Secciones
Servicios
Destacamos
TITO IRAZUSTA
Domingo, 5 de febrero 2017, 10:24
Primero como jugador, luego como divulgador del ajedrez, Leontxo García (Irun, 1956) es un embajador de este deporte ciencia en muchas partes del mundo a las que acude para contar las bondades incluso terapéuticas del ajedrez. Este irundarra que se pasa medio año fuera de su ciudad natal nos ofrece un panorama muy divulgativo de las profundidades en las que se mueve un deporte practicado por tantos en tantos países.
- Le pillo en Irun.
- Sí, por poco, porque ando de viaje en viaje. Uno de mis privilegios es que sigo viviendo en la casa en la que nací en la calle Almirante Arizmendi de aquí de Irun, pero es verdad que la mitad del año estoy de viaje. Quizás sea el secreto de mi matrimonio porque mi mujer solo tienen que aguantarme la mitad de los días.
- La otra mitad es para el ajedrez.
- Ese es el otro privilegio. Soy periodista desde hace treinta y cuatro años y aunque durante algún tiempo pegué a otros palos y cubrí unos Juegos Olímpicos, hice periodismo de viajes, de política, de computadoras... Y hace diez años me pregunté si podría vivir solo del ajedrez y la respuesta que me di fue que sí. Pero ampliaba mi campo de actividades y además de ser periodista me dedicaba también a conferenciante, presentador, asesor, y comentarista de torneos. Estoy contento porque puedo hacer tres de las cosas que más me gustan, periodismo, viajar y ajedrez. No sé en qué orden. Y además me pagan por hacerlas.
- ¿Si el ajedrez es un deporte es la pregunta que más le hacen?
- Es una pregunta que ya me produce cansancio. Y contesto a la gallega. ¿Si a Messi le cambiamos el cerebro jugaría igual de bien al fútbol? Evidentemente, no. El cerebro es físico y el deporte también. Cuando Samaranch recibió un tocho enorme de la Federación Internacional de Ajedrez, que aglutina a 188 países -solo el fútbol y el atletismo cuentan con más- nos llamó a un grupo de personas. Fue un privilegio para mí responder a sus preguntas sobre este deporte para ser incluido en el Comité Olímpico Internacional. Nos dijo que lo que había pedido a sus asesores es que buscaran en los archivos del COI si había algún documento oficial que defina la palabra deporte y la respuesta fue que no. Y Samaranch nos reconoció que el ajedrez era un deporte que cumplía con el lema de mente sana en cuerpo sano, así que lo propuso en la siguiente asamblea y fue aprobado. La FIDE forma parte del COI desde el año 2000, aunque es verdad que no es deporte de competición en los Juegos, que eso es otra cosa. Y algo más para completar esta respuesta: si mañana sacamos al ajedrez del deporte, ¿dónde lo metemos?
- Entonces ¿Cómo lo debemos catalogar?
- Es un deporte mental por excelencia, pero también físico. Si hablamos de ajedrez de alta competición, la buena forma física es esencial. Un jugador que quiere estar entre los cien mejores del mundo, si no está bien físicamente, que se olvide. Todos los grandes jugadores cuidan de alguna manera su actividad física, porque las dos facetas están muy unidas. Hay informes de la Universidad de Lovaina que demuestran que el desgaste de los jugadores de ajedrez es mayor que el de algunos deportistas como los del tiro olímpico, tiro con arco y otros.
- ¿Cuándo y por qué se puso delante de un tablero?
- Fue un día de playa en Hondarribia cuando un buen amigo, José Mari Alonso, me dijo que habían abierto un club de ajedrez en Irun y me invitó a darme una vuelta. Hasta entonces había jugado como el que lo hace a las damas o al tenis de mesa, nada especial. Llovió mucho esa tarde y me di una vuelta y ya casi no salgo de ese club. Tres años después era campeón de Gipuzkoa absoluto, luego diez años jugador semiprofesional, hasta que descubrí que mi verdadera profesión era el periodismo y cambié.
- ¿Qué acontecimiento le ha dejado más marcado?
- Creo que el Mundial de Sevilla en el Teatro Lope de Vega en 1987, con el cuarto duelo Karpov-Kasparov, que duró dos meses y medio. La emoción llegó a tal extremo que TVE decide transmitir la última partida, porque el marcador estaba 13-12 y con empate retenía el título el campeón Kasparov. Fue tremendo, porque llegó a haber trece millones de espectadores viendo ajedrez en España, algo que solo se ha superado muy pocas veces, como cuando la selección ganó la Copa del Mundo o el Barça la Copa de Europa o en el desfile inaugural de los Juegos de Barcelona. Era obvio que el noventa por ciento de aquellos trece millones no tenían ni idea de ajedrez, pero estaban identificados con alguno de los dos jugadores por razones políticas o por lo que fuera.
- ¿Sirvió de algo aquello?
- Por supuesto que sí. Desde 1988 España es el país del mundo que organiza más torneos internacionales de ajedrez y desde hace una docena de años es la primera referencia mundial en las aplicaciones educativas, sociales y terapéuticas, a colegios, cárceles, prevención del alzheimer y demás.
- ¿Qué decimos de Gipuzkoa en este deporte?
- Hay cosas que tiene mucho mérito, como el Torneo de San Sebastián con tantas ediciones en cada Semana Santa. Por otro lado, siento una cierta frustración, que afecta en general, no sólo a nuestro territorio. El ajedrez tiende a la endogamia y pocos de los países que he referido se encargan de mirar hacia afuera y ocuparse de la comunicación. La mayoría de los ajedrecistas viven ensimismados en sus aperturas, sus variantes, sus rankings, su equipo, su libro técnico y si no miramos hacia afuera es difícil extenderse. Gipuzkoa es el enésimo ejemplo de eso. El presidente de la federación vasca es el mismo que elegimos democráticamente en Gipuzkoa hace cuarenta y un años y no tengo nada contra esa persona, incluso creo que merece un homenaje el día que se vaya, pero es un síntoma de que algo no se está haciendo bien. Hay que abrirse a la sociedad. Hay estudios científicos, realizados en los cinco continentes durante más de un siglo que demuestran que los niños que son alumnos de ajedrez educativo en los colegios desarrollan más su inteligencia que los otros en múltiples parámetros, incluida la inteligencia emocional y mejoran su rendimiento académico, sobre todo en matemáticas y comprensión lectora. Y por ejemplo, en España, la media está fracasando estrepitosamente en el famoso informe Pisa. Conseguir una unanimidad en los partidos políticos en España es un milagro y el 11 de febrero de 2015 votaron por unanimidad una recomendación para introducir el ajedrez en horario lectivo, lo que supondría un aumento de los jugadores. La gente del ajedrez se debería poner manos a la obra.
- ¿Hay negocio?
- Hombre, pues solo con los 188 países que están adscritos a la FIDE... Además, el ajedrez es el único deporte que se puede practicar por internet. Si intentas jugar al fútbol, al tenis o al golf por internet no puedes, pero en este momento, según el horario de cada país, puede haber millones de personas jugando al ajedrez por internet.
- ¿El deporte profesional es más deporte o más negocio?
- (Se lo piensa bastante). Es sobre todo negocio, pero si se regula apropiadamente, es deporte también. El asunto del dopaje, sin duda alguna, es buen ámbito en el que mirarse. A veces, quienes participamos en este tipo de debates nos sentimos tentados de decir si no sería menos cínico permitir doparse a todo el mundo que quiera, pero por otra parte sería injusto porque un atleta de Tanzania que no tenga medios, aunque sus facultades naturales sean maravillosas, no va a poder competir con alguien que esté dopado. Entonces concluimos que el camino que se recorre actualmente, aunque requiera cierta hipocresía, probablemente es el menos malo. Es evidente que no se puede correr un Tour con bocadillos de chorizo y tortillas de patatas... ¿En el ajedrez? Yo creo que no lo hay, aunque dudo antes de contestar porque con las nuevas tecnologías se están descubriendo sustancias que mejoran el rendimiento cerebral sin causar efectos negativos. Hasta ahora se sabía que una sustancia te activaba cosas y te perjudicaba en otras, pero ya digo que sospecho que si no existe ya, existirá muy pronto algo avanzado... Y, claro, ahí está el dopaje genético, porque simplificando mucho te diré que es muy probable que en unos años podamos cambiarnos los músculos a la carta, según qué deporte practiquemos y supongo que eso también afectará al músculo cerebral.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.