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Jose Enrike Urrutia Capeau y Luigi Anselmi, ayer en Donostia.
Anselmi y Urrutia Capeau, dos veteranos de la poesía y prosa

Anselmi y Urrutia Capeau, dos veteranos de la poesía y prosa

Anselmi ha publicado 'Ahantzerriko kop(l) ak' y el de Iurreta ha traducido al castellano su último libro de relatos, ambientado en Cuba

FELIX IBARGUTXI

Miércoles, 19 de octubre 2016, 08:00

La editorial Pamiela ha presentado dos novedades: el libro de poemas de Luigi Anselmi 'Ahantzerriko kop(l)ak' y la recopilación de narraciones breves 'Historias de Jururú', de Jose Enrike Urrutia Capeau', que es la traducción al castellano de su anterior 'Jururú' en euskera.

Luigi Anselmi (Bilbao, 1954) -pseudónimo del bilbaíno Luis Gutiérrez Larrea- comenzó a publicar hace tres décadas. En 1985 apareció su primer libro de poemas, 'Zoo ilogikoa', y desde entonces ha publicado más de diez poemarios.

Tal como dice en el prólogo, siempre está escribiendo el mismo libro, «al igual que Walt Whitman, Luis Cernuda y cuántos más». En el título del libro y en el prólogo juega con el nombre de lugar 'Ahantzerri', que se podría traducir como 'Lugar del olvido'.

«Yo escribo poemas, no escribo libros. Los libros vienen después. Y todos los poemas son partes de un solo libro», comentó ayer el escritor. Ha publicado siempre con la editorial Pamiela, y el editor, José Angel Irigaray, añadió que «Luigi habla constantemente de la ciudad, del alcohol y de la condición humana».

Por su parte, Jose Enrike Urrutia Capeau (Iurreta, 1954) se ha encargado él mismo de traducir al castellano las narraciones breves de su libro en euskera 'Jururú', aparecido el año pasado. Son textos de ficción ambientados en la bahía cubana de Jururú, el lugar en el que en los últimos años el escritor pasa la mayor parte de su tiempo. «Ahora he venido para hacer unas gestiones, pero pronto me voy de nuevo para allá -dijo ayer-. Desde el comienzo admiré a esas gentes por la vida alegre que llevan. No tienen medios, las artes de pesca que usan para pescar piezas tan grandes como los peces martillo son rudimentarias, pero salen adelante. Aquello es un caos, sólo hay un teléfono en toda la bahía y a veces estamos incomunicados, porque ha llovido y el autobús no puede transitar por el barro. Pero aún y todo, esa gente vive contenta, y yo también vivo allí mejor que aquí».

Urrutia Capeau insistió en que se trata de ficción y que en el libro no hay etnografía. «Tampoco he reflejado el habla de los lugareños, porque son brutos en cuanto al lenguaje, en vez de decir 'gilipollas' dicen continuamente 'comemierda', dijo el escritor.

La publicación incluye abundantes ilustraciones, realizadas por el propio escritor, que es un pintor de larga trayectoria, que, tal como recordó ayer el editor Irigaray, buscó la luminosidad primero en Zuberoa, luego en Marruecos y ahora en Cuba».

El libro de Urrutia Capeau fue comentado ayer por un viejo amigo, José Julián Baquedano, cineasta y profesional de la dirección de museos. «Capeau huye de su territorio y crea un universo que es lo más parecido a la felicidad», dijo.

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