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Atano III. El azkoitiarra recoge el trofeo de su último título, el de 1946. EL GRAN LIBRO DE LA PELOTA
Un puñado de guipuzcoanos, en la gloria
Pelota

Un puñado de guipuzcoanos, en la gloria

Siete pelotaris de este territorio acumulan catorce txapelas, la última a cargo de Irribarria en 2016

JOSEBA LEZETA

SAN SEBASTIÁN.

Domingo, 27 de mayo 2018

Jokin Altuna se ha convertido en el octavo pelotari guipuzcoano que accede al palmarés de campeones del Manomanista después de que Ladis Galarza le impusiera este domingo la txapela en el Bizkaia de Bilbao. Toma así el relevo de Iker Irribarria, quien con su triunfo de 2016 rompió hace dos años una sequía de veintisiete sin éxitos de los representantes de nuestro territorio. El de Arama se unió a Atano III (1940, 1942, 1944 y 1946), Miguel Gallastegi (1948, 1950 y 1951), Miguel Soroa (1954), Joxe Arriaran (1955 y 1956), Atano X (1966 y 1968) y Joxean Tolosa (1989).

La lista es ilustre. La encabeza, como no podía ser de otra manera, Atano III, Mariano Juaristi, rey manomanista desde el 1 de enero de 1927, año de su coronación, hasta 1948, edición en la que perdió frente a Miguel Gallastegi, otro pelotari legendario. El mito azkoitiarra sirvió de puente entre dos maneras de poner en juego la primacía de este deporte. Relevó a Mondragonés sobre la cancha y durante catorce años nadie le desafió. En aquella época no existía una competición oficial como tal en la que se pusiera en juego el título. Hacía falta que alguien retara al campeón o que, al estilo del boxeo, los empresarios entendieran que había llegado la hora de que algún rival intentara el asalto al trono. Con actividad suficiente sin necesidad de organizar campeonatos, tampoco había una necesidad perentoria de ello salvo que la ocasión se presentara pintiparada.

Este planteamiento cambió de la mano de la Federación de Pelota, que en 1940 organizó un Manomanista con la participación de los mejores del momento. Atano III recogió el testigo y agigantó su leyenda con cuatro txapelas, la última en 1946, con 42 años. Nadie le ha igualado en longevidad en la competición reina, ni siquiera Retegi II, que logró su undécimo entorchado en 1993 a los 38 años, los mismos con los que Aimar Olaizola disputa hoy su décima final.

En 1948 la txapela mudó de la cabeza de un azkoitiarra, Atano III, a la de un eibartarra, el hoy centenario Miguel Gallastegi, prodigio de la naturaleza. Otro fenómeno. Le dio tiempo para adjudicarse tres y en 1953 renunció a la defensa del título por desavenencias con la empresa, que pretendía aprovecharse del tirón de la final para obligar a los pelotazales a comprar un paquete de entradas para varios festivales. Plantó cara y no cedió pese a las presiones. Cedió la txapela, pero fue campeón de otra manera. Gallastegi no perdió ninguna de sus cuatro finales.

Gallastegi. El eibartarra logró su tercera txapela en 1952 al superar a Akarregi. ANTOLOGÍA DE LA PELOTA A MANO

El riojano Barberito, que iba a ser su oponente, inscribió su nombre en un palmarés dominado claramente por los guipuzcoanos en aquellos inicios. De hecho, ganaron diez de las once primeras ediciones.

La zurda de Miguel Soroa

Miguel Soroa se sumó a este reinado en 1954 al arrebatar la txapela a Barberito en el Astelena de Eibar gracias a un contundente 22-4. El zaguero de Elduain poseía una izquierda de época, una maravilla que le ayudaba a alternar los dos brazos sin ningún problema. Sus zurdazos pegados a la pared izquierda forman parte de la historia de la pelota a mano. Lo mismo que su bonhomía acompañará a todos quienes tuvimos la suerte de conocerle mientras la memoria no nos falle.

Soroa. El de Elduain se proclamó campeón en una ocasión, en 1954 PLAZAOLA/ CEDIDA POR ISABEL VIDARTE

De zaguero a zaguero. De Tolosaldea a Debagoiena. De Elduain a Arrasate. Competían en la cancha, pero compartían afabilidad. Joxe Arriaran, el II de la dinastía, vivió dos de los momentos cumbre de su carrera en 1955 y 1956. El primero al suceder a su buen amigo Soroa en el Astelena de Eibar. Y el segundo al conservar la txapela frente a un Jesús García Ariño de tan solo 21 años, también en la catedral.

El delantero de Axpe se tomó cumplida revancha en Bilbao en 1957, en la tercera de las cuatro finales disputadas por Arriaran II, que también cayó frente a un ciclón de nombre Ogueta en 1958, en Eibar.

Arriaran II. El arrrasatearra tomó el relevo de Soroa en 1955 y repitió en 1956 PLAZAOLA/ CEDIDA POR ISABEL VIDARTE

Tanto el alavés como dos vizcaínos, García Ariño I e Hilario Azkarate, pusieron en entredicho el dominio guipuzcoano hasta que Luciano Juaristi, Atano X, sobrino del III, devolvió a Azkoitia la txapela y la hegemonía en el Manomanista. Ganó dos de las cinco finales que jugó entre 1965 y 1969, concretamente las de 1966 y 1968, ambas frente a Azkarate, una en el Astelena y otra en Anoeta, recinto donostiarra al que posteriormente cambiaron el nombre por el de Atano III.

Cuando Atano X cedió en la final de 1969 frente a Retegi seguramente nadie auguraba un largo paréntesis de dos décadas con nada menos que dieciocho títulos para Navarra y uno para Bizkaia, el de Iñaki Gorostiza. Hasta que en 1989 un zaguero amezketarra, Tolosa, aprovechó su tercera aparición en la final para doblegar al todopoderoso Retegi II. Con el callo abierto. Daba igual.

Atano X. Sus seguidores abrazan al azkoitiarra, ganador de 1966 y 1968 MANU CECILIO

Tolosa. Primer campeón manomanista de Amezketa, en 1989. Superó a Retegi II AMEZKETA HERRI KIROLZALE

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