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Seis menores mostraron en Gipuzkoa su intención de suicidarse por sufrir acoso escolar

Seis menores mostraron en Gipuzkoa su intención de suicidarse por sufrir acoso escolar

Varios de ellos llegaron a autolesionarse, según la Memoria Fiscal de Euskadi de 2014

JAVIER PEÑALBA

Miércoles, 7 de octubre 2015, 07:14

Los delitos no conocen de edades. Menores, jóvenes, adultos, personas de la tercera edad... En cualquiera de estas franjas hay alguien siempre dispuesto a vulnerar la legalidad. De todos, los cometidos por los menores son de los que más alarma generan. En 2014, la Fiscalía de Gipuzkoa contabilizó 669 expedientes por ilícitos perpetrados por chavales que no habían alcanzado la mayoría de edad, según se recoge en la memoria que fue presentada recientemente por Juan Calparsoro, fiscal superior de Euskadi. Trece de ellos fueron por acoso escolar. En seis casos, las víctimas manifestaron su intención de quitarse la vida y varias de ellas se autolesionaron. Además, se produjo un suicidio consumado, aunque no aparece registrado como acoso, toda vez que no se formuló denuncia.

El suicidio de Jokin Ceberio en septiembre de 2004, en Hondarribia, víctima del 'bullying' al que fue sometido por amigos y compañeros de clase, fue el detonante que puso al descubierto una práctica en colegios e institutos que muchos conocían y muy pocos se atrevían a denunciar. La manida frase: «eso ha existido siempre» ha ocultado numerosas situaciones de acoso en las aulas que han marcado de por vida a sus víctimas.

En la década transcurrida desde el tristemente denominado 'caso Jokin', a pesar de la predisposición existente para erradicar estas prácticas delictivas, todavía se suceden demasiados casos. La Memoria de la Fiscalía de Gipuzkoa, dada a conocer por Calparsoro, constata «un importante» aumento de casos de acoso escolar. Tras la reducción que se experimentó en 2013, en el que se registraron 5 denuncias frente a las 9 del año anterior, el pasado año se contabilizaron nada menos que 13.

El ministerio público indica que, a diferencia de los delitos cometidos por menores a través de las nuevas tecnologías, o los de violencia filio parental, en los que los infractores son mayoritariamente varones, en los de acoso las personas denunciadas son chicas en su mayor parte. Destaca en este sentido que, de todas las denuncias presentadas, solo cuatro expedientes se refieren a agresores varones.

La Fiscalía constata la «corta edad» de las personas acusadas en esta modalidad delictiva que son en muchas ocasiones inimputables, es decir menores de 14 años. Así, en el año 2014 se archivaron 8 expedientes en los que aparecían 18 supuestos acosadores-acosadoras menores de dicha franja de edad. Del resto de asuntos, 4 finalizaron con una mediación y otro dará lugar en el futuro a la celebración de juicio oral.

Uno de los casos más llamativos, señala la Fiscalía, que fue reconducido judicialmente a mediación, fue un «acoso escolar tradicional» en el que existieron insultos, agresiones y amenazas y en el que además las jóvenes grabaron el episodio mediante un vídeo que divulgaron después. El agredido era un chico menor de 14 años y las agresoras, cuatro chavalas mayores de 14 años y una chica menor de dicha edad. En este caso el colegio impuso a alguna de las jóvenes la medida de expulsión del centro escolar por un tiempo.

El misterio fiscal detalla que las circunstancias que hacen que determinados alumnos sean objeto de escarnio por otros son «muy variadas». En este sentido, destaca la «delgadez extrema de la víctima, su sobrepeso, condición sexual o raza».

El contenido de las expresiones humillantes resulta asimismo diverso. «Una tabla de surf tiene más curvas que tú, puta ballena de mierda, puta gorda, gordo de mierda, adelgaza obeso, comete tu casa, revienta de una puta vez gordo de mierda, marica, gay, cabrón...» son algunas de las frases que escuchan las víctimas. «En definitiva y en ello no ha cambiado ni el ser humano, ni la sociedad, ser diferente tiene un precio», se indica en la memoria.

Los seis casos

La Fiscalía constató en 2014 en Gipuzkoa seis expedientes en los que jóvenes víctimas del acoso manifestaron ideas suicidas o ejecutaron actos autolíticos. El año anterior fueron dos los intentos de suicidio registrados.

De estos seis, una joven manifestó su voluntad de tirarse a las vías del tren y tuvo que ser sujetada para impedirlo. Otro se hizo cortes superficiales en la muñeca con una cuchilla y no necesitó asistencia médica. Una tercera joven, con un intervalo de 15 días, amenazó en dos ocasiones con quitarse la vida con un cuchillo.

Un adolescente se hizo cortes en el cuello también con una cuchilla y se sentó en la ventana con idea de arrojarse al vacío. Otro llamó al 112 y manifestó igualmente que se quería suicidar. Una chica tomó pastillas tras ser amenazada por la red social 'Ask Fm' por unas amigas.

Las víctimas fueron, por lo tanto, tres varones y tres féminas, algunos con antecedentes psiquiátricos. En uno de los casos, uno de los chicos presentaba una fuerte intoxicación etílica cuando manifestó sus intenciones. La Unidad de Psiquiatría Infantil de Donostia le recomendó la abstinencia absoluta de tóxicos y el seguimiento por un psiquiatra.

Además de los asuntos recogidos, en 2014 hubo un suicidio consumado que, sin embargo, no fue objeto de denuncia y que no aparece registrado.

Relacionado también con el acoso escolar, el pasado año se dictó una sentencia de conformidad de unos hechos que tuvieron lugar en 2012. Unos jóvenes rompieron los frenos de la bicicleta de otro menor y provocaron un accidente de gran gravedad. El menor llegó a estar ingresado varios días en la UVI.

Pese a todos estos casos, la Fiscalía de Menores, cuya fiscal delegada es Mercedes Bautista, destaca la labor que desarrollan los centros escolares, «no solo para destapar las conductas ilícitas a través de sus protocolos de actuación», sino también para buscar soluciones mediadoras y reparadoras por medio de charlas y organizando encuentros entre las partes implicadas.

Otros delitos

Pero los menores no solo cometen delitos de acoso escolar. La memoria constata otros como agresión sexual, robo con fuerza, lesiones, hurtos, daños , conducción bajo el influjo del alcohol o drogas y violencia doméstica. Respecto a esta última, el número de denuncias se ha mantenido en cifras parecidas, pasando de 58 a 53. Los casos de violencia de género cayeron de 8 a 3.

No obstante, el informe aprecia un aumento de las denuncias de violencia filio parental. Así, en 2013 se presentaron 39 y al año siguiente, 53. Predominan en esta materia las denuncias contra descendientes varones. Así, los expedientes incoados están relacionados con 41 jóvenes del sexo masculino y con 12 chicas. «Este último dato no es de menospreciar, pues apunta a comportamientos agresivos en las mujeres, cada vez más frecuentes», destaca la Fiscalía.

El consumo de sustancias estupefacientes, la desestructuración familiar, el cambio de amistades en la edad de la pubertad asociados a un cambio de hábitos -absentismo escolar, ausencia de ocio estructurado, ausencia de actividad deportiva unido a una evidente deslegitimación del principio de autoridad- son, a juicio de la Fiscalía, algunos de los motivos que provocan «alteraciones serias en el comportamiento y derivado de ello, la agresividad.

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