Borrar
En la foto de equipo de DNA Data faltaba una de las ocho integrantes de la empresa, la nueva comercial.
Día Internacional de la Mujer: Más iguales, aún desiguales

Día Internacional de la Mujer: Más iguales, aún desiguales

Tres empresas con mayoría de mujeres constatan que conciliar trabajo y familia es posible

AIENDE S. JIMÉNEZ

Miércoles, 8 de marzo 2017, 06:43

La semana pasada el eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke defendió ante la Eurocámara la brecha salarial entre hombres y mujeres, justificada, según él, por la «inferioridad» femenina. «Por supuesto, las mujeres deben ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes», dijo. La respuesta casi unánime de la sociedad europea contra las retrógradas palabras del polaco demostraron que aunque aún existe un reducto machista, la igualdad entre hombres y mujeres es una ruta emprendida desde hace décadas en la que ya se han recorrido muchos kilómetros. Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, este periódico repasa algunas etapas de ese trayecto y analiza lo que queda para llegar a la meta de la igualdad con tres empresarias guipuzcoanas.

Las protagonistas de estas páginas son solo un ejemplo de todas las mujeres que conforman el mercado laboral en Gipuzkoa, un total de 138.400 en 2016, según datos del Eustat. Pero en este caso, además, ellas representan en sus puestos de trabajo una mayoría frente a los hombres. O incluso una totalidad. En el caso de Concha Vidales, directora de DNA DATA, tenía clara la premisa cuando fundó la empresa biomédica: que fuera un espacio en el que la mujer pudiera desarrollarse en el plano laboral y en el personal sin impedimentos. «Tanto yo como mi socia sabemos que la nuestra es una profesión en la que conciliar ambos terrenos es muy complicado, porque te implicas mucho, y si tienes unos horarios rígidos resulta muy difícil llegar a todo», explica. «Y no solo eso, veíamos que en el mundo científico, a pesar de que la presencia de la mujer es grandísima, los cargos de dirección y gerencia siempre están en manos de hombres», añade. Es por eso que cuando abrió su firma especializada en el diagnóstico molecular de enfermedades genéticas, decidió que la plantilla iba a estar integrada únicamente por mujeres. Hoy son nueve.

«En esta empresa las trabajadoras pueden salir en cualquier momento, cuando lo necesiten, para realizar tareas personales. Cada una es responsable de terminar su trabajo», defiende Vidales, que asegura que «la experiencia está siendo muy buena».

En el caso de Biobide, empresa guipuzcoana que realiza test de toxicidad y de eficacia de fármacos, cosméticos y químicos en peces cebra, su plantilla de unas veinte personas cuenta con un 75% de mujeres. Arantza Muriana, codirectora de la misma, explica que, en su caso, la principal razón para esa proporción es que la mayor parte de las personas licenciadas en carreras de biología e investigación son mujeres. Pero coincide con Vidales en que los puestos de dirección siguen estando copados por los hombres. «Los laboratorios están llenos de mujeres. Sin embargo, mandan ellos», asegura Muriana, que el año pasado recibió el premio a la empresaria del año por parte de Aspegi, la Asociación de Empresarias Guipuzcoanas. «Es algo global. Entre nuestros clientes, que son más de treinta compañías de todas partes del mundo, solo se me ocurren dos mujeres que tengan poder de decisión», reconoce.

Y unas de las principales razones de la falta de presencia femenina en los altos estamentos empresariales son, en su opinión, las dificultades para conciliar la vida laboral y familiar. «En nuestro caso, el hecho de tener hijos ha retrasado nuestra proyección laboral». El de la conciliación sigue siendo el principal problema para muchas mujeres, que se ven en la disyuntiva de tener que elegir entre su familia y su trabajo. «En nuestra empresa, en la que mayoritariamente somos mujeres, intentamos ser flexibles para que la conciliación sea fácil, con horarios parecidos a otros países europeos en los que el trabajo empieza antes por la mañana y termina a primera hora de la tarde», afirma.

El embarazo

En la agencia de Elena Aguirre, directora de Viajes Colón 14, el horario comercial dificulta que tanto ella como sus dos empleadas puedan disfrutar tanto como quisieran de sus familias. Sin embargo, intentan adecuar los turnos a las necesidades de cada una. En la oficina son todas mujeres, y próximamente se incorporará otra más para poder cubrir la baja maternal de una de las actuales. «Una empresa no se cae porque una persona esté embarazada», remarca Aguirre. «Conozco casos de mujeres que por el hecho de estar embarazadas o por estar en edad de poder quedarse les han puesto trabas para entrar a trabajar. Como mujer, como madre y como trabajadora, no estoy de acuerdo».

Elena Aguirre habla de la experiencia de sus empleadas. Ainara, a punto de ser madre de su segundo hijo, denuncia que fue discriminada laboralmente en su primer embarazo. «La empresa en la que trabajaba cerró cuando estaba de pocos meses, recolocaron a muchas compañeras, pero no se contó con las que podíamos ser madres. Además, tuve que oír comentarios del tipo: 'eres muy buena, pero vas a ser madre y puede que en un futuro cojas una reducción de jornada'. Y te da mucha rabia», asegura.

Marta, la más veterana de la agencia, explica que el nacimiento de su primer hijo coincidió con la renovación de su contrato, y la empresa decidió no contar con ella. Y María, la última en llegar, asegura que en su anterior empleo sufrió mobbing después de quedarse embarazada, razón por la que finalmente decidió dejarlo.

Aunque demandan la igualdad y la corresponsabilidad en la crianza de los niños, todas reconocen que se han sentido juzgadas por mantener su ritmo de trabajo una vez fueron madres. Un juicio en el que ellas han sido las más duras. «Cuando mi hijo tenía dos años y medio me tuve que marchar dos semanas por trabajo, y me sentía muy responsable. Creo que es algo educacional, nosotras mismas nos sentimos obligadas a ser las que tenemos que cuidar de nuestros hijos», asume Aguirre.

«Me he sentido criticada por dedicarme a mi trabajo. ¿Por qué tengo que decidir? Lo quiero todo, poder trabajar sin tener que descuidar a mi familia», añade la cofundadora de Biobide, madre de dos niñas a las que asegura dedicar «un tiempo de calidad». «En mi caso, que me toca viajar mucho, mi marido tiene que quedarse muchas veces con mis hijas, y no pasa nada. Tenemos que ser el ejemplo de nuestros hijos, y demostrarles que no hay diferencias entre hombres y mujeres, que ambos pueden trabajar y cuidar de ellos por igual», añade Muriana.

«La igualdad llegará»

Aunque alguien pueda tener reticencias respecto a su filosofía, estas mujeres aseguran no tener ningún tipo de inconveniente para incorporar a hombres en sus empresas. «No es que tengamos un veto hacia ellos, ni muchísimo menos», defiende Vidales, quien además rompe una lanza en favor de la conciliación por parte de los padres. «Es injusto que los hombres no puedan tener una baja de paternidad más prolongada, porque ellos también se responsabilizan de los niños en igualdad. Me molesta que cuando se habla de conciliar solo se piensa en la mujer, y deberíamos poder hacerlo todos, también los hombres».

«La única razón por la que se debería discriminar a alguien es por su talento, no por el sexo», apunta Elena Aguirre. «Pero es que el 95% de los currículum que recibo son de mujeres», comenta la directora de la agencia de viajes donostiarra, que suscribe las palabras de sus compañeras, al señalar que en su sector «la atención al público es cosa de mujeres, pero los altos cargos siguen siendo de hombres».

Pese a la realidad que dibujan, las tres emprendedoras guipuzcoanas coinciden en una visión optimista del futuro. Creen que la igualdad laboral real entre hombres y mujeres no es una utopía. «Estamos en el camino. Cada vez hay más mujeres presentes en puestos de referencia en las empresas, incluso que gobiernan países. Pero será más fácil siempre que el entorno lo permita. Si los gobiernos dan facilidades, si los horarios son más adecuados y si el entorno familiar de las mujeres pone facilidades, para nosotras será más sencillo progresar laboralmente», reivindica Arantza Muriana.

«Aún me encuentro con hombres a los que no les gusta que lleve la voz cantante en determinadas reuniones. Pero estoy segura de que en un futuro llegaremos a conseguir esa igualdad. Aunque para eso es necesario que las instituciones se impliquen y den ayudas para que aspectos como la conciliación sean más fáciles de gestionar por las empresas», comenta Aguirre.

Para Vidales, las mujeres «hemos superado esa fase en la que teníamos que demostrar más que el hombre. Ahora nos creemos nuestra valía profesional». Cree que la evolución hacia una sociedad igualitaria se culminará «de forma natural», y que ocurrirá «el día que los gobiernos no tengan que establecer una cuota de mujeres, sino que estén ahí por sus cualidades profesionales».

«Triste y absurdo»

Las palabras del eurodiputado polaco no han pasado desapercibidas para estas guipuzcoanas, que como líderes de sus empresas, demandan la eliminación de la brecha salarial que él defendía y que sigue premiando el trabajo de los hombres frente al de las mujeres. «Si existiese una verdadera razón para cobrar menos, debería estar argumentada», protesta Aguirre. «Ese hombre debería ser sancionado y le deberían haber apagado el micrófono, porque da ejemplo a quien lo escucha», opina Muriana. «Lo triste es que personas con esa opinión lleguen a esos puestos y les permitan hacer ese tipo de declaraciones», añade.

Concha Vidales comparte la opinión. «Está fuera de lugar. Me parece totalmente absurdo», señala. «Desafortunadamente, a cualquier tipo de cargo público acceden personas como esta que no tienen ningún tipo de formación, ni conocimiento, y que son impresentables. La brecha salarial no tiene ningún tipo de justificación».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Día Internacional de la Mujer: Más iguales, aún desiguales