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JORGE SAINZ jordisainz@diariovasco.com
Domingo, 17 de enero 2010, 10:46
El trabajo se acumula en las oficinas de la enorme sede de Sabin Etxea. Reuniones y análisis ocupan la jornada de Iñigo Urkullu (Alonsotegi, 1961). Al igual que el lehendakari Patxi López, el PNV prepara también sus iniciativas para 2010. Apuesta por una oposición constructiva que no le impide valorar con dureza la trayectoria del Gobierno Vasco socialista.
- ¿Cómo valora el acto y las iniciativas presentadas por el lehendakari estos días?
- Me parece un signo de debilidad en sí mismo. Que ocho meses después de constituido el gobierno tenga que reunir a los altos cargos para explicarles algunas líneas de actuación y alentarles en su trabajo, me parece fuera de lugar e incluso ridiculizable. Han pretendido utilizar un recurso de improvisación para visualizar que algo están haciendo tras su constatación de que tienen dificultades para comunicar su gestión. Está vacío de contenido.
- Patxi López ofreció un «contrato social» a los vascos para implicarles en la vida pública.
- El Gobierno Vasco actual sigue la estela del gobierno anterior en los grandes temas de desarrollo económico y social. El PNV ya viene hablando del contrato social desde hace un par de años, desde el modelo del proceso Think Gaur Euskadi 2020.
- El Gobierno Vasco aduce que Euskadi ha estado muchos años sumida en un debate identitario y que viene ahora a resolver los problemas reales de los vascos.
- Durante treinta años se ha evidenciado que gracias a los gobiernos liderados por el PNV, la Comunidad Autónoma Vasca ha llegado a los niveles de desarrollo económico y social que hacen que tengamos una situación comparativamente mucho mejor respecto al conjunto del Estado español, incluso en tiempos de crisis. Quien tiene una política basada en el aspecto identitario es el Gobierno actual. Sus hitos han sido la elección de una presidenta del Parlamento Vasco que no es bilingüe, que su primer acto tras ser investido fuera en Madrid, o la política de símbolos como el día de la Hispanidad o de la Constitución, entre otras cosas.
- ¿Necesita Osakidetza una profunda reforma como defienden los socialistas?
- Es un aspecto que en la campaña electoral lo esgrimimos. El lehendakari no lo puede vender como una iniciativa suya ni como algo contradictorio a lo que hasta ahora se había hecho.
- Parece que Patxi López ha querido tomar impulso para consolidarse en el liderazgo de Euskadi. ¿Usted le ve como líder?
- No, en absoluto, le veo como delegado del Gobierno español y del PSOE, apoyado en los votos del PP e intentando erigirse en la centralidad arrogándose para sí la autoría de acuerdos impulsados y promovidos por el PNV.
«El PP condiciona al PSE»
- ¿Qué Euskadi pronostica que habrá dentro de cuatro años, cuando acabe la legislatura?
- El Gobierno Vasco, iniciativa que intenta poner encima de la mesa, iniciativa que es necesariamente corregida a las 24 horas por el PP en función de si le gusta, como la pretensión del pasado mes de octubre de reformar el marco del autogobierno, que López tuvo que meter en el cajón. Las bases del acuerdo del cambio de PSE y PP condicionarán a los socialistas durante toda la legislatura mientras le interese al PP.
- Me refería a si creen que va a haber esos «destrozos» de los que habla el PNV.
- Espero que no porque aspiro a que el PNV siga liderando la sociedad y nuestro compromiso desde las instituciones es defender lo construido hasta ahora y preservarlo ante cualquier tentativa de laminación del autogobierno vasco.
- ¿Cree que Patxi López está siendo el peor lehendakari de la historia?
- Sí, evidentemente. Hemos tenido hasta ahora cinco lehendakaris: Agirre, Leizaola, Garaikoetxea, Ardanza e Ibarretxe. El desarrollo de Euskadi hasta ahora evidencia que en los primeros ocho meses del mandato de cada uno de ellos nunca se ha vivido una situación como la que se está viviendo de improvisación, de indefinición y de dependencia de Madrid o del PP.
- ¿Le parece normal que entre el lehendakari y el presidente del partido mayoritario haya una relación tan poco fluida y tan pocas reuniones?
- No es normal, pero no soy yo quien tiene la responsabilidad. Soy el presidente del partido más votado pero se me ha desplazado de la responsabilidad del Gobierno por un pacto entre el PSE y el PP. Entiendo que la responsabilidad, emanada del Parlamento Vasco, que no de los votos de la ciudadanía, le compete a quien pretende dar la imagen de ser el que lidera el país. Yo me he ofrecido permanentemente a tratar de las cuestiones que haya querido cuando haya querido.
- ¿Le ha llamado ya López? ¿Han concertado una cita?
- No, aunque se ha referido a esta cuestión en una entrevista pública, lo cual me llama la atención. Ha tardado cinco días en dar el primer paso. Todavía no se ha concretado en la agenda la reunión, pero yo he mostrado mi disposición desde el segundo cero y estoy a la espera de concretar la agenda.
- Entiendo que no le ha llamado personalmente.
- No.
- ¿No fue perjudicial y contradictorio con la defensa de los intereses de Euskadi que se retrasara el traspaso de las políticas de empleo, como ha ocurrido tras la negociación entre el PNV y Zapatero?
- Al contrario. Llevamos treinta años de retraso. No es que se haya retrasado ahora. Y no es el PNV quien ha puesto ningún veto. Lo que ha ocurrido es que el lehendakari López anunció un preacuerdo sin saber el contenido. Y cuando ha habido que trabajar el contenido se ha visto que, incluso desde la posición del propio PSE, era imposible ejecutar esa transferencia antes del 31 de diciembre. No queremos mercancía averiada.
- ¿Es posible para el PNV llegar a acuerdos con el PSE mientras mantenga al PP como socio preferente?
- Voy a ser consecuente con la responsabilidad de ser el partido más votado y que gobierna las diputaciones generales y la mayoría de ayuntamientos. Es posible porque la política es intentar dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos. Esto no es un handicap para el PNV pero sí un problema para el PSE, que es quien tiene un socio preferente que es el PP.
- Desde el PSE se han oído algunas voces que ven más factible un acercamiento al PNV.
- Desconozco esto, pero ha sido el PP quien les ha advertido de que no escupa la mano que le da de comer. El PSE se tiene que aclarar.
- ¿El paso a la oposición está haciendo al PNV perder el liderazgo del país?
- No lo creo. La capacidad de liderazgo no se resume en que, coyunturalmente, estemos desplazados geográficamente en el Parlamento. Se trabaja día a día en el contacto con los agentes sociales y económicos.
- ¿Cree que el PNV debe dar más 'caña' desde la oposición?
- En política hay unos principios, y somos consecuentes con ellos y con una práctica de 114 años de historia. Hay una fotografía institucional que es la que es. Y por mucho que las entrañas nos puedan llevar a determinados estados de ánimo y a hacer una política en base a las entrañas, hay que ser conscientes de la correlación de fuerzas y las oportunidades que podemos tener. La actitud del PNV es la de un partido que se sabe demandado por una importante parte de la sociedad como partido propositivo y constructivo; y que por más que nos pese la situación, tenemos que ofrecer a la sociedad vasca la garantía de avance y desarrollo.
- El PNV está trabajando en propuestas para este nuevo año y recientemente usted ha abogado por un nuevo acuerdo político para la construcción nacional. ¿En qué consiste?
- El modelo de Estado español autonómico que nació en la Transición ha quebrado y es necesaria una segunda Transición. La prueba son los problemas de encaje jurídico e institucional de dos comunidades que ya en 1850 se entendían como territorios con hechos diferenciales, Cataluña y los territorios vascos. Se habla de los debates identitarios. ¡Claro que hay un problema identitario!, el del reconocimiento de ese hecho diferencial. Eso sigue sin resolverse. Es necesaria una segunda Transición y un acuerdo político. Está en nuestra ponencia y era la pretensión del lehendakari Ibarretxe. Y es necesario un acuerdo político, que parta de aquí, en Euskadi, con el Estado español. La disposición al acuerdo es mirando tanto al ámbito nacionalista como constitucionalista.
- ¿Dónde queda aquí el derecho a decidir de los vascos?
- El derecho a decidir es una herramienta, no es el objetivo final. Es algo reivindicado desde el siglo pasado. La capacidad de que los vascos sean consultados tiene que tener carta de naturaleza en lo que es la práctica política en un régimen democrático.
- ¿Todo esto no es rescatar el plan Ibarretxe pero vestido de una forma más amable?
- No. Es ser coherente con el acervo del PNV: la no renuncia a sus principios y su propósito de construir una nación. Son unos ejes de solución al problema vasco que tiene dos siglos de existencia. Hablamos del ejercicio de la identidad, la relación entre territorios, la bilateralidad de garantías de lo que es el ejercicio de un acuerdo y el encaje de Euskadi en el contexto institucional internacional. Esto no es plan Ibarretxe, está en el acervo del PNV. Nos fijamos en la necesidad de lo pequeño para la diversidad dentro de la globalización política, intentando superar criterios esencialistas.
- Se habló mucho de la reaparición de Ibarretxe criticando al actual lehendakari. ¿Fue una estrategia de partido?
- Fue una cosa personal de él.
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