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MACARENA TEJADA
Sábado, 4 de junio 2016, 08:41
A la una de la tarde de ayer 32 bandas de graduación se alzaban en el aire sobre las escaleras del Centro Carlos Santamaría de la UPV/EHU de Donostia. Decenas de familiares y amigos de los recién graduados de la XIV promoción de Ciencias Humanas captaban con sus móviles y cámaras de fotos el momento en el que los titulados levantaban sus becas azul celeste hacia el cielo.
Sus caras lo decían todo. Las sonrisas que mostraban eran difíciles de superar. ¿Podría esperarse otra cosa de un día tan importante como ese? La graduación es el punto de inflexión en la trayectoria profesional de todo estudiante, es cuando uno sale de su pequeña burbuja para buscarse la vida en el mercado laboral. Pero los protagonistas de esta historia no son unos alumnos cualquiera. Todos son mayores de 55 años y están jubilados.
Enrique Egia, tolosarra de 67 años, es uno de los valientes que ha estudiado durante cuatro años el título universitario de Ciencias Humanas que se imparte desde las Aulas de la Experiencia de Gipuzkoa. Aunque nació en Barakaldo, trabajó durante treinta años de estomatólogo en Tolosa.
«Estoy encantado de haberme matriculado para cursar estos estudios, pero sin mi mujer no lo hubiera hecho», asegura. Su esposa se acerca a él para recordarle que «al principio te costó. Menos mal que te animé porque si no te hubieras arrepentido». Ella no pudo inscribirse porque «estoy muy ocupada», pero no esconde su envidia mientras su marido indica que «el ambiente que hemos tenido ha sido inmejorable. De hecho, ahora me voy a apuntar a otras asignaturas el año que viene».
Tras la gala de entrega de diplomas, donde estuvieron presentes Ana Arrieta, vicerrectora del campus de Gipuzkoa; Josu Chueca, director de las Aulas de la Experiencia, y Pedro Miguel Etxenike, presidente del Donostia International Physics Center, todos los compañeros de clase, entre ellos Pedro Gabilondo, exsubdirector de este periódico, disfrutaron de un delicioso lunch junto a los profesores. Tampoco faltó el 'Gaudeamus Igitur' de la mano del coro Cum Jubilo.
Entre los típicos discursos de una ceremonia tan especial como esta, no podía faltar el de los delegados. Juan Miguel Lacunza y Maryan Larrea dedicaron unas bonitas palabras a quienes les han acompañado durante su aventura dentro de las aulas, «pero también fuera. Hemos hecho muchas escapadas, algunas con profesores y otras por nuestra cuenta», explica la delegada.
Larrea, donostiarra de 68 años, ha guiado a sus compañeros durante casi un lustro. Nada más jubilarse se matriculó en Ciencias Humanas y ya sale con el birrete puesto. Hasta junio de 2012, ejercía de secretaria en las Juntas Generales. A pesar de tener semanas ajetreadas, «nunca he tenido problemas para compaginar mis actividades, y eso que canto en el Orfeón». Durante sus últimos años como estudiante tampoco ha tenido inconvenientes porque «el jueves es el último día de clases y al tener un finde largo tenemos más tiempo para nosotros».
El futuro, entre libros
A pesar de haber finalizado el grado, la mayoría desean continuar sus estudios en septiembre. Gracias a los Cursos Universitarios para Mayores de la UPV/EHU (CUM), todos aquellos que quieran seguir cultivando su intelecto pueden hacerlo compartiendo clases con jóvenes estudiantes. «Yo voy a coger filosofía y literatura. Me encantan», comenta Agustín Mañero, el veterano de clase. A sus 83 años, este donostiarra del barrio de Gros se ha graduado por primera vez.
A pesar de ser debutante en esto de tener un título universitario, Mañero siempre ha estado muy ligado al mundo de las letras porque «me encanta escribir y leer. He trabajado muchos años en instalaciones industriales y en la construcción, pero en mi tiempo libre me he dedicado a la literatura». Ha publicado tres libros de relatos cortos y de poesía y está a punto de terminar el cuarto. «Aquí donde me ves no he faltado ni un día a clase y además vengo cada día andando desde Gros», cuenta orgulloso.
Cada uno tiene su historia pero todos comparten esas ansias por saber, como Joaquín Egaña, donostiarra de 72 años que asegura que «al haber estudiado Maestría Industrial nunca había tocado las Humanidades y tenía mucha curiosidad por conocer más de cerca de este tema». Revela que ahora «catorce de nosotros nos vamos a Lisboa. El año pasado estuvimos en Florencia. Es muy importante descubrir lugares y personas nuevas».
Unidos por sus deseos de mejorar, ellos ya son como una gran familia. Comparten título universitario, pero no solo eso. Juntos han vivido experiencias increíbles que siempre recordarán.
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