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«Esta es la peor frontera de Europa»

«Esta es la peor frontera de Europa»

IRAITZ VÁZQUEZ

Miércoles, 7 de junio 2017, 07:09

Una sensación de resignación y malestar era lo que se respiraba ayer entre los camioneros en el área de servicio de la AP-8 en Irun, unos metros antes del peaje de Bidegi. Ni para adelante ni para atrás. A las doce del mediodía una larga hilera de camiones permanecía parada en los dos carriles de la derecha. Otro martes más, la frontera con Francia se convirtió en un auténtico embudo para miles de transportistas que tienen como destino el norte y centro de Europa. Esta vez, no se superó el récord. Las colas duraron 23 horas y llegaron a los 16 kilómetros.

La Diputación de Gipuzkoa ya advirtió durante la semana pasada de que la jornada de ayer podría ser complicada en Biriatou. Y así fue. La festividad de Pentecostés que se celebra en Francia mantuvo cerrada la frontera el lunes, por lo que los camiones no pudieron circular de día por el país galo. Los primeros vehículos pesados comenzaron a pasar a las diez de la noche. A partir de esa hora la situación en los alrededores de la muga comenzó a complicarse.

La gran afluencia de camiones, sumada a los controles de seguridad que se llevan a cabo en Biriatou, provocó que a medianoche la caravana alcanzara el peaje de Irun. Unos ocho kilómetros de longitud. Fue la primera gran cola de una larga jornada en la que hubo picos más o menos altos de tráfico. Un accidente a esa hora entre dos camiones en la N-121-A a la altura de Irun no ayudó a mitigar esas primeras retenciones en torno a Zaisa.

El temido 'súpermartes' convirtió de nuevo la carretera en una auténtica ratonera para los conductores. La mejor receta del portugués Antonio Moisés para pasar el mal trago de estar horas y horas parado en el asfalto era «la paciencia». «No podemos hacer nada más, si nos cabreamos va a ser peor porque no está en nuestras manos», se resignaba en el área de servicio de Irun. Este veterano conductor, que lleva más de veinte años atravesando Gipuzkoa camino a Europa, no es la primera vez que se ve implicado en las retenciones de Biriatou. «Últimamente han aumentado, me ha pasado en más de una ocasión», señaló mientras preparaba su camión para emprender de nuevo la ruta.

Moisés había salido el pasado lunes desde la localidad portuguesa de Valença do Minho. Tras hacer noche en Alsasua condujo durante dos horas hasta Gipuzkoa pero cuando llegó a Irun tuvo que detener su marcha. «Llevo dos horas parado», se lamentaba al mediodía. «Lo peor es que llegaré tarde a descargar y las empresas se quejarán». Su primer destino era Francia y más tarde Albania. Este transportista portugués pasa más de una frontera en su ruta por Europa y aunque asumía que la seguridad «es importante», aseguraba que este paso es «de los peores, donde más tiempo tenemos que estar parados».

Al igual que Moisés muchos eran los camioneros que decidieron hacer una parada en Irun. Algunos mataban el tiempo en corrillos charlando entre ellos, mientras otros decidían reponer fuerzas en los camiones que también hacen las veces de hogar. «Lo peor es que en la parte francesa están de obras y las retenciones siguen más adelante», se quejaban algunos de ellos. El tiempo tampoco acompañó y la lluvia provocó que muchos se tuvieran que resguardar en sus vehículos.

Cambio de planes

José Manuel Herrero es otro veterano de la carretera y no se pone nervioso con duras jornadas como las de ayer. Al preguntarle sobre las retenciones se encoge de hombros. «¡Qué le vamos a hacer!», se lamentaba. Este granadino se quejaba del perjuicio que le provocan estos atascos durante su jornada laboral. El tacógrafo es el que manda. «Si tardo dos horas en hacer este kilómetro significa que tendré que parar antes», explicaba. «A lo mejor tengo pensado llegar a una área de servicio que tenga seguridad y donde pueda pasar la noche tranquilo pero no llego. Te trastoca todos los planes».

Él salió el lunes de Málaga y su destino final estaba en Francia. Al igual que la mayoría de los compañeros que esperaban en el área de servicio o en la carretera, Herrero tampoco iba a llegar a tiempo a entregar su carga. «Si no descargamos en hora los productos, los clientes ponen sanciones a las empresas de transporte». Los camioneros guipuzcoanos y la Asociación de Transporte de Mercancías de Gipuzkoa, Guitrans, se han quejado en más de una ocasión de que en la frontera entre Cataluña y Francia, en la Junquera, no se registran retenciones como las que se viven en Gipuzkoa. Herrero también suele circular habitualmente por ese punto. «A veces sí que tenemos que estar parados pero no suelen ser tan largas como aquí».

A las doce y media decidió reemprender su marcha. Para esa hora, las retenciones ya habían alcanzado los 16 kilómetros de longitud. Fue el punto álgido de los problemas que volvieron a agravarse al amanecer, con cuatro kilómetros de caravana a las 7.30. Desde entonces, los camiones parados en los dos carriles de la derecha en la AP-8 se convirtieron en una foto casi fija.

Tanto Bidegi como las autoridades francesas mantuvieron abiertas todas sus cabinas del peaje para intentar minimizar las consecuencias de las retenciones en la medida de lo posible. Así, en Irun seis eran los puntos que estaban habilitados pero los camiones solo pasaron por dos de ellos. Fuentes de la empresa foral aseguraron que esto se debe a que «los propios camioneros saben que si empiezan a cruzarse a otras cabinas colapsarían aún más la situación por lo que no lo hacen». Las dos que utilizan los camioneros además están automatizadas para aligerar el paso de los vehículos pesados. El portavoz foral, Imanol Lasa, explicó en una rueda de prensa en San Sebastián que la Diputación de Gipuzkoa hizo «todo lo que está en su mano» para tratar de paliar estas retenciones durante toda la jornada.

Además el portavoz foral subrayó que si la situación se complicara y el cobro del peaje se convirtiera en el «problema principal» sí se procedería a levantar las barreras. Pero no sucedió porque a partir de las cinco de la tarde la situación comenzó a mejorar. A las seis de la tarde se registraron cinco kilómetros de retenciones y solo a última hora de la tarde la carretera quedó casi descongestionada.

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