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J.L.
SAN SEBASTIÁN.
Miércoles, 16 de agosto 2017, 07:55
Irribarria y Merino II se las prometían felices al aproximarse a un tanto, 15-14, después de rehacerse de un 5-0 de salida favorable a Urrutikoetxea-Larunbe y un inquietante 7-2, ayer en la final del torneo de Labastida. Estaban a punto de alcanzar a la pareja vizcaína. No solo eso. Transmitían la sensación de controlar el juego, de dominar más tiempo, de obligar a Larunbe... El decorado era otro.
Mikel Urrutikoetxea, sin embargo, no había dicho su última palabra. Recuperó el saque tras el 16-14, puso en juego una pelota más baja y resolvió. Se marchó directo al 22 para desquitarse de lo sucedido en la final de La Blanca la semana pasada. En aquella ocasión dominaba 18-11 la final con Albisu y la victoria se le deslizó entre los dedos.
Pese a la derrota, Iker Irribarria evidenció que ha entrado en una línea positiva. Ya había dado muestra de ello antes de la revancha contra Bengoetxea VI, en la que confirmó su recuperación. A continuación encadenó tres victorias en Estella, la semifinal de Labastida y Sunbilla. Buscaba en la localidad de La Rioja Alavesa imponerse por primera vez en un torneo de verano, aunque fuera en uno nuevo y de menos nombre que los clásicos. No pudo ser. De momento las temporadas estivales siguen esquivas con el zurdo de Arama. Tarde o temprano caerá alguno.
Intenso, trabajó con el sotamano, participó mucho y mantuvo en pie la final pese a que Larunbe pegó más que un Merino II a buen tono. Dieron 477 pelotazos a buena en casi 58 minutos.
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