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GAIZKA LASA
Domingo, 3 de abril 2016, 08:32
No sólo de incineradora vivirá el futuro Complejo Medioambiental de Gipuzkoa. Junto a la infraestructura que más debate social ha generado coexistirán otras instalaciones -«dotadas de la tecnología más avanzada», según ha reiterado el diputado de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas, José Ignacio Asensio- cuya misión será dar un tratamiento integral a los residuos generados en Gipuzkoa.
Los altos de Zubieta están siendo durante los últimos meses objeto de gráficos, planos y esquemas arquitectónicos. Por tercera vez en la última década. El anterior Gobierno foral de Markel Olano (2007-2011) ya perfiló un proyecto que incluía en esta área correspondiente a Donostia siete instalaciones: la incineradora, una planta de biosecado, otra de maduración de escorias, una nave de embalado, otra de cogeneración, un almacén de lodos y una planta fotovoltaica. Posteriormente, el Ejecutivo de EH Bildu (2011-2015) diseñó para su ubicación en el mismo lugar una planta de Tratamiento Mecánico-Biológico, conocida como TMB. No obtuvo la Autorización Ambiental Integrada por parte del Gobierno Vasco y no se pudo licitar.
En el segundo intento de un Gobierno de Markel Olano -acompañado esta vez al frente de la Diputación por el PSE, que además dirige el departamento de Medio Ambiente- los técnicos forales ya han esbozado un mapa general de distribución de infraestructuras. Han dividido esta vez el proyecto en dos fases de licitación, en la primera de las cuales se perfilarán las características de la planta de valorización energética y la planta TMB.
En el primer caso, los datos de la prognosis -documento elaborado para calcular la generación de residuos del territorio durante las próximas tres décadas- ya orienta un diseño de dos hornos con capacidad de acumular 100.000 toneladas de residuos cada uno, por lo que la capacidad total de la planta sería de 200.000 toneladas. Se dejaría así un margen cercano al 20% respecto a lo que se espera recibir de media -164.000 toneladas anuales-, lo que el estudio considera suficiente para garantizar que no se llene al límite.
En el esquema anterior se preveían dos líneas de 130.000 toneladas. La prognosis asigna a los hornos 8.000 horas de funcionamiento al año y cada uno de ellos se ha diseñado para albergar 10,2 toneladas por hora de media, con capacidad máxima para recoger 12,5 toneladas por hora. Las empresas interesadas en pujar por la construcción y explotación de esta instalación ya conocen el precio base de licitación: 170 millones de euros.
No importará basura
Al dar a conocer que la explotación del socio privado va a prolongarse durante 35 años, se le preguntó al diputado si durante todo ese tiempo la incineradora va a contar con suficiente residuo como para mantenerla a pleno rendimiento, a lo que Asensio respondió que «funcionará cuanto sea necesario», matizando que «no tiene porque estar en todo momento al máximo». Lo que en cualquier caso quiso dejar claro es que «no se ha hecho un planteamiento de apertura a otras zonas, sino de dar una solución definitiva a nuestras necesidades». En definitiva, que no importará basura para alimentar los hornos.
El esquema ya adelantado por la Diputación contempla que junto a la planta de valoración energética se construya una de tratamiento mecánico-biológico o TMB. Por esta nave pasarían los residuos para sufrir un último cribado antes de ser depositados en la incineradora. La tecnología de esta infraestructura permite extraer el gas y el líquido de la materia, reduciendo su volumen, y separar aquellos elementos que aún pueden ser reciclables y, sin embargo, están mezclados con la fracción resto o errefusa. El precio base de licitación para la concesión de su construcción asciende a 30 millones de euros.
Los planos que maneja Gipuzkoako Hondakinen Kontsortzioa (GHK) ubican estas dos infraestructuras en la parcela zubietarra de Arzabaleta. El Ayuntamiento de Donostia aprobó recientemente con caracter inicial el Plan Especial para esta área, destinando a la zona de tratamiento de residuos 31.176 metros cuadrados, dejando 22.534 para la zona de circulación y ampliando a 269.622 metros cuadrados la zona de restauración paisajística.
El borrador del proyecto de la Diputación deja para la parcela del polígono Eskuzaitzeta otras instalaciones que vienen a completar «el tratamiento integral de residuos» dentro del territorio guipuzcoano. Una de ellas permitirá dar salida a la materia orgánica que hoy viaja en camiones a Funes. Se trata de la planta de biometanización. Su objetivo será transformar el bioresiduo recuperado en dos productos: por un lado, biogás -susceptible de aprovechamiento energético y económico- y por otro lado el digesto, materia prima para la fabricación de abono.
La Diputación justifica la necesidad de esta infraestructura porque la planta de compostaje de Epele -en el barrio Angiozar de Bergara- va a recibir algo menos de un tercio del bio-residuo total que se genera en Gipuzkoa. Además, no está claro qué cantidad de compost va a poder ser comercializado, por lo que solo se enviará a esta instalación de próxima inauguración la cantidad de orgánico susceptible de convertirse en compost vendido.
Por último, en los planes forales también se incluye una planta de maduración de escorias. Tratará los desechos procedentes de la incineradora. La fracción con granulometría inferior a 40 milímetros se distribuirá en la nave de maduración, para ser trasladadas posteriormente a la zona de almacenamiento, a la espera de su reutilización, fundamentalmente en trabajos de asfaltado.
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