Borrar

El bergarés Andrés Garitano inventó el caserío con arcos

K.O.

Domingo, 18 de mayo 2014, 00:12

Afirmaba el profesor Alberto Santana que la calidad de la arquitectura vasca es inédita en el mundo. «No hay lugares donde simples labradores vivían en caseríos como los que existentes en Euskal Herria, sobre todo en Debagoiena».

Fue precisamente en nuestra comarca donde se inventó el mejor de los subtipos, la variante de caserío vasco más bello de todas las épocas. Son los caseríos de finales del siglo XVII y su inventor fue el arquitecto y carpintero bergarés Andrés de Garitano Aldaeta. Suyo es el diseño de fachada con soportales que lucen no pocos caseríos de la comarca, y que andando el tiempo se extendería a toda la geografía vasca.

Garitano inventó e introdujo el caserío con arcos en una época en que estos elementos decorativos sólo se veían en los edificios palaciegos.

Hidalguía universal

Los baserritarras eran labradores y no desde luego aristócratas. Pero por el tiempo en que comienzan a florecer los magníficos caseríos del siglo XVI, toma cuerpo también el concepto la hidalguía universal ligada al solar. Todos los guipuzcoanos y vizcaínos son nobles de nacimiento, aunque huelan a vaca. Para sorpresa de los castellanos, cuando vienen a comprobar la casa solariega del hidalgo vasco, se topan con que el caserío «desborda lo conocido entre todos los labradores de Castilla». Se encuentran con que el vasco ha inventado el caserío, que el caserío es descomunal, que es una de las mejores viviendas rurales del mundo.

Una vivienda que en el caso de prácticamente la totalidad de los caseríos de Gipuzkoa, la mitad de los de Bizkaia y algunos de Araba, en su origen incorporaba una colosal máquina de prensar manzanas para elaborar sidra. La máquina, el lagar, de 12 metros de alto por 8 de ancho, era el «esqueleto central de la casa».

Las investigaciones más recientes revelan que existieron entre 9.000 y 10.000 de estas máquinas. Eran máquinas de la época de Leonardo Da Vinci, las más antiguas de Europa. Ya no queda ninguna. Sólo han perdurado «extrañas vigas, con agujeros, pareadas y acanaladas que nadie se explicaba para qué eran». Y lo descubrieron precisamente en Debagoiena.

Con fragmentos de tolares que iban recabando en Debagoiena, «al modo del monstruo de Frankenstein, hemos podido recomponer uno de los grandes caseríos tolare vasco del siglo XVI. Está en Igartubeiti, en Ezkioga».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco El bergarés Andrés Garitano inventó el caserío con arcos