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Gipuzkoa apuntala el sector de la salud como eje estratégico y rescata la Fundación Biociencias

Diputación y Kutxa apoyarán proyectos del ámbito biosanitario que mejoren la calidad de vida

ANE URDANGARIN

Domingo, 5 de marzo 2017, 08:49

Vivimos en una sociedad que envejece a pasos agigantados, un logro que por otra parte implica sufrir más enfermedades vinculadas a la edad, y también en una sociedad que aún restaña las heridas de una crisis económica muy profunda, con el cierre de empresas y el incremento del desempleo. La Diputación Foral y Kutxa se han unido para responder a estas dos realidades impulsando y dinamizando el desarrollo del sector biosanitario, una de las áreas que se consideran «estratégicas» en el ámbito de la I+D para apuntalar la economía y que permite, además, favorecer la retención y atracción del talento. Pero posibilita, sobre todo, mejorar la calidad de vida de las personas. Que vivamos no solo más, sino también mejor.

En realidad, el proyecto no es nuevo. La Diputación y Kutxa crearon a finales de 2011 la Fundación Biozien-tziak Gipuzkoa Fundazioa, una iniciativa conjunta que en la anterior legislatura de EH Bildu entró en letargo. Con la llegada del actual gobierno foral se elaboró un plan de reactivación económica que incluye el impulso de una serie de sectores tractores, por lo que se ha decidido revitalizar esta fundación con el objetivo de «liderar y dinamizar» la actividad del sector de las biociencias y de la salud.

La Fundación Biociencias comenzó a reactivarse en 2016 con la renovación del patronato, la redefinición de los estatutos y la asignación de una dotación presupuestaria de medio millón de euros para el año pasado, que se ha ampliado a un millón para este 2017. Y, lo más importante, prestó apoyo a la primera empresa, Patia Europe, una 'start up' tecnológica con sede en Miramón y que desarrolla herramientas para la prevención de la diabetes. Tras el análisis «exhaustivo» del proyecto por parte de un panel de expertos, se vio que la compañía tenía un plan de desarrollo «con mucho futuro», por lo que se le otorgó un préstamo participativo para que pueda llevar a cabo sus planes. «Vimos que había una buena oportunidad, que contribuye a generar empleo de calidad y a diversificar nuestra economía y que además puede redundar en la calidad de vida de los ciudadanos, que es el objetivo final», señalan fuentes de la fundación sobre el tipo de iniciativas que persiguen apoyar.

Dar un «salto de valor»

Fundación Biozientziak Gipuzkoa Fundazioa viene a cubrir ese hueco que en las escuelas de negocios se conoce como el 'valle de la muerte', en el que los emprendedores precisan captar recursos financieros para seguir con su negocio. El objetivo es que estas empresas den «un salto de valor» y que la ayuda de la fundación les permita situar su proyecto en un estado de madurez tal que puedan atraer inversores. Es decir, «existe una buena idea, un buen equipo y un proyecto empresarial que es capaz de dar respuesta a muchas interrogantes del ámbito biosanitario y que va a tener apoyo de la inversión privada cuando se demuestra que es viable», explican desde la fundación.

Pero para ello es preciso, por ejemplo, hacer test de mercado, pruebas... «Se trata de una situación en la que hay un concepto científico, pero que no se ha probado todavía en entornos reales, que necesita realizar esas validaciones. Hay una empresa creada, pero como toda nueva iniciativa, y más en el sector biosanitario, hay que acometer una serie de inversiones importantes», una etapa en la que la inversión privada «no siempre entra» porque entraña sus riesgos. Y la Diputación y Kutxa quieren cubrir ese espacio.

La Fundación Biociencias ha previsto ofrecer hasta 250.000 euros para dos años por proyecto, «que luego puede tener continuidad» en función de su evolución. Se trata de utilizar preferentemente préstamos participativos en unas condiciones «muy favorables», con dos años de carencia y diez años de periodo de devolución. Desde la fundación buscan asentar un modelo de apoyo «sostenible», de tal forma que el dinero prestado al inicio revierta de nuevo en la fundación para así poder seguir apoyando nuevos proyectos, que deberán desarrollarse en Gipuzkoa.

Unas iniciativas empresariales que serán evaluadas en varias ocasiones, porque se va exigir y asegurar «el rigor y la excelencia». Precisamente, impulsar una cultura que fomente la excelencia en la investigación es uno de los objetivos. Los proyectos empresariales podrán dirigirse en cualquier momento a la fundación, ya que mantendrá la convocatoria abierta permanentemente, y serán cribados por dos comités. Uno de ellos formado por gente «muy experta, de reconocido prestigio en el ámbito de las biociencias y de la salud a nivel local y también internacional». Este comité analizará aspectos tecnológicos, el producto a desarrollar, la capacidad de ejecución, el equipo de trabajo o el beneficio que se deriva en la sociedad, y elaborará un informe de viabilidad técnica del proyecto, es decir, si tiene suficiente madurez o no para seguir adelante. En caso negativo, «nunca se dice que no merezca la pena», sino que la fundación se compromete a entregar un informe de 'feedback' en el que se identifican las áreas de mejora. En el caso de que el proyecto esté maduro, pasa a ser evaluado por un comité de inversión, que analiza la vertiente económico-financiera y es la que propone al patronato una inversión para que adopte la decisión final. Este proceso se quiere llevar a cabo con la máxima rapidez, «muy importante» en un sector como el biosanitario.

Además de esta evaluación, se hará otra al primer año y una al final del segundo año. El apoyo financiero estará sujeto al cumplimiento de una serie de hitos establecidos en el contrato inicial y desde la fundación aseguran que serán «absolutamente rigurosos» en su cumplimiento.

Pero, ¿cómo se identifican estos proyectos? La fundación se apoya operativamente en el Business Innovation Center (BIC) Gipuzkoa, un organismo público formado por el Gobierno Vasco y la Diputación y que se dedica a impulsar proyectos de emprendimiento y startups innovadoras, muchas de las cuales se dedican al sector sector biosanitario.

La industria tradicional

Esta es una de las fuentes de captación, pero no la única. De hecho, las biociencias suponen una forma de diversificación de la industria tradicional. Un ámbito que cuenta con un nivel de excelencia muy importante en dispositivos de precisión que hasta ahora se han dirigido principalmente a la máquina herramienta, pero que son imprescindibles para crear dispositivos médicos. La medicina personalizada, cada vez más importante, supone también otro campo de actuación. «En Gipuzkoa tenemos agentes especializados en mejorar la calidad de vida de los últimos años de vida y a prevenir el momento de fragilidad a partir del cual empieza a deteriorarse», explican desde la Fundación Biociencias, donde hablan de un sector «incipiente» que precisa «ser consolidado».

Y para ello cuenta con un entorno muy propicio, «con una red científico-tecnológica avanzada que da soporte a este sector, cosa que hace no tanto no teníamos. Los proyectos empresariales pueden surgir de oportunidades de diversificación de la industria tradicional, de las investigaciones que están haciendo nuestros agentes científico-tecnológicos, de las universidades y de los proyectos de emprendimiento que impulsan agentes como BIC. Tenemos los mimbres adecuados».

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