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M.J.A.
Domingo, 1 de mayo 2016, 00:11
Teresa Macías tiene 54 años y una hija estudiante de 19. El pasado mes de noviembre, Teresa abrió en la calle San Marcial, número 12, el establecimiento Hontza, dedicado a la compra, venta y cambio de ropa, calzado y complementos de segunda mano. «Montar una tienda de este tipo es una idea que tenía en mente desde hacía tiempo», cuenta. «Tenía experiencia anterior, por un voluntariado que hice en Cáritas de Bergara, donde me encargaba el ropero. Fue un trabajo que me gustó mucho y que acabó dándome la idea para este proyecto».
Después de varios años en paro, Teresa Macías estaba «harta de buscar trabajo y no encontrar. Una vez que pasas la barrera de los 50, ya no te quieren en ningún sitio. Te apuntas en Lanbide, te achuchan por todos los lados diciéndote que hay que buscar, que hay que buscar, que hay que buscar... ¡Pero si yo soy la primera interesada! Yo no quería vivir de la caridad, ni de las ayudas sociales. Yo lo que quiero es conseguir un derecho fundamenteal: vivir de mi trabajo. No pido más que poder llegar a fin de mes. Que no me sobre, pero que tampoco me falte».
Tras «madurar bastante la idea», Teresa Macías decidió «liarme la manta a la cabeza y apostar por abrir la tienda». Para ello, contó con el apoyo de su familia y del programa K-Biziak del Ayuntamiento de Irun, que a través de ayudas al alquiler de locales, fomenta la instalación de actividades comerciales y de servicios en zonas en declive. «Arranqué el 14 de noviembre y estoy encantadísima, porque ha habido una respuesta por parte de la gente brutal. Yo no pensaba que iba a ser así».
Hontza ofrece calzado, complementos y ropa de segunda mano, incluidos trajes de ceremonia, de novia y de comunión. «La gente viene buscando precios baratos. Aunque sean de segunda mano, seleccionamos mucho los artículos que ponemos a la venta. Lo que tenemos son prendas en buen estado y atractivas».
Cinco meses después de la apertura, Teresa está «encantada» con su tienda, pero los inicios no fueron fáciles. «En un principio, no sabía por dónde moverme y, además, no tenía un duro. Estaba un poco perdida, pero cogiendo información de un sitio y de otro, me derivaron al programa K-Biziak, donde Poli Rodríguez me ayudó muchísimo. La verdad, es que hay bastantes ayudas para poner en marcha un negocio y con un poco de un lado y otro poco de otro, podemos ir saliendo a flote, pero no voy a decir que sea fácil. Todo el mundo nos ha dicho que el primer año es muy complicado».
De momento, Teresa Macías está sola en la tienda. «Tengo una amiga que cuando hay mucha ropa, viene y me ayuda a etiquetar. Ójala dentro de algún tiempo este negocio marche bien y pueda crear algún otro puesto de trabajo. Me encantaría que así fuera. Me gustaría poder sacar a alguien del paro, porque sé lo mal que se pasa».
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