.
En determinados hogares la situación es insostenible. «Hemos constatado casos en los que no sólo se ha perdido una vivienda. Se han perdido hasta dos porque quien hacía de avalista también la tenía comprometida. El problema es preocupante», afirma Joserra Trebiño, delegado episcopal de Cáritas Gipuzkoa.
En la organización han detectado esta necesidad en un perfil de guipuzcoanos muy concreto. «Parejas jóvenes, de aquí, que tienen que hacer frente a las hipotecas y a los créditos. En algunos casos, a veces se quedan sin poder acceder a las ayudas sociales porque sí tienen ingresos. Uno de los dos ha perdido el empleo pero el otro trabaja y, aunque tenga un salario mileurista, no entra en los baremos para recibir esas ayudas y sin embargo tiene la hipoteca pendiente cada mes», añade.
Pensando en estas situaciones, Cáritas ha creado un fondo de 500.000 euros destinado a familias con dificultades para hacer frente al préstamo hipotecario. «El destinatario son las familias que realmente tienen en peligro su vivienda por no poder hacer frente al pago de créditos porque no tienen recursos», señala.
Según explica Trebiño, «es gente que hasta ahora llevaba vida normalizada. Es una situación nueva, de parejas y familias que en su momento, con una situación de trabajo garantizado, asumieron la compra de una vivienda y luego se han visto con la dificultad de hacer frente a la hipoteca».
En muchos casos, para estas parejas será «la primera vez» en su vida que acudan a un despacho de Cáritas en busca de ayuda. «No estamos hablando de gente con vida marginal. Son parejas jóvenes que se han comprado una vivienda con toda su ilusión, que no tienen patrimonio o colchón familiar y que se encuentran en esta situación al perder el empleo», asegura el delegado episcopal, que reconoce que en estos momentos muchos padres están auxiliando de «manera notoria» a sus hijos. «Pero hay casos en los que no existe este colchón», reitera Trebiño.
Asesoramiento
La nueva ayuda creada por Cáritas este año se surte con fondos propios de la organización diocesana, provenientes de las donaciones que recibe. El programa está activo desde el 31 de diciembre y ya se han comenzado a recibir las primeras llamadas. «No tenemos datos de cuántas familias pueden encontrarse en esta situación en Gipuzkoa, aunque sabemos que hay hogares en esta tesitura y es algo que no va a menos porque está vinculado al paro. En Gipuzkoa ya tenemos 40.000 desempleados. Este año, además, aunque se habla de reactivación de la economía, todos los indicadores coinciden en que el paro va a seguir aumentando», explica.
La ayuda de Cáritas quiere ser «un gesto» para mitigar el problema. «Queremos que tenga carácter ejemplar, en el sentido de invitar a entidades bancarias, a la administración y a la sociedad en general a no estar pasiva y ser sensible a estas situaciones», añade Trebiño.
La subvención se concreta en un máximo de hasta 500 euros mensuales por hogar durante tres meses. Cada caso se estudiará de forma individualizada para comprobar realmente la situación de cada familia.
Antes de ofrecer la ayuda se ofrecerá asesoramiento con el que explorar diferentes posibilidades para ayudar a los hogares en apuros. «La familia puede ayudar, a veces hay posibilidades de aplazar el pago de la hipoteca, de fragmentarla...» Si no hay soluciones, se ofrece la ayuda.
Desde Cáritas quieren poner el acento en la necesidad de esta ayuda «sobre todo desde el punto de vista de la prevención porque perder empleo y vivienda a la vez supone una situación de pobreza severa y de riesgo de exclusión social». Y recuerdan: «Es una situación a la que puede llegar a cualquier familia. El problema de otros es problema de todos».
Ayuda al alquiler
El fondo creado se une al esfuerzo diario que Cáritas realiza para ayuda al pago del alquiler de la vivienda. Actualmente, el 70% de todas las ayudas directas que proporciona Cáritas van destinadas a la vivienda. El resto se destina a la subsistencia para llegar a fin de mes.
«Damos ayudas para pagar el alquiler a la gente más necesitada que no puede acceder a la compra de un piso. Son gentes con rentas pequeñas, inmigrantes... Va dirigida a una pobreza más estructural, casi de exclusión social», recuerda el delegado episcopal.
A veces, la ayuda se destina a un inmigrante que simplemente quiere alquilar una única habitación. «Hay gente que no puede hacer frente a todo un piso». En Cáritas cuentan con unos baremos y conforme a ellos ayudan a pagar el alquiler.
«Es importante porque si no hay techo, no hay arraigo, ni padrón y con el empadronamiento se accede a las ayudas sociales. Es una cadena», sentencia Trebiño.
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