Triste final al periplo europeo

SAN SEBASTIÁN. DV. Muy a su pesar, el Akaba se vio forzado a decir adiós una vez más a su periplo europeo en las puertas de los cuartos de final. El equipo retorna de viaje desilusionado por cómo se desarrollaron los acontecimientos. Sabían que el papel de los árbitros iba a condicionar, pero quizá lo que no esperaban es que llegara a ser tan determinante.

Las jugadoras del Prodavka sacaron una gran rentabilidad a la permisividad arbitral para emplearse con extrema dureza en las labores defensivas. Las protestas que se vertían desde el banquillo del Akaba para que las acciones violentas no quedaran impunes resultaron baldías.

La sucesión de golpes y lluvia de empujones a que se vieron expuestas le desarmaron a la hora de elaborar el ataque posicional. Intentar penetrar hasta la línea de seis metros significaba poner en riesgo el físico de manera gratuita. La sangre que brotó del labio de la versátil Esme López daba fe de ello. En Bidebieta Zulai Agirre tuvo una experiencia similar. Una y otra vez, los árbitros dejaban sin castigar la mayoría de las acciones. En este tipo de partidos en el que hay constantes choques y enfrentamientos resulta paradójico que la primera exclusión decretada en el partido se produzca a falta de cinco minutos para el descanso.

El salvoconducto de tres goles con los que aterrizó el Akaba en Koprivnica apenas le duró diez minutos. La salida en tromba del Podravka Vegeta dejó la eliminatoria equilibrada para las primeras de cambio.

Se jugó un partido completamente diferente al presenciado en Bidebieta siete días atrás. El Akaba no veía la manera de salvar la agresiva muralla croata. Los lanzamientos errados en situaciones de falta que no fueron pitadas, acciones de siete metros que pasaron por alto y las faltas en ataque que les decretaron fueron terreno abonado para que el Podravka comenzara a cimentar el éxito de la eliminatoria a base de contragolpes. Además, su máxima lanzadora Naukovich creó excesivos problemas hasta que Karrere ordenó que se le sometiera a una mixta. En el segundo periodo mejoró el rendimiento de las donostiarras, aunque sólo le valió para mantenerse a una prudente distancia de seis goles (tres de la eliminatoria).

El Akaba se sintió tratado injustamente por el arbitraje. Karrere reconoció que con este tipo de actuaciones «te encuentras desamparada. Es preciso que desde la Federación se presente una protesta a la EHF para estas situaciones que suelen ser frecuentes en este tipos de campos no se vuelvan a repetir».