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Sábado, 21 de enero 2006, 01:00
SAN SEBASTIAN. DV. Ayer falleció en Loyola, en donde se había retirado el año 2001 tras una extensa y destacada carrera dedicada a la investigación y la docencia, el lingüista, académico de número de Euskaltzaindia y miembro de la Compañía de Jesús Patxi Altuna, a los 78 años. Los funerales tendrán lugar hoy, a las 18.00 horas, en la basílica de Loyola, donde quedó ayer instalada su capilla ardiente.
Nacido en Azpeitia en 1927, con apenas 12 años ingresó en el colegio de Javier, regido por los jesuitas, y tras estudiar seis años en el mismo inició el camino que le llevaría a ingresar en 1962 en la Compañía de Jesús, tras completar el preceptivo ciclo de formación que incluyó estudios de Filosofía, Teología. etc.
Investigador riguroso
Había obtenido en 1957 la licenciatura de Estudios Clásicos en Salamanca, llegando a ocupar durante un año el lugar del profesor Antonio Tovar en la cátedra Manuel de Larramendi, que el propio Tovar había creado en aquella ciudad, y dando clases de lingüística en la Universidad Pontificia. Su interés general por la filología y la lingüística se hizo extensivo al euskara, en un momento en el que apenas cabía hablar con propiedad de filología vasca. Junto con Antonio Tovar o Koldo Mitxelena, a quien conoció precisamente en Salamanca y con quien mantuvo una estrecha relación, Patxi Altuna fue de los primeros en aplicar a las investigaciones referidas al euskara el máximo rigor científico.
Fue precisamente esa una de las facetas que, en su visita a la capilla ardiente, destacó ayer el diputado general de Gipuzkoa, Joxe Joan González de Txabarri. «Ha sido el filólogo de la lupa, un estudioso que ha ahondado en la importancia del detalle hasta la más extrema exquisitez, siempre desde la autoridad de lo que era la base de su trabajo: el método científico y el rigor académico».
Tras finalizar sus estudios y ordenarse, en 1963 recibió el encargo de poner en marcha los estudios de lengua vasca en la Escuela de Idiomas que estaba empezando a tomar forma en los EUTG. También en ese campo se esforzó Patxi Altuna por incorporar a la enseñanza del euskara las técnicas y los métodos más modernos. De hecho, durante años el método que desarrolló el propio Patxi Altuna -Euskara, hire laguna- fue una importante referencia para quienes deseaban aprender euskara.
Profesor y maestro
Aunque su dedicación a la enseñanza databa ya de los primeros años de la década de los sesenta, la trayectoria docente de Patxi Altuna estuvo estrechamente ligada a la licenciatura de Filología Vasca que impartió entre 1976 y 2001 la Universidad de Deusto en el campus de San Sebastián. Esas dos fechas marcan, de hecho, el principio y el final de la propia licenciatura y la carrera de Patxi Altuna como profesor de la Universidad de Deusto.
Patxi Altuna no sólo fue profesor, fue también maestro y orientador de generaciones de filólogos vascos. Algunos de los más destacados filólogos y lingüístas actuales han sido, de manera casi invariable, alumnos y colaboradores de Patxi Altuna.
La dedicación a la enseñanza y a la investigación inherente a su vida universitaria no le hicieron dejar de lado sus quehaceres sacerdotales. Gran orador, las misas en euskara que oficiaba en la iglesia de los Padres Jesuitas de la calle Garibay de San Sebastián y los sermones que pronunciaba, alguno de los cuáles le acarreó más de un problema, atraían a numerosos fieles y a más de un curioso.
Euskaltzaindia
Patxi Altuna ha permanecido vinculado a Euskaltzaindia durante más de cincuenta años. Nombrado académico correspondiente en 1965, tuvo un papel destacado en la asamblea que celebró la Academia en Arantzazu en 1968. Como recordó ayer el presidente de la institución, Andrés Urrutia, «hizo suya la bandera del euskara batua desde el primer momento y siempre la mantuvo, porque creía que unificar la lengua era la principal tarea a la que tenía que hacer frente Euskaltzaindia». Académico de número desde 1980, fue durante muchos años responsable de la Comisión de Gramática de Euskaltzaindia, desarrollando una importantísima tarea en ese campo.
En 2001, Patxi Alguna se retiró a Loyola, responsabilizándose del Archivo Histórico. La treintena de obras de las que es autor, así como las publicaciones sobre su obra y su trayectoria que se han editado en los últimos años con motivo de varios homenajes son ya testimonio de las aportaciones realizadas al euskara por uno de sus estudiosos más destacados.
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