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Martes, 8 de marzo 2016, 00:10
Puede decirse que la época dorada de las raquetistas fueron los años anteriores a la Guerra Civil española y algunas de las mujeres que practicaban este deporte casi llegaron a ser profesionales.
El diario 'La Noticia' de San Sebastián recogía que «las raquetistas, precisamente porque son artistas y porque no puede sustituirla cualquiera, cobran bien su trabajo. Tanto como pueda cobrarlo cualquier profesional de las demás especialidades de la pelota. Es corriente que cada una de ellas reciba, según el número de partidos que juegue, de dos a tres mil pesetas mensuales». Muchos de los que acudían a los frontones se sorprendían por lo que veían. Vestían faldas pero a la hora de competir lo hacían con fuerza y pundonor. La misma crónica del diario donostiarra explicaba, también, que «en Eibar hay, en estos momentos, de 40 a 50 'estudiantes' próximas al doctorado. Algunas, singularmente, desarrollan ya juegos dignos de compararse con el que se aplaude en los frontones abiertos a la explotación. Están próximas a debutar y, acaso, la empresa del nuevo frontón donostiarra, 'Pelota a mano S. A., logre contratarlas». Además de la raqueta, el deporte eibarrés estuvo lleno de mujeres. María Magunacelaya, fue la primer ciclista, en 1929, y Mari Paz San Martín recibió medalla por haber subido a cien montes, en 1950.
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