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XABIER GALARTZA
Domingo, 8 de enero 2006, 01:00
SAN SEBASTIÁN. DV. El Akaba no sólo ha conseguido evitar que la eliminatoria se inclinara de lado del Trier tras la primera cita de ayer en Bidebieta, sino que ha sido capaz de llegar a poner nerviosa a la escuadra alemana, al afrontar el partido de vuelta dentro de siete días con una renta de cuatro goles, fruto del excelente juego desplegado. Las donostiarras llegaron a disfrutar hasta de seis goles de ventaja cuando restaban tres minutos.
A partir de aquí, está claro que las opciones de acceder a los octavos de final han aumentado considerablemente, aunque nunca se sabe cuántos goles de renta suelen ser suficientes para salir airoso de este tipo de encuentros, teniendo en consideración cómo las gastan las escuadras alemanas en los partidos de vuelta. El Akaba sufrió una experiencia decepcionante en este sentido en la pasada edición ante el Leipzig.
Las donostiarras salieron a la cancha sin ninguna presión y muy cómodas con su papel de víctimas. Esto le permitió desenvolverse con rigor y seriedad en defensa y con desparpajo en ataque, lo que les llevó a colgar para sorpresa del Trier un parcial de 7-2 para los diez minutos. El severo marcaje que sometieron a la pivote Althaus, uno de sus máximos efectivos, fue una prueba de que se habían aprendido la lección al dedillo. La única que en los minutos iniciales fue capaz de salvar la contundente barrera donostiarra fue Mozgovaya con su tiro exterior. La lateral rusa fue la artífice de la recuperación de su equipo al reducir las diferencias a la mínima expresión (8-7). Otra de las virtudes de las donostiarras fue la capacidad de reacción demostrada en repetidas ocasiones a lo largo del partido.
El Akaba se mostró en todo momento lo suficientemente frío como para sobreponerse a las situaciones delicadas, sobre todo cuando le tocó aguantar el chaparrón de exclusiones. Hasta ocho veces fueron sancionadas en el segundo periodo, por dos las alemanas.
Encomiable fue el trabajo que hicieron en ataque jugando con inferioridad, hasta el extremo que Esme López y Tati Garmendia se tomaron la licencia de convertir un fly jugando con dos jugadoras menos de campo. La aportación exterior de Patricia Pinedo fue también fundamental en este trance. Esto valió para compensar la mala fortuna que acompañó esta vez a su compañera Kowalska, que prácticamente desistió de encarar portería, después de encadenar cuatro postes. Tampoco se puede dejar pasar por alto la aportación de la portería. Tanto Tienstra como Darly rindieron a un buen nivel. Además, ejercieron como revulsivo cada vez que Karrere les ordenaba colocarse bajo los palos a fin de compensar los momentos malos que atravesaron. En los minutos finales fue más notoria la aportación de la meta holandesa al detener dos contragolpes de la escuadra alemana.
Después de lo vivido, hasta los cuatro goles resultan una ventaja corta, teniendo en consideración la facilidad anotadora de que hizo gala el Akaba.
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