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Balonmano

El Bidasoa-Irún aguantó el pulso al Ciudad Real

El equipo irundarra estuvo metido en el partido hasta el 18-19 Decidieron las contras manchegas

IÑIGO ARISTIZABAL

Domingo, 12 de febrero 2006, 01:00

IRÚN. DV. No hubo manera de hacer saltar por los aires el pronóstico que daba al Ciudad Real como favorito, pero el Bidasoa-Irún encajó la derrota ante los manchegos con dignidad, porque digno fue también su trabajo en la reanudación liguera. Hacía casi dos meses que los bidasotarras no jugaban en competición oficial y ayer ofrecieron mejor cara que la mostrada en las últimas citas del año pasado. Si piensan jugar en el nuevo como lo hicieron ayer, los irundarras podrán mirar hacia arriba.

La generosidad defensiva mantuvo a los de Julián Ruiz en el partido durante tres cuartas partes del mismo, pero el Ciudad Real tuvo el control de la situación y llegó tranquilo al final del choque. Las bajas (Stefansson, Rutenka, Uríos y Belaustegi) no fueron dramáticas para un equipo en el que los recursos son tan amplios como de garantías.

El 0-3 inicial no hubiera sido buena señal de no ser porque no hacía justicia a lo que en la cancha sucedía. El Bidasoa-Irún tuvo mala puntería en el arranque del choque (tres postes en los primeros cinco minutos) pero mostró unas buenas credenciales, sobre todo en defensa. A pesar de aquella escapada inicial de los manchegos, había partido, y el Bidasoa-Irún incluso dio la vuelta al marcador con un parcial de 6-1 (7-5, minuto 14), con cuatro goles al contraataque, tres de Cartón.

El Ciudad Real sólo había marcado un gol en diez minutos, pero tuvo la habilidad de traspasar ese mal al contrario, que se estancó tras el 9-7. Sterbik detuvo tres balones y el Bidasoa-Irún mandó otros dos fuera en ocho minutos, los que aprovechó el invitado para retomar el mando en el marcador (9-11). Sin embargo, lo peor estaba por llegar, porque la inoperancia ofensiva bidasotarra se alargó prácticamente hasta el descanso, al que se llegó con 11-15. El atasco fue tan grande que los irundarras marcaron sólo dos goles en los trece minutos previos al descanso, cuando habían sumado nueve en los diecisiete primeros del choque.

Aunque no se había escapado, el Ciudad Real se iba a sentir más a gusto con una bonita renta en el marcador. Con tantas bajas y muchos jugadores tocados, los de Dujshebaev no estaban para florituras. Salvo Alberto Entrerríos, que volvió enchufado del vestuario y sostuvo a su equipo con cuatro goles de cuatro lanzamientos (sus compañeros erraron seis) en los diez primeros minutos de la reanudación. El leonés estaba tan entonado que obligó a Ruiz a cambiar el 5-1 por un 6-0 con tres pivotes en el que Julen se interponía en su camino. La vía de agua quedó tapada, pero los recursos galácticos son tantos que el partido empezó a romperse tras el 18-19.

En el último cuarto de hora, el Bidasoa-Irún no supo cómo atacar la defensa rival y el equipo manchego se dedicó a machacar al contraataque. Un parcial de 0-5 (tres goles a la contra) empezó a sentenciar el partido (18-24), que ya poco más ofreció.

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