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FERNANDO SEGURA fsegura@diariovasco.com
Lunes, 2 de noviembre 2015, 07:01
El sector siderúrgico vasco vuelve a agitarse. La posibilidad de que el grupo brasileño Gerdau venda sus plantas en España, incluidas las vascas de Basauri, Azkoitia, Soraluze, Legazpi, Vitoria y Legutiano ha removido un panorama que parecía consolidado. El último terremoto en Gipuzkoa se produjo en 2013, cuando cerró Corrugados en Azpeitia. Ha habido otros seísmos, como el que afectó a TS Fundiciones de Zestoa, pero en este caso el final fue feliz, al caer en la órbita de Gestamp.
Empleados
Las plantas vascas de Gerdau dan empleo a 1.500 personas, 400 de ellas en la factoría de Azkoitia. La planta más potente es la de Basauri (900 trabajadores)
780 millones
La facturación de las factorías vascas se eleva a 780 millones de euros anuales. Según fuentes sindicales, este año las pérdidas serán de 20 millones de euros
-32% caída de beneficios
El grupo ha visto caer sus beneficios un 32% y las deudas se elevan a 4.300 millones de euros. Va a pedir 1.000 millones de dólares en créditos
7.5% incremento
Siderex señala que en 2014 la producción de las acerías vascas creció un 7,5% respecto a 2013 y espera que este año se consolide
4.165.00 toneladas
salieron de las factorías vascas en 2014, el 29% de la producción estatal, pero todavía lejos de los 7,5 millones de 2007
64 millones
El PIB vasco asciende a 64 millones de euros. El PIB industrial representa cerca del 21% y el sector siderúrgico en torno al 25% del industrial
14 millones
de toneladas salieron en 2014 de las factorías españolas. Es el cuarto productor europeo, por detrás de Alemania, Italia y Francia
88 millones
de toneladas de acero exporta China anualmente, el doble de la producción que sale de las plantas de Alemania
822 millones de toneladas
produce China cada año, es decir, 58 veces lo que se genera en España. La ralentización económica del país le obliga a exportar de forma agresiva
Tras la quiebra de la factoría que formaba parte del grupo Gallardo, el 'mapa' de las acerías guipuzcoanas ha gravitado en torno a dos grandes corporaciones: ArcelorMittal y Gerdau. Sin embargo, este sistema bipolar podría desestabilizarse y por ende el de toda la siderurgia vasca, que es como decir la estatal. El motivo, una vez más, China. La invasión de acero a bajo precio procedente del país asiático trae de cabeza a medio mundo. De hecho, el problema de Gerdau tiene su origen en la competencia que ejerce China al grupo brasileño en su propio país, una tormenta cuyos efectos se están dejando notar en las factorías españolas.
El gran dragón está exportando anualmente 88 millones de toneladas de acero, el equivalente a la producción de dos alemanias. El crecimiento interno del país se ha ralentizado y no absorbe el material que sale de sus factorías: 822 millones de toneladas, es decir, 58 veces lo que produce España.
Su peculiar sistema político, híbrido de comunista y capitalista, impide el cierre de plantas. Por tanto, la válvula de escape es la exportación en condiciones alejadas del mercado y sin reflejar los costes reales de producción.
De momento, las acerías vascas están capeando el temporal, pero tiemblan ante lo que puede venir. Los datos aportados por la Asociación Española de Exportadores de Productos e Instalaciones Siderúrgicas (Siderex), con sede en Bilbao, indican que la producción de las plantas radicadas en Euskadi en 2014 fue de 4.165 millones de toneladas, un 7,5% más que en 2013, pero lejos todavía de los 7.500 millones que salieron de las factorías en 2007.
La producción de Gerdau en 2014 fue de 850.100 toneladas, 60.000 más que en 2013 (incluida Reinosa). En ArcelorMittal (Zumarraga, Bergara y Olaberria) se colaron 2.208.100 toneladas, 143.000 más que en el ejercicio anterior.
Datos positivos
En principio, estos datos invitan al optimismo. Asier San Millán, director general de Siderex, indica que los resultados de 2014 pueden consolidarse en el presente año gracias a la activación del sector del automóvil, la construcción y obra civil.
Ahora bien, San Millán expone en toda su crudeza las amenazas que se ciernen. «Sigue existiendo el peligro de que China y Taiwan introduzcan sus productos en la UE de una manera desleal, vendiendo a precios de dumping (por debajo del valor real), causando un considerable perjuicio a nuestras acerías».
La repercusión para la economía vasca de unas importaciones desbocadas serían enormes. Baste decir que el PIB vasco se sitúa en torno a 64.295 millones de euros, de los que el 21% corresponde a la industria, siendo el sector siderúrgico el 25% de este último. Los efectos negativos no se limitarían a las acerías, sino que repercutiría en transformadores, ingenierías y fabricantes de bienes de equipo.
Si la preocupación es palpable en el ámbito de Euskadi, todavía es mayor en el ámbito estatal. En el País Vasco la producción registra una tendencia al alza, pero no ha ocurrido lo mismo en el resto del país, pese a que el consumo siderúrgico ha repuntado un 7,6%. El informe de 2014 de la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid) indica que, a pesar de esta subida, la producción de acero bruto de la siderurgia española se quedó en 14,2 millones de toneladas, sin variación significativa con respecto a 2013.
Este desfase se genera porque una parte de la demanda se ha satisfecho mediante importaciones. En concreto, en 2014 se compraron en el extranjero 8,3 millones, superando en un 9,6% a las de 2013. El documento de Unesid añade que las adquisiciones de acero a la UE han subido un 8,8%, mientras que las de terceros países se han disparado hasta el 12,3%. Y aquí es donde pone el foco Unesid. «Esta cifra esconde un crecimiento muy potente de las importaciones chinas, que están captando cuota de mercado de los fabricantes domésticos y también, a gran velocidad, de otros países terceros. Están demostrando una agresividad muy preocupante basadas en condiciones ventajosas proporcionadas por su Gobierno».
El presidente de Unesid, Gonzalo Urquijo, también presidente de ArcelorMittal España, empresa cuya presencia en Gipuzkoa es decisiva, advertía en un reciente artículo de los riesgos que supone no regular las importaciones chinas. «La estimación de la contribución económica de ArcelorMittal en España el año pasado fue de 4.700 millones de euros. Cifra que habla por sí sola de la importancia, a veces trascendental, que tiene nuestra empresa para determinadas comunidades donde operamos, generando más de 10.000 empleos y contribuyendo al sostenimiento del entramado económico local».
Y acto seguido Urquijo subraya. «La actual sobrecapacidad de producción de acero de China está derivando en importaciones masivas de dicho país que están poniendo en serio riesgo la viabilidad del sector en Europa».
El impacto de las importaciones también se refleja en los datos aportados por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (Confemetal). La entidad constata que en productos siderúrgicos largos se ha apreciado un parón por «posibles importaciones a la baja». A su vez, se ha producido un descenso en el precio para el acero corrugado.
No obstante, Gonzalo Urquijo advierte luces en el horizonte, entre éstas la recuperación de la economía española, con crecimientos del PIB en los últimos trimestres, el buen momento del sector del automóvil y la reactivación del sector inmobiliario.
¿Qué hacer?
El panorama descrito por las fuentes consultadas resulta preocupante. ¿Qué hacer para frenar el aluvión asiático? Unesid ha colaborado con sus empresas adscritas y con la Asociación Europea del Acero (Eurofer) en el planteamiento de expedientes de defensa comercial para proteger el mercado europeo.
El director general de Eurofer, Axel Eggert, ha explicado recientemente que «a pesar de la debilidad del euro y las adversas condiciones de demanda, las importaciones de acero de la UE están creciendo de nuevo de manera significativa, lo que fomenta la competencia de precios y la erosión de los márgenes».
Eggert añade que el exceso de capacidad de China en un contexto de crecimiento ralentizado es la causa fundamental de la desestabilización de la UE y del mercado global del acero. Las exportaciones chinas a la UE aumentaron un 49% en los primeros cinco meses de 2015, respecto al mismo período del año anterior. En opinión del presidente de Eurofer, «mientras las acerías chinas continúen descargando sus productos en lugar de recortar la producción, la previsión apunta a que continuarán existiendo condiciones de mercado difíciles».
Aranceles
La Unión Europea movió ficha en marzo e impuso tasas 'antidumping' durante seis meses sobre las importaciones de ciertos productos procedentes de China y Taiwán. La tasa se aplica a los productos planos de acero inoxidable laminados en frío de ambos países y es el resultado de una investigación que la Comisión Europea inició en junio de 2014 tras recibir una denuncia de Eurofer en nombre de los fabricantes de este tipo de productos, que acusaban a sus competidores asiáticos de vender con pérdidas en la UE. Las tasas oscilan entre el 10,9% y el 25,2%.
Ahora bien, la solución no radica solo en intentar parar las exportaciones chinas. La bajada del precio del petróleo, que ha abaratado el transporte considerablemente y, sobre todo, la adquisición de deuda europea por China, un mecanismo de presión formidable para impedir que se apliquen aranceles, obliga a encontrar alternativas. Según datos del Real Instituto Elcano, una estimación prudente indica que China ha comprado deuda española por valor de 41.000 millones de dólares. Si aprieta el botón y la vende, la prima de riesgo se dispararía.
Resulta obligado explorar otros caminos y estos pasan, una vez más, por mejorar el producto. Asier San Millán se muestra optimista a este respecto. «Nuestras empresas son muy competitivas. Las acerías se están moviendo mucho en este ámbito e invierten en la búsqueda de nuevos materiales más resistentes, livianos y anticorrosión para los sectores naval, eólico o de automoción».
Si bien el principal problema al que se enfrenta el sector es la competencia asiática, no podemos dejar de citar aunque sea someramente un segundo hándicap que lastra los resultados: la factura energética.
Asier San Millán señala que el sector siderúrgico es intensivo en el consumo de energía. «En el actual momento de recuperación aspiramos a que haya nuevas inversiones que refuercen nuestra competitividad. Para lograrlo resulta necesario disponer de unos costes de electricidad competitivos, predecibles y estables, condiciones que no se dan hoy en día».
En conclusión, la receta para frenar la masiva llegada de acero chino pasa por una política vigilante de la UE que impida el 'dumping', el desarrollo de productos con más valor añadido y unos costes energéticos que no lastren las cuentas de resultados de las empresas.
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