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Iniciativa de Diálogo. La mayoría de los participantes en las conversaciones mantenidas durante más de 3 años, ayer en Jautarkol.
«Escribir este relato colectivo nos  ha dado la oportunidad de mirar  con perspectiva todo lo vivido»

«Escribir este relato colectivo nos ha dado la oportunidad de mirar con perspectiva todo lo vivido»

Una veintena de errenteriarras de distintas sensibilidades políticas mantuvieron conversaciones discretas por un nuevo marco de convivencia

LUISMA RODRÍGUEZ

Sábado, 30 de abril 2016, 00:54

La Plaza Jautarkol de Errenteria sirvió ayer al mediodía de escenario a la presentación de las conclusiones de la Iniciativa de Diálogo en Errenteria 'Relato de un proceso de encuentro y reconocimiento mutuo', en la que han participado durante tres años y medio, y de manera discreta, cerca de una veintena de errenteriarras de distintos ámbitos idelógicos, como el exalcalde socialista Juan Carlos Merino, o los corporativos del PSE-EE José Ángel Rodríguez, Isaac Palencia, María Rodríguez y José Ángel Sánhez, o el actual alcalde de EH Bildu, Julen Mendoza, y exconcejales de la izquierda abertzale como Angel Mari Elkano, o Manu Ugartemendia y de otros sectores sociales como el responsable de la Cruz Roja local, José Ángel Fernández, o de la cultura, como Mikel Ugalde.

Dos de los participantes, Koro Mitxelena y Juan Carlos Merino, leyeron ayer en euskara y castellano, las conclusiones alcanzadas.

Según indicaron, fue a mediados de 2012, cuando bajo el auspicio del Ayuntamiento, gobernado entonces por Bildu, se organizó un espacio de diálogo que reunió a personas de «muy diversos recorridos vitales, ideológicos y sociales y con diferentes niveles de responsabilidad política a nivel municipal».

Durante sus tres años y medio de andadura el grupo ha variado la composición de sus miembros, manteniendo siempre un núcleo permanente. A finales de 2015 decidieron poner fin a este ciclo y compartir con la ciudadanía su experiencia.

Destacaron que «escribir este relato colectivo nos ha dado la oportunidad de mirar con perspectiva todo lo vivido. Cuando nos acercamos al grupo lo hicimos movidos por diferentes objetivos, necesidades y deseos. Compartíamos la percepción de estar ante un momento de oportundiad en el que empezar a poner las bases de algo nuevo y diferente, pero también llegábamos con nuestro pasado y sufrimiento que nos condicionaban, con nuestros recelos y cautelas».

Dibujo en la cabeza

Reconocieron que «con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de que el final del camino que iniciamos no se parecía a lo que en un primer momento podíamos haber dibujado en nuestra cabeza».

«El grupo -prosiguieron- no ha pretendido representar toda la diversidad de Errenteria, pero sí que ha sido lo suficientemente representativo de la diversidad de visiones y vivencias ideológicas. Hemos podido compartir nuestras viviencias más profundas, nos hemos sentido escuchados con respeto y hemos sentido que nos creían, nos hemos sentido reconocidos. Hemos sido compañeros en el sufrimiento hasta ahora ajeno, o lejano».

La discreción ha sido básica «para cuidar el espacio de las presiones externas. Hemos vivido un ejercicio real de convivencia entre nosotros y hemos tomado consciencia del peso que el pasado tiene entre nosotros a la hora de abordar un futuro común».

También dijeron que «nosotros hemos llegado hasta aquí y es hora de dar el relevo y dar a conocer algunas de las conclusiones».

Acercarse al sufrimiento

La primera de ellas sería que «nos hemos convertido en compañeros sin quererlo. Hemos sido capaces de acercarnos en el sufrimiento pese a los miedos iniciales y un contexto en ocasiones desfavorable, hemos construido y mantenido un espacio de confianza y seguridad donde poder encontrarnos. Durante el proceso hemos cambiado, cuestionado nuestras propias certezas y hemos escuchado para conocer».

La segunda conclusión que extrajeron es que «a su vez hemos constatado lo difícil que resulta llegar a consensos políticos entre diferentes, pero el clima de confianza y respeto mutuo nos ha permitido dimensionar la distancia ideológica y política existente entre nosotros y mostrar lo que hoy compartimos y lo que no».

Como tercera conclusión, explicaron que «el camino se ha convertido finalmente en el objetivo del grupo, hemos construido un espacio que nos ha permitido generar condiciones para ir poniendo las bases de un futuro compartido».

Finalmente «hemos aprendido que cambiar dinámicas interiorizadas durante largo tiempo requiere de pequeños pasos y gestos. Las personas que hemos integrado el grupo no hemos ocultado nuestra relación en público, nos hemos saludado y juntado. Pequeños gestos que en ocasiones han podido ser vistos con extrañeza y hasta incomprensión. Esto nos ha dado consciencia de lo logrado, de haber sido capaces de cambiar dinámicas y una aportación para generar las condiciones necesarias que contribuyan a la creación de un nuevo marco de convivencia que esté basado en la libertad y el respeto».

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