«Yo era un chaval gordito y torpe y el surf me dio la autoestima que me cambió»

El surf le cambió a Javier: «Yo de chaval era gordito y patoso y el surf me vino a salvar porque lo empecé a hacer bien y fue un golpe de autoestima. Además gané el campeonato de España del 69 y aquello me ayudó a estar más cercano al deporte y para mi comenzó como otra vida».

Aquel campeonato lo organizó Nito Biescas en Zarautz y no era oficial: «No, porque no había ningún estamento que rigiera el surf. Lo hizo en homenaje a su hermano Enrique que había fallecido. Nos juntamos surfistas de varios sitios, no llegaron a venir los de Gijón, pero estábamos muchos donostiarras, del Atlético de San Sebastián, también del Club Euromar de Zarautz... Y vizcaínos y cántabros».

¿Cómo fue aquello?: «No se muy bien. Para mi fue una sorpresa. Quizás porque tenía una tabla Atlantis que compré en Hendaya, más pequeña de las que usaban casi todos, medía 2.40 y puede ser que eso me ayudó a ganar porque era más maniobrable».

Aquello le lanzó a la selección también: «Si, porque primero fui suplente y no llegué viajar al europeo de Jersey, pero si que fui años después, en el 72, al de Irlanda, en Lahinch. Me acompañaron otro guipuzcoano, Iñigo Letamendia y dos vizcaínos, Jon Susaeta y Estanis Escoriaza y otros cuatro cántabros. Fue un campeonato curioso, porque no se pudo terminar por falta de olas y al día siguiente, cuando nos teníamos que ir, salieron unas olas de escándalo, de diez pies aproximadamente y nos llevaron a un sitio para hacer un surfeo fantástico, con fondo muy rocoso y lleno de algas, un poco imprudentes esa es la verdad, pero teníamos tanta hambre de olas y eran tan espectaculares que allí nos lanzamos».

Hablando de riesgos, ¿algún susto concreto?: «Yo he pasado muchos y casi todos los surfistas podrán contar situaciones extremas que han vivido, nada gratas en algunos casos, mi hijo entre ellos». ¿Cómo fue aquello?: «Joxe hacía surf conmigo, tendría doce años, y un día en Zarautz nos metimos con olas potentes, nos vino una serie de tres metros y el chaval salió y se quedó sentado en la arena realmente asustado, tan es así que no ha vuelto a hacer surf. Me da mucha pena que no se anime a entrar, pero no le pienso forzar. Creo que con el tiempo volverá, esquía y patina muy bien».