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XABIER GALARTZA
Domingo, 12 de febrero 2006, 01:00
SAN SEBASTIÁN. DV. El Akaba superó con nota su enfrentamiento de la ida de octavos de final de la EHF frente a un rival complicado, lo que le permite mantener opciones reales para superar la ronda, a juzgar por el comportamiento y acierto que tuvieron sobre el parqué de Bidebieta.
Defender tres goles de renta en el partido de vuelta no es un salvoconducto determinante, pero lo que en este caso sí se tiene que valorar es el acierto y actitud con la que se emplearon ante un rival que se vio sorprendido por el desparpajo con que jugaron. Al igual que ocurrió en la ronda anterior ante las alemanas, el Akaba demostró que se había aprendido al dedillo los movimientos que hacían cada una de las croatas.
La plantilla sabía que para salir airoso de este primer envite y para que la eliminatoria no se torciera era preciso jugar al límite de sus posibilidades. Y así lo hizo mientras le aguantaron las fuerzas. Ya que de no acusar el cansancio en los últimos compases del partido, las diferencias hubieran sido aún mayores. A lo largo de la contienda hasta seis goles de renta llegaron a disfrutar en repetidas ocasiones (16-10 o 29-23).
Detrás de este meritorio triunfo hay, por descontado, un acertado trabajo de equipo, pero es justo también reconocer los méritos individuales de las más destacadas como es el caso de la meta brasileña Darly, que con sus 25 paradas llegó a un 50% de aciertos. En ataque, fue providencial la aportación de Kowalska, hasta el punto de que ayer cerró una de sus mejores actuaciones defendiendo la camiseta donostiarra. Tampoco se puede dejar pasar por alto las aportaciones de las experimentadas veteranas Tati Garmendia y Esme López, que sacaron al equipo del atolladero, sobre todo, jugando en inferioridad. El ejemplo más gráfico fue el tanto anotado por la extremo Esme López con dos jugadoras menos de campo, una acción que contribuyó para que el equipo no se viniera abajo.
El miedo existencial que se tenía a la lanzadora Naukovich quedó diluido entre el estrecho marcaje al que le sometió Zulai Agirre y, cómo no, los ocho lanzamientos que erró ante Darly. La meta brasileña salvó al equipo de la remontada durante un prolongado bache que se tradujo en cuatro pérdidas de balón consecutivas absurdas por imprecisiones en los pases. Con lo que quizá no había contado el Akaba era que la central Pasicnik compensara la estadística de su compañera a través de sus penetraciones y lanzamientos en apoyo.
El técnico del Prodavka se vio desconcertado desde el principio por la eficacia del Akaba al verse forzado a solicitar un tiempo muerto al cuarto de hora con el ánimo de reconducir la situación. Sin embargo, felizmente, la sonora bronca que dedicó a sus jugadoras y que se pudo escuchar con total claridad desde las gradas, no tuvo el efecto esperado. El partido siguió siempre con la misma pauta, un Akaba incisivo y muy motivado, frente a un equipo croata un tanto aturdido.
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