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Ramón se protege de la lluvia bajo los arcos de la plaza diseñada por Hercules Torrelli en 1722. :: Usoz
«La Consti es plaza Real. De fasto y fiesta»
CIUDADANOS

«La Consti es plaza Real. De fasto y fiesta»

Ramón Ayerza El arquitecto, el octoedro y el espacio para la izada

BEGOÑA DEL TESO

Sábado, 16 de enero 2010, 03:55

Charlamos con Ramón Ayerza, arquitecto municipal que fue en Errenteria, profesor de dibujo en la UPV y restaurador en compañía de su equipo de la Basílica de Santa María, el día del gran vendaval y las aguas tremendas. La foto se sacó también ese mediodía. Hablamos de corsarios, de Castaños, de Wellington, de visionarios como Ugartemendía. De las dobles ménsulas en pecho de paloma. De Robin Hood y de Torrelli. De Lisboa. De los libertadores que saquearon esta ciudad y la calcinaron. De un octoedro soñado. De murallas. Y de hombres libres.

-¿Es cierto?

-¿El qué?

-Que en Lo Viejo aún quedan restos del gran incendio provocado por las tropas hispano-anglo-lusas que supuestamente venían a liberarnos del yugo francés.

-Efectivamente. Hay un estrato en el subsuelo de la Parte Vieja de cenizas, carbonilla y restos calcinados que con el tiempo dará mucho que hablar, estudiar e investigar a los arqueólogos. Yo lo he visto. Bajo las piedras de un bar. Una capa bien gruesa, negra, ahumada. Parte de nuestra historia. ¿Por qué crees que arrasaron Donostia en 1813?

-No nos caían mal nuestros presuntos opresores franceses. Creo que incluso les habíamos propuesto convertirnos en república independiente bajo su amparo.

-No está mal la respuesta pero no olvides que Inglaterra también quiso darnos una lección porque nuestros corsarios se cebaban con los barcos británicos.

-Y luego yo diría que en Donostia los ejércitos inglés, portugués y español armaron el fin de fiesta de la Guerra de la Independencia.

-Mientras Castaños contemplaba el incendio desde Ayete y Wellington compraba rebaños en Goizueta para alimentar a sus tropas.

-Ardió toda la ciudad de madera.

-Justo. Fueron los edificios de buena piedra, San Vicente, el colegio de la plaza de la Trinidad que era de los jesuitas, Santa Teresa, los que detuvieron el fuego.

- Para entonces la plaza de la Constitución, dicha 'Plaza Nueva', ya era como la conocemos.

-Las plazas reales son una dotación, un regalo, barroco al urbanismo europeo. La plaza rectangular como representación del Estado, la Ciudadanía, el Poder. En la trama urbana del San Sebastián medieval existía una plazuela alargada donde están hoy las terrazas del Boulevard. Era el mercado. Pero no es hasta la época barroca cuando la ciudad se dota de una plaza dedicada a la fiesta y al fasto. Una plaza real. Como la de Salamanca, que fue la primera. Creada sobria y rectangular por Hércules Torrelli (después de, lógicamente, haber pagado a precio de oro la expropiacion de las huertas y casas existentes en ese lugar), serviría para recibir a los reyes y a los nobles que llegaban a San Sebastián. Y para correr y alancear toros. Para mirar y ser visto. Y en ella, por supuesto, se coloca la Casa Consistorial, convertido siglos después en Biblioteca Municipal.

- Tras el incendio de 1813 la ciudad se reconstruye. Ugartemendía, ingeniero militar, propone...

- Algo que de haberlo conseguido hubiera sido el asombro de Europa, casi tanto como la plaza Stanislas.

- ¿La de Nancy?, declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO? Dicen que es una de las más bellas del mundo.

- Y dicen bien. Ugartemendía intenta hacer una plaza octogonal. Increíble. Hermosísima. Los planos, que se conservan, de aquella manera, en San Telmo, impresionan. Pero claro, los donostiarras, como acostumbramos a hacer en cuanto alguien nos invita a romper con el marco incomparable, le dicen que ni se le ocurra, que deje las cosas tal como estaban. Le permiten, eso sí, que reorganice, acomode y rediseñe el trazado de las calles. Evitando por ejemplo, las revueltas y recovecos de la calle Poyuelo, lugar ideal para ser asaltado.

- Las calles de Lo Viejo no son paralelas pero casi.

- Justamente. Un trazado sobrio y muy correcto. Nos situamos ya en la época del neoclasicismo. Era un momento hermoso. Estábamos en la época de las Luces. Había cierta esperanza. Las casas de Lo Viejo no son todas iguales pero todas se parecen. Tienen un repertorio plástico compartido, unas dimensiones que se respetan. Mira esos edificios y descubrirás, por ejemplo, sus dobles ménsulas (perfilado de diversas molduras que sirve para sostener algo) en pecho de paloma.

- Pensándolo bien, no hay muchas más plazas en esta ciudad.

- Cierto. La del Buen Pastor no nos sirve. Es enrevesada. La plaza por excelencia es ésta. La real. La de la Consti. Aquí vivimos la fiesta. Esta y no otra dibujan todos los años los estudiantes de Arquitectura.

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