«Ya me ha tocado la lotería con la txapela»

Oinatz Bengoetxea estaba como ausente en la cancha del Ogueta. Se echaba las manos a la cabeza, no daba crédito a lo que había conseguido. La txapela era suya. Se llevó las manos a la cabeza y se abrazó con Mikel Peritza, hermano de Josetxo Peritza, el mejor amigo del leitzarra, fallecido hace unos meses, a quien dedicó la txapela a la vez que a su familia, a su masajista Bixente Artola y a su primo y botillero Asier Gartzia. Después de todo lo que le había costado, Oinatz compareció en la rueda de prensa sin la preciada txapela. Antes, recibió la ovación de todo el público, incluidos los seguidores de Altuna.

«Para mí es algo grande ganar esta txapela, es algo increíble pasar a la historia junto al grupo de pelotaris que han sido campeones en las tres modalidades. Me sentiré orgulloso siempre», decía un Oinatz Bengoetxea al que todavía le costaba respirar. «Ha sido un partido muy exigente física y mentalmente. He sufrido mucho y gracias a ese sufrimiento he podido ganar la txapela. Ha habido momentos en los que he estado muy nervioso, pero, poco a poco, con paciencia, lo he conseguido. Ha sido uno de los partidos más bonitos de mi carrera profesional, junto con la final del Manomanista ante Abel Barriola».

Con el brazo agarrotado

Desveló el pelotari de Leitza que «el último tanto ha requerido un fuerte esfuerzo mental. No podía darle a la pelota con la derecha, tenía el brazo agarrotado, bloqueado. Si hubiera tenido que darle con esa mano habría fallado. La pelota me ha venido a la zurda y he podido acabar». Oinatz se alió con la suerte, como en la semifinal. «A mí ya me ha tocado la lotería con esta txapela, es algo para toda la vida. Todas son especiales, pero esta un poco más. Hace meses pasé por momento duros. Reconozco que he tenido suerte. Jokin me ha mareado durante muchos tantos, es muy difícil jugar contra un pelotari como él».