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Jokin Altuna devuelve una pelota complicada desde el ancho en presencia de Oinatz Bengoetxea ayer en el Ogueta de Gasteiz.
«No me voy a casa descontento, Oinatz ha tenido más suerte»
PELOTA

«No me voy a casa descontento, Oinatz ha tenido más suerte»

Altuna reconoce que «no he restado nada bien, no estaba a gusto, todo lo contrario que el día de Aimar»

ENRIQUE ECHAVARREN

Lunes, 28 de noviembre 2016, 08:29

Jokin Altuna aceptó la derrota con deportividad, pero le quedó un regusto amargo. Se abrazó en la cancha con Oinatz Bengoetxea y supo asumir con entereza el rol destinado al subcampeón. Le hubiese gustado estar en lo más alto del cajón, saber qué se siente con la txapela en la cabeza. Ser el campeón más joven de la historia del Campeonato del Cuatro y Medio. Disfrutar de la gloria por un día, acaparar portadas de los medios de comunicación.

Aun y todo, a pesar de perder de la forma más cruel posible, el amezketarra trató de no perder la sonrisa. La procesión iba por dentro. Bastante había hecho con plantarse en la final, pero cuando te ponen tan cerca el caramelo de la boca y luego te lo arrebatan no agrada a nadie, por muy amante del fair play que uno sea. «Estoy triste. Creo que he jugado bien, quería dar mi nivel. Ves que lo tienes cerca -se refería al 18-20-, que tienes opciones de ganar la txapela y se te escapa en el último tanto. Oinatz ha tenido una pizca más suerte que yo en este campeonato. Primero con Urrutikoetxea y luego conmigo. Me da pena perder la final, pero me alegro por él. Ha demostrado ser un gran campeón».

Altuna reconoció que una de las claves de la final residió en el resto de saque. «No he restado nada bien -Bengoetxea VI sumó siete tantos con el disparo inicial-, todo lo contrario que ante Aimar. No me encontraba a gusto con su pelota. Esa es una de las cosas que tengo que mejorar en el futuro».

Lento de piernas

El amezketarra señaló a continuación que «no me voy a casa desconcontento. La final se ha jugado a un gran ritmo y ambos estábamos muy justos físicamente a mitad de partido. Ha habido momentos en los que me he visto lento de piernas, pero eso es normal después de jugar a esa velocidad. Ha sido una final grande, en todos los aspectos».

Quiso reivindicar todo el trabajo realizado anteriormente durante el campeonato. Gracias a ello se le presentó la oportunidad de luchar por la txapela. «He demostrado que puedo jugar con las figuras y eso me da tranquilidad para el futuro. He llegado a una final y, aunque no la he ganado y te da rabia, debo seguir trabajando para seguir estando con los mejores».

El último tanto

El delantero de Amezketa relató el último tanto, el que decidió la final y, por ende, el ganador de la txapela. Un cara o cruz que volvió a ser favorable al leitzarra, como sucedió en la semifinal del Labrit ante Mikel Urrutikoetxea, campeón hasta ayer. «He sacado y el resto de Oinatz ha ido al ancho. No me he puesto bien a la pelota de derecha y él ha acabado en el txoko con una dejada de zurda. Fastidia perder de esa forma, quedarte a las puertas de la txapela, pero creo que fastidia más quedarte en cinco u ocho tantos. Eso lo tengo muy claro».

Altuna quiso agradecer su apoyo a toda la gente que había acudido al Ogueta para animarle. Amezketa se quedó medio vacío. Un cuarto de su población se desplazó a la capital vitoriana. Con buena parte de ellos -unos 190- se juntó anoche en la sidrería Zalbide, entre Amezketa y Abaltzisketa, para tratar de pasar página y pensar ya en el Campeonato de Parejas, en el que el amezketarra es uno de los fijos en la parrilla de salida.

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