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ALEXIS ALGABA
Miércoles, 8 de julio 2015, 07:50
Euskadi dispone de un grupo de empresas destinadas a liderar el cambio a la industria 4.0, a encabezar la innovación y a ser referentes en fabricación avanzada. Dichas empresas deben aprovechar la oportunidad que se les presenta para abordar procesos de crecimiento e inversión. Pero quizá el impulso que esperan tomar para coger velocidad de crucero tras la crisis sea tan fuerte que pueda hacer descarrilar a las compañías más modestas que se encuentran todavía en el vagón de cola. Y no son pocas. Cerca de un tercio de empresas en el País Vasco todavía se encuentra en resultados negativos y no le ha conseguido dar la vuelta a la crisis. La alerta la lanzó ayer el Instituto Vasco de Competitividad de la Universidad de Deusto, Orkestra, que pidió a las administraciones que tomen medidas para tratar de reconducir «la realidad dual» del tejido productivo vasco de forma que Euskadi no camine en un futuro «a dos velocidades» como parece que lo está haciendo ahora.
«Hacen falta políticas encaminadas a reducir las diferencias» sociales y entre empresas, y «aprovechar el momento para que la salida de la crisis sea para todos», destacaron en la presentación del Informe de Competitividad del País Vasco 2015, María José Aranguren, directora de Orkestra, y el coordinador del informe Mikel Navarro. El documento fue presentado en un acto en el Kursaal donostiarra en el que también participó el lehendakari Iñigo Urkullu.
En el informe que elabora Orkestra cada dos años se destacan los puntos fuertes y débiles de la economía vasca en esta salida de la crisis, y aunque en principio se dibuja una panorama en el que «las cifras de endeudamiento y rentabilidad de las empresas propician abordar procesos de crecimiento e inversión tanto desde el sector público como desde el privado», afrontar las debilidades sigue siendo el principal reto para la economía vasca. Y, sobre todo, atender a las pequeñas empresas, que es donde se cierne la mayor incertidumbre del tejido productivo vasco. «Las empresas medianas tienen una competitividad mayor que en el resto de comunidades del Estado y a la par que en Europa. Las grandes también. Pero las pequeñas no solo son menos competitivas que las compañías de mayor tamaño, sino que están en peores condiciones que las de otras comunidades», advierte la directora de Orkestra, María Jose Aranguren. De forma que hay que lograr alimentarlas y provocar «un transito acelerado hacia una economía de la innovación sustentada en la diversificación, la transformación productiva y el impulso de la innovación no tecnológica».
¿Cómo? Combinando políticas para ganar tamaño, asociativas y de implementación de la innovación «no solo tecnológica, sino de gestión de TICs o de modelos de gestión». Ahí tendrían también mucha responsabilidad las empresas grandes, que principalmente subcontratan a las pequeñas, de forma que también tomen parte activa en que las microempresas logren crear productos con valor añadido que puedan ser atractivos para otras compañías. Además los clústers y las agencias de desarrollo deberían ser las entidades más adecuadas para gestionar las ayudas directas y conocer de primera mano cuáles son las necesidades de estas empresas y exponerlas a las administraciones.
Atraer inversión extranjera
En ese sentido, Orkestra ve necesario que las políticas sociales se verticalicen de forma que se ajusten más a las características de cada sector o clúster.
En líneas generales, el informe coloca a Euskadi entre las 20 o 30 regiones con las empresas más competitivas de las 200 en las que se reparte Europa. Orkestra apunta que «las grandes y medianas empresas están mejor preparadas para afrontar los retos de cara a la salida de la crisis» ya que han mantenido en los últimos años los niveles en lo que respecta a innovación, cooperación inter-empresarial, exportación y márgenes de rentabilidad. De forma que los pasos a seguir serían el de impulsar la innovación no-tecnológica y atraer inversores productivos extranjeros. «Eso sí, que sean productivos y que se comprometan a utilizar y ser parte de la red vasca de investigación. Que se implique y no sea solo una inversión especulativa», advierte Aranguren.
De cara al futuro, el informe propone continuar impulsando los sectores estratégicos vascos. En primer lugar el de fabricación avanzada en donde Euskadi se encuentra ya «en la ola». A corto-medio plazo el de la energía, «donde existen posibilidades de negocio evidentes para nuestra industria»; y a medio plazo las biociencias «donde todavía no somos competitivos pero podemos encontrar una apuesta que traccione».
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