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Los 47 días de pesadilla del 'Alakrana'
CUARTO ANIVERSARIO DEL ABORDAJE

Los 47 días de pesadilla del 'Alakrana'

El secuestro del atunero bermeano, con 36 marineros a bordo, generó una oleada de apoyo popular y obligó al Gobierno central a pagar un rescate para garantizar un desenlace feliz

SOLANGE VÁZQUEZ , BILBAO

Miércoles, 2 de octubre 2013, 11:35

Para los profanos en la materia, los peligros a los que se enfrentan los marineros en su trabajo siempre se refieren a temporales y tormentas. Pero el secuestro del atunero vasco 'Alakrana', hace hoy cuatro años, recordó a la mayor parte de la opinión pública que, en alta mar, los trabajadores de los pesqueros también se juegan la vida cada día por causas ajenas a la meteorología. Hoy se cumplen cuatro años del secuestro del barco a manos de un grupo de piratas somalíes cuando se encontraba faenando en aguas del Índico, al sur de Somalia.

Empezaba una pesadilla para las familias de los secuestrados, que, a muchos kilómetros de sus seres queridos, no dejaron ni un momento de luchar y realizar gestiones con el Gobierno central y el Ejecutivo vasco para que recuperasen, sanos y salvos, a los 36 miembros de la tripulación, 16 de ellos españoles. Las noticias que iban recibiendo de ellos eran preocupantes. Tal y como confirmaron posteriormente los testimonios de los propios protagonistas, el tiempo que estuvieron a merced de los piratas -armados con fusiles y lanzagranadas-, no dejaron de temer por su vida ni un segundo. Pasaban largas horas atados, recibían patadas y les despertaban cuando se quedaban dormidos para desquiciarles. Además, los captores se emborrachaban a bordo, se peleaban y parecían estar a punto de perder el control en cualquier momento.

Este infierno duró 47 días. Tras un largo proceso de negociaciones -más o menos secretas- y de amagos de liberación, el 'Alakrana' quedaba libre tras el pago de un rescate de entre dos a tres millones de euros que el Gobierno negó haber abonado. La sospecha de que los piratas iban a liberar el pesquero ya estaba en el aire desde horas antes, pues el patrón del atunero, Ricardo Blach, adelantó a los medios que le llamaron al móvil -estos contactos se sucedieron durante el cautiverio- que estaban "esperando la llamada". Según su testimonio, más de 60 miembros de diferentes clanes pirata llegaron a estar en el barco hasta momentos antes del fin del secuestro.

Con vigilancia a bordo

Pasadas las dos de la tarde del 17 de noviembre se produjo la ansiada liberación, según anunció la entonces vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. Poco después, el presidente del Gobierno comparecía ante los medios para confirmar el final del secuestro: "Nuestros marineros están libres y volverán a casa", proclamó José Luis Rodríguez Zapatero.

Mientras en Bermeo se sucedían las muestras de alegría -el pueblo se volcó durante esos 47 días tan duros, manifestándose una y otra vez y mostrando su apoyo a las familias de los arrantzales- dos fragatas del Ejército español escoltaban ya al 'Alakrana' hasta las Islas Seychelles y la Armada detenía a dos de los piratas -'Abdu Willy' y Raageggesey Adji-, que fueron juzgados por la Audiencia Nacional y condenados a 439 años de prisión.

El secuestro dejó tras de sí, además de un amargo recuerdo, algunos cambios. La ley española fue modificada para permitir a los vigilantes de seguridad emplear armamento de hasta 12,70 mm en los buques con bandera española. Tanto los pescadores como el Gobierno son desde entonces más conscientes que nunca del peligro de la piratería, un concepto que para quienes no conocen los entresijos de la vida en el mar sonaba -al menos, antes de apresamiento del 'Alakrana'- más a novela de aventuras que a delincuencia pura y dura.

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