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JAVIER PEÑALBA
Lunes, 22 de junio 2015, 07:06
Los apicultores vascos no ocultan su preocupación. Temen que este 2015 la expansión de la avispa asiática ( 'Vespa velutina') sea incluso superior a la de ejercicios precedentes. «Son ya muchos los que llevamos enfrentándonos a esta especie invasora y la palabra que mejor define la situación es: desesperante», afirma Mikel Zubeldia, presidente de la Asociación de Apicultores de Gipuzkoa. Zubeldia sustituyó hace unos meses a Julián Urkiola, quien durante décadas ha sido la cabeza visible de la asociación y una de las personas que más se ha esforzado en combatir la expansión de la avispa. Los apicultores no albergan la menor duda de que les aguarda un año complicado. Lo saben porque en los trampeos que se han realizado hasta ahora el número de avispas reinas que han caído ha sido realmente elevado.
La colocación de estos sistemas de captura permite contabilizar el número de reinas fundadoras y mediante este dato efectuar una extrapolación de las que aún quedan en libertad. Esta actividad está regulada por el Servicio de Medio Ambiente de la Diputación, que tolera las trampas solo en épocas determinadas, de marzo a mayo, momento en el que la especie sale del letargo invernal y construye los nidos primarios, y a finales de agosto, cuando la incidencia de la avispa en el colmenar es «bestial», dice Zubeldia.
Hasta ahora, los recolectores de miel, en su lucha contra la avispa, mantenían las trampas operativas prácticamente todo el año. Sin embargo, el equipo de expertos que participa en el protocolo que fue diseñado en Gipuzkoa para el control de la 'Vespa velutina' estimó que esta captura indiscriminada era perjudicial para otras especies y que incluso podría resultar contraproducente para el equilibrio medioambiental.
Gracias a las trampas, por lo tanto, los apicultores saben que el panorama al que se enfrentan este año no es nada halagüeño. «Hasta ahora no habíamos tenido una primavera con tantas fundadoras de avisperos. Y si nosotros hemos capturado una barbaridad, es de suponer que el número de las que están en libertad es cuando menos similar o superior. Nos espera, en consecuencia, una campaña muy complicada», precisa el presidente de los apicultores.
«Solución, ya»
Los recolectores demandan, por lo tanto, una solución, «pero ya mismo». Afirman que son muchos los años que llevan con este tema. «Uno, aguantas, dos también y hasta tres, pero tantos...».
Consideran que no es un problema que ataña de forma específica a los productores de miel. «A nosotros nos afecta de manera directa, pero hemos de tener presente que, básicamente, es un problema medioambiental. Y es eso lo que queremos transmitir a las instituciones. En Gipuzkoa, la Diputación ha trabajado bien, ha realizado labores de coordinación y ha establecido un protocolo que ha sido ejemplo para comunidades limítrofes. Sin embargo, a algunos municipios que también participan en el protocolo o al Gobierno Vasco, se les podría exigir algo más. Al Ejecutivo le pediría una asignación económica para la investigación. Es el camino por el que hay que avanzar».
En los laboratorios Neiker trabajan desde hace varias campañas en la búsqueda de una solución. El sector confía en que estas investigaciones permitan la obtención de un producto que, al igual que en su momento se creó una sustancia para combatir la varroa, posibilite cuando menos ejercer un control sobre las poblaciones de avispas. «No sabemos en qué fase está en Neiker. Nos llegan noticias de que hay algunos resultados. Si los hay, los deberían probar».
La desolación ante la falta de resultados hace que algunos apicultores se planteen incluso deshacerse de sus colmenas. El número de asociados se ha reducido y también el de las colmenas. «Y les entiendo, porque al final nos supone dinero, trabajo y poca satisfacción. No debemos olvidar que solo el 5% de los apicultores viven de esta actividad. El resto lo somos porque es de las pocas satisfacciones que nos ofrece. El mundo de la abeja sorprende, es interesante... Somos apicultores por vocación. Al que le gusta el mundo de la abeja se dedica a la apicultura, como al que le gusta pintar, pinta. Si además puedes obtener su propia miel, tu propóleo, jalea... y encima ves que es beneficioso, te engancha. Pero si todo ello desaparece, pues lo dejas», reconoce el presidente de los apicultores de Gipuzkoa.
La avispa se halla actualmente extendida en todo el País Vasco, norte de Navarra y algo en el resto de esta comunidad foral. También está diseminada en la cornisa Cantábrica y en una parte de Galicia. Poco a poco avanza hacia el sur. Y lo peor es que hay visos de que pueda detenerse. «No nos queda otro remedio que convivir con ella. La erradicación es imposible. La convivencia podrá ser soportable o no, dependiendo de si podemos llegar a controlar las poblaciones mediante algún producto que haga disminuir la afección de la especie en los colmenares».
Fase de expansión
La avispa asiática se halla en esta época del año en un momento crucial. Entre finales de mayo y mediados de junio abandonan el nido primario que la reina, fecundada del año anterior, ha construido tras haber pasado el invierno. Las avispas fundadoras comienzan con la elaboración del nido primario allá por el mes de marzo. Son ellas las que se encargan de alimentar a las primeras larvas que han depositado y que luego se convertirán en las primeras obreras. «En cuanto tienen un número de veinte o treinta unidades, ya en junio, pasan del primer nido al emplazamiento secundario o definitivo», explica Zubeldia.
Los primeros avisperos los fabrican en zonas protegidas de las inclemencias, bien de la lluvia y el viento, en tanto que el segundo los levantan, en un 80% de los casos, en las copas de los árboles. «Y son precisamente estos los que no vemos hasta que casi en otoño empiezan a caer las hojas».
Los avisperos, por lo tanto, cuentan en estas fechas con no demasiados individuos. «A partir del próximo mes de julio, su presencia es cada vez mayor. El paulatino nacimiento de las obreras hace que proliferen y la explosión fuerte se da sobre mediados de agosto. Es en ese momento cuando de verdad comienza el asedio a las colmenas».
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