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Imagen de la entrada principal de la planta de ArcelorMittal en Zumarraga un año después de que se conociera la decisión de cierre de la misma.
Zumarraga, año uno después de Arcelor

Zumarraga, año uno después de Arcelor

La localidad y la comarca se han «recompuesto» del cierre comunicado hoy hace 365 días

ALEXIS ALGABA

Miércoles, 15 de marzo 2017, 17:04

La pesadilla se desencadenó tal día como hoy, 15 de marzo, hace justo un año. La dirección de ArcelorMittal comunicaba al comité de la planta de Zumarraga el cese de actividad de la acería guipuzcoana. Desde un principio la multinacional no planteó ninguna otra alternativa. «Tratamos de buscar y explorar cualquier alternativa que no conllevara el cierre, pero no lo contemplaban». El alcalde de Zumarraga, Mikel Serrano, recuerda como fue el impacto de la noticia. Cómo cada uno de los vecinos y él mismo comenzaron a hacerse preguntas y a ver oscuro y «con una sensación de acercarse al precipicio y de incertidumbre» la cuestión. Esa decisión de Arcelor suponía que alrededor de 350 empleos directos y otros 200 indirectos peligraban y que una localidad y una comarca se sumían en un inmenso interrogante sobre su futuro.

Pero de toda pesadilla se acaba despertando y habitualmente, el ser humano trata de liberarse de esa tensión que le ha atormentado y busca borrar lo más pronto posible esa huella. Y normalmente también, la pesadilla tiene algún tipo de precedente del que se ha tratado de escapar por lo que la persona está acostumbrada a buscar soluciones para ello.

Un año después de que esa noticia helara a Zumarraga y a todo Alto Urola, el presente no se plantea tan oscuro como se presuponía. «El impacto ha sido menos doloso del que se esperaba», confiesan la mayoría de agentes implicados y trabajadores con los que ha podido hablar DV. El resumen general es el siguiente, en lo que a trabajadores respecta. De los 209 empleados que optaron por la carta de despido, «una gran parte» trabaja o ha trabajado en empresas de la zona desde que salieron en verano de Arcelor. No son contratos con las mismas condiciones que tenían en la multinacional, pero el compromiso y la capacidad de absorción de ese grueso de trabajadores que ha mostrado el tejido productivo de la zona es notable.

Unos 70 de esos exoperarios -algunos lo compaginan con sus nuevos empleos- también participan en los itinerarios formativos propuestos por Urola Garaiko Lanbide Eskola (UGLE), con el apoyo de la Diputación y del Gobierno Vasco por medio de Lanbide.

Y por otro lado, al margen del grupo de 21 personas que fueron prejubiliadas, están los que se decantaron por las recolocaciones en Asturias propuestas por la empresa. De los 85 empleados que eligieron esta opción quedan menos de una veintena por ser reubicados y de los que han sido colocados, más de medio centenar han tenido la 'suerte' de haberse quedado en plantas cercanas. Una veintena aproximadamente en Lesaka, algunos más en Etxebarri, Olaberria, Bergara y se está ultimando la llegada de los primeros ocho a la ACB de Sestao. En Asturias apenas han sido reubicadas una decena de personas y su entrada, afirma la empresa, «se hará con cuentagotas». «Creemos que a todos nos han dado la oportunidad de quedarnos en plantas cercanas a Zumarraga», apunta Roberto, exmiembro del comité de la acería de Alto Urola y que ha sido reubicado en una planta vasca.

15/03/2016

  • FECHAS CLAVE

  • Arcelor traslada el cese de actividad a los trabajadores de la planta de Zumarraga. Un planteamiento inamovible durante la negociación.

19/04/2016

  • Último día de producción Un mes más tarde de conocerse la decisión de la multinacional, se detuvo definitivamente la actividad.

22/07/2016

  • Los trabajadores se deciden 85 de ellos se acogen a las reubicaciones planteadas por la empresa y 209 optan por las cartas de despido.

La nueva realidad

«Un año después podemos decir que con las lecciones aprendidas de épocas pasadas y la implicación de todos nos hemos podido recomponer y afrontar ese impacto», describe el alcalde de Zumarraga. El primer edil recuerda los pasos dados durante estos doce meses, con algunos desencuentros con administraciones superiores pero, destaca, al final el acuerdo entre todos para sacar la situación adelante y buscar una solución «para las 300 familias que se veían afectadas y para nuestra economía local» ha dado su resultado.

«Sinceramente, pienso que ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida». Francisco José Nájera lo tiene claro y no duda a la hora de hacer un resumen de lo que ha sido este último año desde que dejó de trabajar para Arcelor Zumarraga. Este madrileño que está a punto de cumplir los 38 años ya vivió una situación similar hace unos años, cuando la multinacional cerró una planta en Madrid y recolocó en la acería de Alto Urola a parte de esa plantilla. Francisco apunta que «aunque la situación ha sido mala para todos» esa salida ha supuesto para él una liberación y ve con optimismo el futuro. «Nos trataban como números», describe. Su posición, apunta, no era tan mala como la de otros extrabajadores, ya que no tenía cargas familiares, pero al igual que el resto «pensaba que después de 11 años en la empresa era un trabajo fijo y tenía mi vida encarrilada». Ahora, está inmerso en uno de los cursos formativos de UGLE, con el objetivo de «sacarme una titulación» y mientras trabaja desde el pasado 25 de enero en Fundiciones Estanda tras pasar previamente por otra empresa. «Ya sé que estoy cubriendo un pico de producción y que este empleo no tendrán mucho recorrido pero tengo la sensación de que la situación está mejor y surgen oportunidades», añade. En Zumarraga ha conocido a la que es su pareja y no tiene dudas de que quiere seguir en la localidad.

Aitzol Cajaraville, por su parte, también optó por la carta de despido, aunque hay momentos en los que se arrepiente. «Yo soy de Irun y ver que a compañeros los están recolocando en Lesaka me hace pensar que quizá no escogí la mejor opción», piensa, pero en un primer momento la única oferta de traslado de la multinacional, era a Asturias. Tras dejar la acería, Aitzol se presentó en la plancha de EH Bildu a las elecciones al Parlamento Vasco, pero el partido no obtuvo la representación suficiente para que llegara a Vitoria. «Desde diciembre he estado mandando currículums y he acudido a un buen puñado de entrevistas, pero no ha habido suerte», comenta.

Aitzol es un joven formado con una FP en electricidad y tiene la sensación de que su imagen pública y su afiliación a LAB -fue miembro del comité de empresa en Arcelor- le han perjudicado a la hora de optar a algunos puestos. «Yo lo que quiero es trabajar, soy un profesional y no quiero que la empresa que me contrate piense que voy a otra cosa», apostilla. Aitzol admite que muchos de sus compañeros ya han entrado en Bellota, Indar y otras firmas de la zona y él espera encontrar pronto una ubicación «antes de fundirme la indemnización y el paro».

La larga espera

En la piel de ese grupo inferior a los 30 familias que espera todavía una reubicación se encuentra la de Ainhoa Simal, una de las 'cabecillas' de las denominadas 'Mujeres de acero', las esposas y parejas de los empleados de Arcelor que se concentraron incansablemente y sostuvieron los ánimos y la esperanza de que no se terminara cerrando la fábrica de Zumarraga. «El año ha sido muy duro. Luchamos hasta julio porque había esperanza pero desde entonces hemos cambiado la brega por la espera», sostiene. Su marido se decidió por el plan de reubicaciones ofrecido por Arcelor, pero todavía espera a un destino, mientras muchos de sus compañeros ya están trabajando en plantas vascas, «la más lejana en Etxebarri» y unos pocos, «menos de diez, optaron por irse voluntariamente a Asturias».

Cada semana, apunta Simal, la multinacional recoloca a varios trabajadores, pero su familia en estos momentos se encuentra «igual que el año pasado, a falta de un trimestre para cerrar el curso escolar y sin saber cuál será el futuro». Entienden que «alguien debe ser el último recolocado», aunque mantienen la esperanza de que «también haya un hueco en una planta cercana».

El grupo de las 'Mujeres de hierro' explica Ainhoa, «está parado» ya que la mayoría de los implicados ya han encontrado empleo. «Un porcentaje muy alto de los extrabajadores está recolocado», apunta. Ellas, filmaron un documental que ha sido reproducido en varias localidades del territorio, entre ellas, Donostia. «Si tengo que destacar algo positivo de este año, eso sería el grupo que formamos y la lucha que mantuvimos. Fue una experiencia increíble», rememora Ainhoa.

Un año después, como ven, la mayoría de los afectados por el cierre de Arcelor siguen viéndose las caras por Zumarraga o por localidades de la comarca. La pesadilla se ha convertido, en líneas generales, en una experiencia vital enriquecedora.

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