Bengoetxea saca las castañas del fuego

Oinatz Bengoetxea estuvo al borde de la eliminación cuando Jaka y Zabaleta dominaban 10-16 ayer en un Labrit de Pamplona lleno por décimo sábado consecutivo. Además de ir por delante en el electrónico, la pareja de Aspe jugaba mejor.

Pero Bengoetxea VI no es de los que entrega la cuchara a la primera. Ni a la segunda. Ni a la tercera. Volvió a quedar claro. «Oinatz me ha dicho que apriete los dientes», manifestó Larunbe, contra las cuerdas en ese momento después de haber fallado seis pelotas claras y de sentirse totalmente dominado por Zabaleta. «Me ha insistido en que debía seguir metido en el partido», añadió el zaguero de Galdakao. Le bastó con estar. Así de simple.

El choque cambió por completo después de la parada al txoko que se le cayó bajo chapa a Jaka con 10-16. A partir de ese momento emergió un Bengoetxea VI prácticamente anulado hasta entonces por el claro dominio de Zabaleta, la efectividad de Jaka y la acumulación de errores de su compañero Larunbe. El delantero leitzarra, en la línea de toda la competición, había probado a variar el saque, a ejecutarlo desde el ancho o de la pared izquierda, corto o bombeado.

Después del 11-16 todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Lo más largo que vimos fueron el descanso de dos minutos solicitado por Jaka y Zabaleta para intentar cortar la racha de los oponentes y el parón de tres obligado por el reglamento cuando una de las dos parejas llega a 18. Oinatz firmó cinco tantos de saque, todos desde el ancho, el lugar más natural, y tres en acciones de saque-remate. Ocho de once. En un santiamén. En pocos pelotazos.

El carácter de Oinatz

El tanto más largo en esa corta recta final fue uno de once que acabó con un derechazo fallido de Larunbe. Se le escapó debajo de la chapa. El 17 para Jaka-Zabaleta. A renglón seguido, corrigió Bengoetxea VI a su zaguero con una doble dejada de zurda al txoko. No estaba dispuesto a que se le escapara un punto imprescindible para mantener viva la llama de la clasificación para la final.

Bengoetxea VI jugó. Larunbe miró. Jaka corrió en busca de pelotas difíciles sin encontrar la manera de neutralizar la ofensiva del delantero rival. Zabaleta acusó esa irregularidad que le ha penalizado durante un torneo en el que nunca ha exhibido la jerarquía que se supone a su calidad, a su clase, a su elegancia y a sus condiciones innatas. En esa docena de tantos de la remontada no acertó a restar con la suficiente solvencia para dificultar las opciones de remate de Oinatz. La presión ejercida por el de Asegarce aumentó segundo a segundo, tanto a tanto, hasta convertirse en insoportable para un zaguero sin el carácter ganador de su oponente.

Erik Jaka sufrió en el 4-7 un fuerte golpe en el hombro izquierdo contra la pared -también se golpeó la cabeza- que le obligó a entrar en el vestuario. El doctor Urrutia le aplicó hielo y pudo continuar. Después no acertó a rematar como hasta ese momento. El de Lizartza confesó que el dolor le fue a más con el paso de los minutos. Habrá que esperar su evolución en las próximas horas, pero no parece que exista lesión más allá del golpetazo.

Elezkano II, sustituido ayer por Jaka, y Zabaleta necesitaban imponerse 22-11 para conservar su remota opción de ser finalistas. Fue como si el tanto 12 de Bengoetxea VI y Larunbe les hubiera hundido por completo. No reaccionaron. No volvieron a tomar la iniciativa ante unos adversarios lanzados sin remisión al cartón 22.

Su triunfo por 22-17 obliga a no relajarse a los protagonistas de hoy en Bilbao, en el cierre de la liguilla de semifinales. Irribarria y Rezusta necesitan llegar a 11 tantos; Olaizola II y Untoria, 22. De lo contrario, Bengoetxea VI y Larunbe estarán presentes en la final del domingo 9 de abril en el Bizkaia.