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ENRIQUE ECHAVARREN
Lunes, 10 de abril 2017, 07:03
Iker Irribarria y Beñat Rezusta no pudieron contener la alegría cuando Larunbe no llevó a buena la última pelota. Acababan de proclamarse campeones. Se abrazaron y saludaron después con corrección a sus rivales antes de ser literalmente engullidos por micrófonos, cámaras de televisión y seguidores. Los del delantero de Arama fueron los primeros. Los del zaguero de Bergara no tardaron demasiado en sumarse a la fiesta. Especialmente emotivo fue el abrazo que Irribarria se dio con su primo, el realista Aritz Elustondo, en las tablas de la contracancha.
Los nuevos campeones guipuzcoanos comparecieron en la sala de prensa con las txapelas y los trofeos. No querían despegarse de ellos. Y eso que Rezusta no estaba demasiado contento de su actuación individual. «Al principio me ha costado entrar en el partido, las piernas no me respondían, estaba jugando a pie quieto y esa no es la mejor opción, pero cuando he comenzado a sudar me he encontrado mejor, sobre todo en la segunda parte. Iker me ha ayudado mucho con el sotamano, me ha quitado las pelotas malas y me ha dejado solo las buenas. Me ha costado evitarle al principio a Bengoetxea. Nos ha hecho daño con el saque-remate, pero, afortunadamente, hemos conseguido cortar su racha. Les hemos hecho daño con nuestra pelota».
Por su parte, Irribarria señaló que «sabíamos que teníamos un partido complicado. Al principio Larunbe sujetaba todo y Oinatz estaba impresionante, pero después Larunbe ha perdido varias pelotas y nos hemos ido en el marcador. A pesar de la diferencia en el marcador hemos seguido trabajando, defendiendo, y hemos tenido mala suerte en algunas jugadas».
Con una sonrisa de oreja a oreja, el doble campeón de Arama comentó que «con la txapela en la cabeza las sensaciones siempre son buenas. No ha sido nuestro mejor partido, hemos jugado mucho mejor a lo largo del campeonato. Ellos han jugado una barbaridad. Oinatz ha acabado todo lo que le ha cogido, pero hemos seguido ayudándonos».
Irribarria batió también el récord de pelotari más joven en proclamarse campeón de Parejas, con 20 años, desbancando a Rubén Beloki. «¿Hombre récord yo? Ojalá lo fuera. Tengo muy claro que debo seguir trabajando. El Manomanista está a la vuelta de la esquina».
Premio a la regularidad
Y Rezusta fue elegido mejor pelotari del campeonato. Recibió un trofeo conmemorativo. «Estoy muy contento por este premio, pero la txapela es otra cosa. Me han nombrado el pelotari más regular del campeonato, pero parte del premio es para Iker, que me ha ayudado un montón. Juego muy cómodo con él, me quita mucha pelota».
Las txapelas recaían en las cabezas de los dos mejores pelotaris. «Hemos ganado 16 partidos de 18, hemos sido regulares durante el campeonato, hemos cuajado unas actuaciones mejores que otros, pero en una final todo lo que has hecho anteriormente no vale para nada. Está claro que iba a haber nervios, pero las finales son para ganarlas», declaró Rezusta.
Se le requirió a Irribarria sobre el material con el que se disputó la final. «Cada uno ha tenido la opción de jugar con su pelota. Hemos estado en la cancha tres pegadores y no ha habido ningún rebote. Que cada uno saque sus propias conclusiones».
Rezusta también quiso referirse a Larunbe, a quien defendió. «Todos hemos tenido nervios en nuestra primera final. Mikel no ha empezado mal el partido, al contrario. Pero luego se le ha acumulado el trabajo, hemos empezado a cargar más el juego sobre él y las cosas se le han puesto difíciles. Las finales son siempre complicadas. Se le ha juntado todo, nuestro juego, el cansancio...».
Confianza en sí mismo
Por su parte, Irribarria vio en esta txapela un reconocimento al trabajo diario. «Todos los pelotaris pasamos por épocas buenas y malas. En mi caso no estuve bien durante el verano ni en el Cuatro y medio, pero he seguido trabajando con la misma ilusión que el primer día».
Rezusta volvía al Bizkaia, el escenario donde hace justo un año perdió la final del Parejas con Martínez de Irujo ante Olaizola II y Urrutikoetxea. «El año pasado dije que igual no tendría otra oportunidad de disputar otra final y no la he desaprovechado. Fue una pena lo que pasó en aquella final con Juan. Estábamos jugando a gusto y no sabíamos cómo podía acabar. La txapela se la dedico a los de casa, a la cuadrilla, a mi novia y también a Juan. Me acuerdo de él. No está aquí con nosotros por otras circunstancias y quiero mandarle desde aquí muchos ánimos».
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