Urrutikoetxea, pelotari sin fisuras

Mikel Urrutikoetxea confirmó sus indudables dotes para el Manomanista para doblegar por segundo año consecutivo a Joseba Ezkurdia en el Bizkaia de Bilbao y plantarse por tercera vez en semifinales de la competición reina. Jugará el sábado 13 en el Labrit de Pamplona en pos de una plaza de finalista frente a Oinatz Bengoetxea. Es la cuarta ocasión que el de Zaratamo y el de Leitza se cruzan a esa altura de la competición en una competición individual de primera: dos en el Cuatro y Medio (2015 y 2016) y dos en el Manomanista, la anterior en 2015.

El juego de Urrutikoetxea no presenta fisuras. Es un compendio de virtudes repartidas casi a partes iguales entre el ataque y la defensa. Envenena los saques en la pared izquierda, coge altura en el frontis con ambos brazos, alterna los ganchos con pelotazos largos de aire con la zurda, habitualmente elige el momento oportuno para cada jugada y sus largas piernas le permiten llegar indistintamente al txoko y a la contracancha para, sin limitarse a poner la pelota a buena, crear dificultades al contrario.

Metido cien por cien en el partido desde el primer pelotazo, frenó las acometidas iniciales de Ezkurdia, las más peligrosas a las que debió hacer frente. Hubo un par de voleones del delantero de Arbizu que sujetó con soltura, fuerza y elegancia. También se desplazó lateralmente con rapidez en el 4-3 y en el 7-3, dos de los tantos más duros de la tarde. Ambos cayeron del lado del vizcaíno y propiciaron la primera brecha en el marcador, confirmada después por el propio Urrutikoetxea.

Tras el 8-3 el encuentro entró en una fase en la que el saque cambió de manos con facilidad sin que ninguno de los dos protagonistas sacara provecho. Alternaron errores de los que se pagan. Pesaron más los de Joseba Ezkurdia, incapaz de frenar la segunda tacada de cinco tantos de Urrutikoetxea, del 11-7 al 16-7. La diferencia era grande y quien mandaba en el tanteador no mostraba signo alguno de debilidad.

Ezkurdia rebajó el esparadrapo de su mano derecha en el segundo descanso que solicitó, en el 15-7. Apretaban las urgencias. «Había que probar de todo», confesó después. También decidió subir un punto la agresividad. No bastó. Había que elevar también el grado de acierto y tras eñ 16-10 se le cayó abajo su dos paredes de volea en una posición más acorde para entrar de gancho.

La eliminatoria se dirigió inexorablemente hacia su conclusión. Los mayores apuros correspondieron a Pablo Berasaluze, botillero de Urrutikoetxea. Solicitó un descanso tras el 20-12 cuando desde fuera su pupilo no daba muestra alguna de inquietud ni debilidad.

Ezkurdia estuvo muy lejos de la victoria en un frontón que, en su opinión, favorece a Urrutikoetxea porque «da tiempo. Aquí resulta difícil poner ritmo. La pelota sale poco de frontis y coge bote en el suelo. Sin embargo, era consciente de lo que había. He dispuesto de pelota para hacer daño y no lo he conseguido».

Mayor garantía

El año pasado, en el mismo frontón y ante idéntico contrario, el de Arbizu mostró mejor cara y rondó el triunfo, como en la final del Torneo San Fermín del cuatro y medio del año pasado. Uno deduce que Ezkurdia necesita rendir a un nivel muy alto para inquietar de verdad a un Urrutikoetxea que ofrece mayores garantías de rendir a nivel alto.

Asimismo, los dos protagonistas terminaron con sensaciones opuestas sobre el saque propio. Urrutikoetxea manifestó que «desde el primer momento he acertado a sacar. Lo he cruzado mejor que Joseba. En el mano a mano de hoy en día el saque y el resto son medio partido».

Ezkurdia era la otra cara de la moneda: «Mikel ha sacado muy bien y yo, en cambio, no he acertado. Intentaba ponerlo alto y largo, pero no cruzaba. Luego lo he ejecutado corto con una pelota tosca y me ha entrado de sotamano. He desaprovechado mi saque».

El delantero de Zaratamo también tuvo claro desde el principio que «si no le cruzaba la pelota y le dejas la pelota en el medio, Ezkurdia es quien más velocidad le da. Obliga mucho de volea».

«El partido del año pasado fue más largo y peloteado», añadió Urrutikoetxea. «Tampoco crucé la pelota ni me encontré físicamente como esta tarde. Ya desde el saque me he sentido mejor. Estoy contento en líneas generales. Ganando el partido de cuartos te quitas un peso de encima».