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SERGIO CARRACEDO
Miércoles, 19 de noviembre 2014, 13:27
El periodista vitoriano Iker Jiménez no deja indiferente a nadie. Causa la desaprobación de los escépticos y mete el miedo en el cuerpo a los no escépticos. La agitación es mayor todavía si uno de sus expedientes X se centra en un lugar cercano como ... el que presentó este domingo en su programa semanal, en el que difundió un caso ocurrido a escasos 14 kilómetros de Vitoria, en la autovía que une la capital alavesa con el peaje de Altube, la ruta habitual de enlace con Bilbao.
Para el espacio televisivo de este domingo Jiménez contó con el testimonio de José Miguel Ahedo, Jefe de Patrullas de la Ertzaintza en 1984, según rotuló el programa de Cuatro. El agente de la Policía Vasca narró un caso que vivió en primera persona al acudir a los túneles de Aiurdin tras recibir una alerta de que un vehículo se había salido de la calzada a causa de una extraña figura en medio de uno de los túneles.
Sucedió hace 30 años, "en pleno invierno. Salimos de inspección de patrullas y acudimos a los túneles de Aiurdin porque había habido un problema", inició Ahedo en su intervención. Los dos agentes de la Ertzaintza acudieron a la zona donde se había salido un vehículo a causa de una extraña presencia y "nuestra sorpresa fue mayúscula. Entramos en el túnel, que es corto, y vemos en la salida una cosa negra. Metemos luces y vemos una especie de capa que llega hasta el suelo. No podemos ver nada físico y nos quedamos perplejos. Yo me llegué a pellizcar por ver si estaba viendo lo que estaba viendo", recordó Ahedo en televisión en una "vivencia imposible de olvidar".
A preguntas de Iker Jiménez, el ertzaina admitió que el suceso era algo "fuera de lo ordinario", antes de describir aquella "figura con forma humana y con los brazos abiertos en cruz" que se presentó al final del túnel, "en mitad de los dos carriles en dirección a Bilbao".
"Era una capa enorme, de dos metros o dos metros y pico de altura", prosiguió Ahedo. "Tenía una oscuridad intensa y no se apreciaba rostro. No se veían ni pies ni rastro físico de ningún tipo", detalló. Los agentes activaron los rotativos de emergencia y encendieron todas las luces incluidas las de larga distancia, a pesar de encontrarse a "15 o 20 metros" para verlo "con toda nitidez", explicó.
Tras permanecer unos segundos "atónitos por lo que estábamos viendo", Ahedo decidió acercarse a pie. "Alúmbrame que salgo detrás de esto", le comentó a su compañero de patrulla.
Con el arma en la mano
Con su arma reglamentaria en mano, el ertzaina se apeó del coche patrulla y al acercarse a la enigmática figura "se desvanece, no se va para ningún lado". Fue un "visto y no visto", lo que sobrecogió al agente y le llevó a pensar que no era algo normal ni natural.
En aquellos años de plena actividad de la banda armada, antes de que los agentes se desplazaran al lugar llegaron a pesar que podía ser "algún comando de ETA que estaba organizando algo en la zona esta o algún chalado de los alrededores que se ha puesto alguna capa."
Tras la extraña desaparición, José Miguel Ahedo realizó una inspección visual del terreno donde se produjo pero encontró el vallado "cerrado y por arriba es imposible que alguien físico se pudiera marchar", por lo escarpado de la zona, explicó. "No pudimos ver nada". "Era inequívoco de que no era una persona física", sentenció.
Al menos, cuatro testigos
Los dos agentes se dirigieron entonces a Altube, desde donde el matrimonio que había sufrido el accidente había llamado por teléfono a la Ertzaintza. "Estaban muy nerviosos y no les dijimos lo que habíamos visto porque no queríamos ponerles más nerviosos", explicó. Según el ertzaina, la pareja relató "lo mismo que habíamos visto nosotros. Entraron por el túnel y se lo encontraron mucho más cerca que nosotros. El hombre se asustó tanto que dio un volantazo hacia la izquierda y se salió a la mediana de la autovía, pero lograron volver a la calzada de nuevo y seguir hasta el área de servicio de la autopista de Altube".
Del accidente, Ahedo recuerda no haber realizado atestado "porque no hubo daños, pero sí un informe". Al amanecer, los dos agentes volvieron al lugar de los hechos "a ver si había huellas, o daños en la valla", pero sólo hallaron las huellas de las botas de Ahedo. "Ya me lo figuraba, por la forma en que desapareció", explicó el policía en el plató de Cuatro.
Antes de despedirse, y a preguntas del conductor de 'la nave del misterio', el ertzaina, tras 30 años de servicio en la Ertzaintza insistió en que la figura del túnel de Aiurdin "no era una persona física" y que este episodio "es lo más raro que me ha pasado en mi vida". También admitió que "los primeros meses" después del suceso "me venía muy a menudo a la mente" y que aquella aparición le había dejado "huella".
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