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ALBERTO MOYANO
Sábado, 16 de enero 2010, 04:04
Colaboración en lugar de competencia con las otras dieciséis ciudades candidatas, numerosos actos dirigidos a públicos específicos y una programación en proceso de elaboración a cargo de la participación ciudadana son algunas de la características del contenido cultural que la candidatura Donostia 2016 deberá encajar en una veintena de folios en el plazo de un mes. La expresión «más jazz que sinfonía», entendida como algo abierto y no sujeto a una partitura, resume este trabajo cuyos responsables se defienden de los reproches de falta de concreción, invitando a quien los formule a participar. «Si aún no hay nada concreto es porque la programación está abierta a que vengas con tu propuesta», es el mensaje que lanza el equipo que está elaborando el programa.
El punto de partida es una ingente masa de información y propuestas, resultado de los talleres que el equipo ha mantenido durante el pasado diciembre con cerca de setenta personas de diferentes ámbitos de la cultura, siempre en torno a los temas centrales: la cultura de paz y educación en valores, la ciudad de las palabras y la eurociudad atlántica. De cada uno de estos ejes, colgarán dos o tres proyectos potentes.
Batería de propuestas
Cadenas humanas, intervenciones urbanas, víctimas que harán suyas en primera persona las vivencias de otras víctimas, códigos de buenas conductas, programas de educación para la ciudadanía en centros penitenciarios o psiquiátricos a cargo de equipos multidisciplinares, encuentros interreligiosos, world-cafés en barrios, acontecimientos-sorpresa o proyectos de Memoria 2.0 como fue la exposición 'Egiatik' de Tabakalera son algunas de las ideas en torno a las cuales trabajan el responsable del programa cultural de la candidatura, Santi Eraso, y la coordinadora gerente de la oficina Donostia 2016, Eva Salaberria. ¿Algún tema tabú? La respuesta es rotunda: «No. Nunca ha habido ninguna interferencia política impositiva. Lo que sí ha habido desde la instituciones son algunas propuestas que se han incorporado porque aportan algo al programa».
«La gente quiere volver a repensar la ciudad y replantear otras cartografías. Es verdad que San Sebastián es magnífica y estupenda, pero por qué no utilizar la Capitalidad para hacerlo», asegura Eraso, pero ese impulso, ¿es generalizado o responde únicamente al deseo de una elite? «No son elites. Desde mi experiencia en Participación Ciudadana, puedo decir que estas actitudes a favor del cambio y de repensar la ciudad surgen en los barrios en cuanto propones el tema. Quizás no sean una mayoría, pero tampoco elites», sostiene Salaberria. «Es el eterno debate entre la complacencia y el deseo de transformación». En opinión de la directora de la Oficina, «el proyecto resulta atractivo para la gente que o bien cuestiona la ciudad o bien cree que puede mejorar». «Se resumiría -zanja Eraso- en la idea de que 'pelota, sí, pero también skate y surf'».
Un concepto que aparece constantemente, según coinciden en destacar Eraso y Salaberria, en los relatos y propuestas formulados por los participantes en los talleres es el que refleja el prefijo 'trans': «Transmunicipal, transfronterizo, transgenérico, transgeneracional, transversal... Nuestra candidatura es la de una capitalidad trans», afirma el responsable del programa cultural.
Fruto de las recomendaciones que los invitados de la Oficina de la Capitalidad han formulado en los últimos meses, Donostia 2016 ha decidido acentuar las características propias del territorio frente a otras más genéricas, como la creatividad, «que las va a asumir todo el mundo. Igual que Córdoba va a defender el patrimonio histórico y la herencia andalusí, ¿qué tenemos nosotros de específico? Pues un problema bien gordo: que ETA sigue matando y que mucha gente amenazada vive una situación inaceptable. Frente a esto, vamos a defender una Europa de paz y de Derechos Humanos. Además, está el euskera, algo que no tiene nadie, entendido como una parte de la diversidad. Y finalmente, nuestra situación geográfica como zona de tránsito», apunta Santi Eraso.
En opinión de los responsables de Donostia 2016, tan importante como el resultado es el proceso. «Lo es para nosotros y creemos que también para el jurado. Por eso, lo incorporamos al relato que entregará la candidatura». Salaberria insiste en que la candidatura es algo que funciona ya y ofrece resultados. Y pone un ejemplo: la posible capitalidad donostiarra en marzo de una iniciativa planteada por una asociación internacional con sede en Biarritz en torno a la conservación del litoral.
«Queremos transmitir a la gente la idea de que las cosas todavía no están hechas y que para acabarlas necesitamos su participación. No es una programación que ya hay, sino un espacio abierto en el que las personas pueden venir y acabarla con nosotros. No está sin terminar porque no sepamos hacerlo, sino porque queremos hacerlo con la gente. De lo contrario, nos limitaríamos a programar», recalca Salaberria, que remite a la web de la candidatura www.sansebastian2016.eu/web. «Nosotros no queremos competir con el resto de las ciudades o, al menos, no sólo; lo que queremos es colaborar o compartir». El documento, cuyas veinte primeras páginas serán tan cruciales como en cualquier novela a la hora de animar a proseguir la lectura, se presentará a finales de este mes al Ayuntamiento para que dé su visto bueno. Para marzo deberá estar editado y listo para su traducción. En junio se entregará a las autoridades europeas cuya comisión se reunirá, ya en septiembre, para tomar una decisión.
La 'competencia'
Los responsables de la Oficina, en la que también trabajan Ricardo Antón y Manu Egaña, tienen claro que en primer término, Donostia 2016 compite con Santander, Pamplona, Burgos y el eje Gijón-Oviedo-Avilés, por cuanto el primer corte -sospechan- tendrá carácter geográfico. Al igual que San Sebastián, todas ellas se sitúan en el eje atlántico, pero sólo Donostia puede exhibir la condición de vado fronterizo.
«Nos han aconsejado que no pongamos todas nuestras cartas sobre la mesa en este primer corte, sino que nos guardemos algunas bazas», dice Salaberria, quien recuerda también que, además de elaborar programaciones y demás, buena parte del trabajo de las oficinas de las ciudades candidatas se concentra también en mirar de reojo qué es lo que propone cada una de las rivales. De ahí, también, la discreción.
En todo caso, el resultado de todo este trabajo quedará plasmado en los veinte primeros folios de un total de setenta u ochenta que tendrá el informe final, en el que también se explicarán las razones que han animado a San Sebastián a presentarse, sus apoyos institucionales y cuál será la estructura que se organizará si finalmente resulta ser la ciudad elegida.
En cuanto a las posibilidades de pasar el primer corte, «muy mal tendríamos que hacerlo para no estar en la final -asegura Eraso- con una candidatura que está apostando por los Derechos Humanos en el contexto vasco, por la diversidad cultural y lingüística en una España plural». De hecho, los asesores con los que trabaja la Oficina sostienen que la amplia complicidad institucional que ha suscitado la candidatura puede resultar determinante.
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