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CARMEN BARREIRO
Domingo, 31 de enero 2010, 04:49
«No se puede cambiar el rumbo de un petrolero de un día para el otro». Rafael Bengoa asumió el cargo de consejero de Sanidad hace casi nueve meses con la intención de «dar un vuelco» a un sistema de salud que, en sus propias palabras, «no es capaz de dar respuesta a las nuevas necesidades de los usuarios». El Gobierno Vasco prepara una reforma que supone «un giro radical» al plantear «una nueva forma de gestionar» la red pública, cuyo modelo se ha quedado «estancado».
«Tenemos un servicio construido con una lógica de los 60. No podemos mantener tal cual una estructura diseñada básicamente para resolver complicaciones agudas, como los infartos de miocardio, cuando ha cambiado brutalmente el tipo de necesidades de los pacientes», explica Bengoa. Los ciudadanos viven más años gracias al control de las enfermedades infecciosas, pero durante largo tiempo llevan a cuestas dolencias de todo tipo -artritis, diabetes, hipertensión, depresiones...- que requieren una red asistencial adaptada a esa nueva realidad, señala el consejero. El cambio «gradual pero profundo» que prepara su departamento, y que prevé culminar esta legislatura -finaliza en marzo de 2012-, pretende hacer frente a esa «gran epidemia» de la sociedad moderna: las patologías crónicas. Las personas que las sufren absorben ya siete de cada diez euros del gasto sanitario.
«La organización no cambia automáticamente hacia las nuevas necesidades. Tenemos que empujarla», subraya. Y ese empujón dependerá en parte de «la implicación de los profesionales y los usuarios». La reforma, cuyas líneas maestras ha adelantado Bengoa a DV y que ha sido asumida como una prioridad por el lehendakari, Patxi López, supondrá un «cambio cultural muy profundo» en todos los niveles.
Así, Osakidetza reforzará el control médico de sus usuarios a través de «programas de seguimiento individualizado» para «evitar la saturación del sistema» y prevenir graves dolencias. Además, facilitará a los pacientes la consulta con médicos a través de un servicio telefónico permanente e instalará equipos avanzados en domicilios para seguir la evolución de los enfermos. Los crónicos «van a vivir más y mejor porque estarán perfectamente controlados en función de su riesgo, tendrán capacidad para gestionar su dolencia y utilizarán las nuevas tecnologías para conectarse con los profesionales», apunta Bengoa.
Mayor control sanitario
Un gran banco de datos con todos los pacientes
La reforma va encaminada a promover un modelo asistencial que permita «un mejor seguimiento de los pacientes», especialmente de los crónicos. De ahí que una de las medidas en las que ya está trabajando el Gobierno sea la creación de una especie de gran banco de datos para clasificar a los pacientes de Osakidetza en función de sus necesidades sanitarias. Es lo que técnicamente se conoce como estratificación de riesgo. Ocho de cada diez consultas realizadas en ambulatorios y el 60% de los ingresos hospitalarios corresponden ya a personas que padecen patologías como asma, diabetes e hipertensión.
«Si tenemos a los usuarios bien controlados, podremos hacer un seguimiento exhaustivo de sus patologías con un doble objetivo: mejorar su calidad de vida y rebajar la presión asistencial», señala el consejero. El Servicio Vasco de Salud agrupará a los ciudadanos según sus riesgos para poder «incidir en las personas que más lo necesiten» a través de programas de prevención específicos. «Se da la circunstancia de que hay enfermos que van demasiado al médico cuando podrían ser tratados desde casa y otros que no van nunca y deberían hacerlo», explica Bengoa.
Los vascos son los pacientes que más van al centro de salud de los treinta países más desarrollados del mundo. Hacen una media de diez visitas al año, cuatro veces más que los suecos o los ingleses. Esta herramienta permitirá tener una radiografía exacta de la realidad sanitaria de la comunidad para poder «apuntar en la dirección adecuada». «El sistema girará en torno a las necesidades del usuario y no al revés», enfatiza el consejero.
Medicina preventiva
Programas específicos para cada grupo de riesgo
Osakidetza intensificará las campañas preventivas de control para mejorar la salud de los pacientes «en todos los niveles». Además de los programas de detección precoz del cáncer de mama y de colon, que ya están en marcha, vigilará estrechamente indicadores como el colesterol, la tensión o el azúcar, entre otros, para evitar que su empeoramiento degenere en cuadros agudos. Las autoridades sanitarias invitarán a los usuarios a hacerse revisiones cuando así lo aconseje el seguimiento de sus datos o, según los casos, alcancen determinada edad o haya transcurrido un cierto tiempo desde la última prueba. Se trata de adecuar a los adultos un mecanismo similar a la cartilla de vacunaciones de los niños, que «funciona bien», apunta el consejero.
La puesta en marcha de los llamados recuerdos preventivos será «progresiva». La clasificación de los pacientes en función de su riesgo permitirá seleccionar a los usuarios adecuados para cada programa. «A los mayores de 65 años, por ejemplo, les recordaremos que tienen que ponerse la vacuna neumocócica, mientras que a otros les diremos que se acuerden de vigilar el colesterol porque tienen antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares», explica Bengoa. Sanidad utilizará las nuevas tecnologías para ponerse en contacto con los pacientes. Además de las cartas convencionales, los avisos podrán llegar a través de mensajes de texto o correo electrónico. Un sistema de salud centrado en la atención a los enfermos con patologías incurables es capaz de rebajar los ingresos hospitalarios hasta un 13%.
Nuevas tecnologías
Los crónicos estarán telemonitorizados
Las nuevas tecnologías estarán muy presentes en la reforma sanitaria. Bengoa defiende fervientemente la necesidad de impulsar la teleasistencia para que el paciente crónico pueda ser cuidado en su propio domicilio. No obstante, se trata de una pretensión que se materializará a largo plazo. «Es un proyecto de legislatura», precisa el consejero. A su juicio, hay que «modernizar» el sistema en la medida en que «nos permite llevar a cabo programas más ambiciosos». Uno de ellos es el «seguimiento» de los enfermos con patologías incurables a través de la telemonitorización.
Los usuarios tendrán unos dispositivos electrónicos en sus domicilios que les mantendrán conectados a través de internet con el centro de salud. El equipo sanitario dispondrá de unas pantallas que registrarán todos los parámetros -colesterol, peso, tensión, azúcar...- para poder controlar la evolución de la patología y evitar que el paciente tenga que acudir al ambulatorio para hacerse las pruebas. El domicilio será el nuevo centro de atención en un plazo de «tres años». Osakidetza ha iniciado una prueba piloto con 300 pacientes crónicos alaveses diagnosticados de diabetes, insuficiencias cardíacas o respiratorias. Además de enviar los datos por correo electrónico, disponen de una cámara web para facilitar el seguimiento del enfermo por parte del equipo médico.
Centro de llamadas
Se podrá consultar al médico por teléfono
Uno de los «proyectos de calado» que los usuarios van a poder visualizar este año es el centro de atención telefónica o servicio multicanal, que supondrá «una nueva forma de relacionarse con el sistema sanitario». Los pacientes podrán realizar todo tipo de consultas a través de un número que el departamento habilitará para evitar que los pacientes se desplacen hasta el ambulatorio cada vez que tengan una duda con la medicación o quieran resolver una urgencia.
Las autoridades sanitarias copiarán el dispositivo puesto en marcha para la gripe A. El centro, ubicado en el municipio vizcaíno de Arrigorriaga, estará atendido por cuarenta profesionales sanitarios, «preparados» para atender todo tipo de situaciones clínicas. Lo que se pretende es que el paciente pueda acceder al sistema «a través del teléfono, el correo electrónico o cualquier otra plataforma multimedia». También puede darse el caso contrario: que sean los profesionales que atienden la llamada los que urjan a su interlocutor a acudir al hospital o a un ambulatorio si así lo aconseja el estado de salud que relatan.
Educación
Enfermos más responsables
El hecho de que la vivienda se convierta en el nuevo centro de salud obligará a los usuarios a hacerse más responsables de su enfermedad. «Nosotros les vamos a ayudar, pero tienen que aprender a manejar su patología», adelanta Bengoa. En este sentido, «la educación será básica. Aspiramos a que los pacientes se conviertan en personas expertas en su patología».
Funciones de la plantilla
Mayor protagonismo de la enfermería
La enfermería va a jugar un «papel fundamental» en la reforma. Tendrá un «mayor protagonismo» al ser la figura encargada de hacer el seguimiento de los pacientes crónicos. Sanidad ya está formando a profesionales para que atiendan a usuarios con patologías complejas. Son las llamadas enfermeras de enlace. «Tenemos que utilizar a los sanitarios de una forma más ambiciosa. El modelo clásico ya no vale. Cuando una persona está enferma no tiene que ser vista necesariamente por un médico», señala Bengoa. Esta fórmula ayudará a paliar la escasez de facultativos.
Listas de espera
Preferencia a Oncología y cardiovasculares
Los pacientes con dolencias más graves, como el cáncer o las patologías cardiovasculares, tendrán «preferencia» en las listas de espera. Osakidetza hará una «discriminación positiva» en función de las especialidades. Sanidad incidirá en la capacidad de resolución de los médicos de familia para tratar de reducir la demora en la atención médica por el lado de la demanda más que por el de la oferta.
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