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Rodrigo Errasti Mendiguren
Lunes, 12 de mayo 2014, 20:13
Hace justo cuatro años, Hamburgo supuso la vuelta del Atlético a su espíritu ganador, alejarse del fatalismo y las coartadas que le arrastraban a esa etiqueta de 'Pupas'. Liderado por un goleador imponente, Diego Forlán, y un joven portero de la cantera infranqueable, David De Gea, se presentó en la primera final continental del club en 24 años tras tumbar en semifinales al Liverpool, el gran favorito.
El Fulham era el último obstáculo para que los rojiblancos disfrutasen otra vez de la gloria europea. Forlán marcó el primero, pero igualó pronto el equipo inglés. Tuvo que aparecer De Gea en el minuto 59 para meter una mano salvadora en un disparo de Davies y poder forzar una prórroga en la que Forlán decidió con un tanto en el minuto 116.
«Fue uno de los mejores momentos de mi carrera, mi primer título europeo. Recuerdo todo, antes del partido en la habitación, los nervios antes de una final, la charla del vestuario, el partido, ese gol en la prórroga y después la celebración con los aficionados... Fue un sueño hecho realidad», explica el ahora portero del Manchester United.
El único superviviente de aquella noche en la actual plantilla es Raúl García, que se ha ganado, a base de coraje, trabajo y muchos goles, un lugar en el once de Simeone. El navarro es uno de los hombres claves del Cholo, al que sustituyó quizá pensando en que una amarilla no le habría permitido disputar la final del Camp Nou. No sólo le imprime carácter e intensidad al equipo, sino que Cholo ha encontrado en él a un goleador inesperado: 17 los goles esta campaña (9 en Liga, 4 en Copa y 4 en Champions). Tiene en su cabeza su mejor arma, pues 10 de los tantos los ha marcado de esa manera. «Raúl García es un gran ejemplo en este momento. Juega amistosos y hace goles, juega Liga de Campeones y hace goles, juega Liga y hace goles, juega Copa y hace goles... En el campo habla. Es un ejemplo del esfuerzo, el trabajo y el querer. Todo lo que le sucede esta temporada no es casualidad, es causalidad».
Pese a mantener su discurso cauto siguiendo la estela de su entrenador, Raúl es optimista y cree en el éxito rojiblanco. Como lo creía en Hamburgo antes de la final del 12 de mayo de 2010. Raúl, la prolongación de Simeone, siempre cree en un Atlético ganador. Y ahora mucho más. Como Cholo.
Luces y sombras en casa
Si en el Atlético se agarran a su espíritu, en el Barça apelan a la experiencia y al factor ambiental como claves del éxito. «Hemos tirado la Liga a la basura», afirmó Xavi tras el 2-2 ante el Getafe. «Si no ganamos en Elche, no mereceremos el título», admitió Dani Alves unos días después, una vez rescatado el trofeo del contenedor tras la derrota del Atlético contra el Levante. Los dos se equivocaron. El equipo azulgrana nunca llegó a revolcarse entre los desperdicios del campeonato y, pese al 0-0 del Martínez Valero, tiene la posibilidad de ganar la Liga en una auténtica final a un partido y en el Camp Nou.
Es un partido distinto a todos. La afición llenará el Estadi azulgrana el próximo sábado a las 18 horas y se olvidará de algunos reproches que este Barça se merece. Era un partido temido por todos hace unas semanas porque existía la posibilidad de que una victoria culé sirviera la Liga en bandeja al Real Madrid, pero el abandono del equipo de Carlo Ancelotti permite al conjunto del Tata Martino jugar con libertad. Presionado, sí; sin chispa, también. Pero es el Barça y a un partido todavía intimida.
En la historia reciente hay luces y sombras sobre el comportamiento del equipo en las 'finales' jugadas en el Camp Nou. Lo más parecido serían los dos partidos de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones 2009-2010 y 2011-2012, cuando el Inter de Mourinho y el Chelsea de Di Matteo llegaron a la final. Pero ambos partidos estaban marcados por el resultado de la ida: 3-1 en San Siro y 1-0 en Stamford Bridge. De hecho, el equipo italiano cayó 1-0 (resultado que valdría al Barça para ser campeón) y el inglés empató 2-2 en el descuento porque el 2-1 no le bastaba al once azulgrana y se lanzó con todos al ataque.
No hay comparación posible. Sólo vale ganar. Ni siquiera sirve de mucho recordar que el Barça no ha ganado ni una vez al Atlético este curso. Al fin y al cabo, sólo ha perdido una vez (1-0 en la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones), mientras que en los cuatro empates restantes (0-0 y 1-1 en la Supercopa de España, 1-1 en la ida europea en el Camp Nou y 0-0 en Liga en el Calderón) la igualdad fue total. Con una victoria azulgrana, el balance quedaría equilibrado otra vez.
Iniesta confirmó este lunes el buen ánimo de una plantilla esperanzada con esta última oportunidad: «En 90 minutos nos jugamos la Liga, todo el año, pero en nuestra casa y eso nos tiene que dar tranquilidad». Y defendió que al Barça nadie le ha regalado nada: «Lo del Atlético es para quitarse el sombrero, pero cada uno ve la justicia a su manera. ¿Por qué no somos nosotros merecedores de ganarla si hemos estado arriba más tiempo que ninguno? Hemos corrido, peleado y fallado como todos. El que la gane será el que se la merece».
El de Fuentealbilla dejó claro que quiere celebrarla a lo grande. «Ganamos la Liga de los 100 puntos y parecía que no tenía importancia, si conseguimos ganar ésta en le última jornada y en casa sería una Liga brutal, más celebrada que nunca».
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