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Eneko Lizarralde. MORQUECHO
Eneko Lizarralde: «El sentimiento que tengo es de decepción, no me lo merecía»
Ciclismo

Eneko Lizarralde: «El sentimiento que tengo es de decepción, no me lo merecía»

El ciclista lamenta no haber recibido la propuesta de renovación que esperaba del Euskadi-Murias tras toda la temporada lesionado

IÑAKI IZQUIERDO

BERGARA.

Domingo, 12 de noviembre 2017, 09:28

Eneko Lizarralde se ve con pie y medio fuera del ciclismo después de que su equipo, el Euskadi-Murias, no le haya realizado una oferta de renovación que esperaba recibir tras pasarse todo el año lesionado. El corredor de Bergara, de 24 años recién cumplidos, no oculta que «el sentimiento que tengo es de decepción. Es algo que no te esperas. Creo que no me lo merecía. Todavía no he encontrado ni una persona que lo considere justo. Nadie se merece acabar su trayectoria así».

Lizarralde se refiere, fundamentalmente, al accidente del que fue víctima en junio, cuando salvó la vida de milagro al esquivar a un camión que invadió el carril contrario en Gorla, al final de un entrenamiento. Sufrió varias fracturas y un neumotórax que le dejaron fuera de la competición el resto de la temporada. Apenas pudo disputar tres carreras al final, pero en malas condiciones.

El ciclista bergararra cree que esa circunstancia, no haber podido correr por un accidente, debería haberle servido para obtener una prórroga por parte de su equipo. «Duele más porque ha sido mi familia cinco años. No te lo esperas. Todos tenemos asumido que un día te llega el final, pero no de esta manera, después de un año sin correr y porque te atropella un camión, no por culpa mía (por cierto, el conductor aún no se ha puesto en contacto con Lizarralde ni le ha pedido perdón. El caso lo lleva la Asociación de Ciclistas Profesionales). Sé que no tenían la obligación de renovarme, pero yo sí tenía esa esperanza».

«Sabes que un día llega el final, pero no así, tras un año sin correr porque te atropella un camión»

«Año duro psicológicamente»

Ingeniero de formación, habla con una calma llamativa, dadas las circunstancias. Reconoce que ha sido «un año duro psicológicamente. Superas la caída del primer día de competición en Mallorca, con dos fracturas. En mayo tienes un poco de continuidad durante dos semanas y estás en buenas condiciones, pero después de unos pocos días de competición sufres el accidente y se va todo al traste. Todos te dicen 'estate tranquilo', pero pasa el tiempo y ves que los demás renuevan y tú no. No puedes correr para demostrar que te lo mereces y solo te queda esperar una decisión de los demás y aceptarla, te parezca justa o no».

Lizarralde asegura que la relación con el mánager del Euskadi-Murias, Jon Odriozola, es «buena. Tomamos un café y no me dio una razón, me dijo que era muy duro para él y que era difícil de explicar, así que yo no lo entendí. Al equipo le estoy agradecido por los años que he hecho, sobre todo los dos de Gipuzkoa y el primero de Murias, que son los que más he disfrutado de la bici. Odriozola ha trabajado mucho por este proyecto y le deseo lo mejor».

Explica su vivencia de los últimos meses: «Había otros compañeros en duda, pero ellos corrían y yo no podía hacer nada. Era durísimo. En agosto he estado entrenándome cuatro o cinco horas al día, enfocado a 2018. Era el único sentido que le cogía a ese trabajo. En mi última carrera, sin estar bien, me encontré mejor de lo esperado, en un grupo de cabeza de 40 corredores casi todos del World Tour».

Lizarralde asume que puede haber corrido su última carrera. «Después de un año como este, ¿qué le vendo a un equipo extranjero para que me fiche? Me veo con 24 años y después de una trayectoria en que hasta el accidente he rendido bien, aunque el último año y medio ha sido complicado, primero por un virus en 2016 y luego por las dos lesiones de este año, pero lo he superado. La situación del ciclismo es difícil y equipos como el Murias que te puedan ofrecer una salida digna se cuentan con los dedos de una mano. Tengo una edad y unos estudios universitarios y no puedo vivir del aire». Descarta recalificarse como aficionado, aunque no le faltan ofertas.

No cree que el hecho de que por edad tuvieran que ofrecerle dos años de contrato haya sido determinante -«se podían haber buscado salidas»- y asume que ve cerca el adiós: «Si llega algo firme y digno, bien, y si no, no quedará otra que dejarlo. Me encanta la bici, pero el trabajo tiene que ser recompensado».

Y se despide con una reflexión: «Cuando he estado bien, el equipo ha estado satisfecho conmigo. Me quedo con eso, pero lo hace aún más duro».

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