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A. A.
Lunes, 18 de mayo 2015, 12:30
Con la Ley de Dependencia ha ocurrido todo lo contrario a lo previsto. En teoría, las ayudas mensuales que cobran las personas que cuidan a un familiar dependiente fueron recogidas en el texto normativo para responder a casos «excepcionales», pero la práctica ha demostrado que es, de lejos, la prestación más demandada, incluso la única a la que se puede acceder en muchas comunidades autónomas a la cola del desarrollo de la ley. La falta de otras ayudas, la persistencia de un modelo tradicional de cuidados en el hogar y el atractivo de cobrar una paga al mes en muchos hogares sacudidos por la crisis han perpetuado su hegemonía.
En Gipuzkoa estas ayudas todavía representan el 82% de las que se conceden, un peso que ha ido cediendo en paralelo al apoyo de las ayudas para la contratación de un cuidador profesional. La figura del asistente personal está cobrando poco a poco fuerza en el territorio, el primero en haber extendido esta prestación a los niveles de dependencia de menor grado. A finales de 2012 había 1.184 ayudas de este tipo. Hoy son 1.977. Por el contrario, la prestación económica para el cuidado familiar ha pasado en ese mismo periodo de 10.287 a 9.511 beneficiarios.
El impulso a las prestaciones económicas para permitir el cuidado de la persona dependiente en su entorno, siempre y cuando reciba la atención adecuada, se ha traducido en un mayor gasto. Gipuzkoa invierte cada año 46 millones de euros para sufragar las ayudas por dependencia que el Gobierno foral blindó de los recortes del Ejecutivo central. La menor financiación de Madrid supone un impacto de 30 millones menos para las arcas guipuzcoanos.
Mayor control en las casas
Los expertos inciden en que el modelo familiar del cuidado a los dependientes debe contar con alternativas porque no se sostendrá en el futuro. El acceso de la mujer al mundo laboral, el envejecimiento de la población y el aumento de la edad de las personas que cuidan a sus familiares hacen inviable este modelo como única solución.
La crisis tampoco está ayudando. Muchos hogares han adoptado la prestación por dependencia como ingreso para la subsistencia de toda la familia y no para el fin para el que fue ideada. «Las prestaciones para cuidados en el entorno familiar, en estos tiempos de crisis, están sirviendo para atender a las personas mayores para servir de soporte a las necesidades básicas de las familias», ha advertido el consejero de Asuntos Sociales, Juan María Aburto.
La Diputación de Gipuzkoa ha anunciado la puesta en marcha de un equipo de profesionales para supervisar el cuidado de las personas dependientes en los hogares, un mayor control para asegurar su correcta atención.
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