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ÍÑIGO DOMÍNGUEZ
Viernes, 3 de marzo 2006, 01:00
ROMA. DV. Una nueva prueba ha vuelto a reforzar, 24 años después, la llamada 'pista búlgara' sobre el atentado a Juan Pablo II de 1981, la hipótesis que acusaba del ataque a la KGB y los servicios secretos de Bulgaria. Es una fotografía tomada tras los disparos de Ali Agca, ya conocida, en la que la Policía científica ha identificado a Serghei Ivanov Antonov, el funcionario de las líneas aéreas búlgaras en Roma que ya fue detenido en 1982 pero fue absuelto por falta de pruebas en 1986. Antonov negó haber estado presente en el lugar del atentado, pero la imagen demuestra que mintió. Siempre se ha sospechado que otras personas acompañaban a Agca, para apoyarlo o quizá eliminarlo luego, pero ésta es la primera prueba.
Este es la conclusión de la comisión parlamentaria italiana que había encargado el análisis y que está dedicada a los episodios relacionados con el famoso 'dossier Mitrokhin', los datos entregados por un funcionario de la KGB que cambió de bando en 1992. «El juez Brugiere, experto europeo de terrorismo, está seguro de que el GRU (el servicio secreto militar soviético) recibió órdenes de eliminar al Papa directamente del Politburó y de Breznev», ha dicho el presidente de la comisión, Paolo Guzzanti, al cerrar cuatro años de trabajos del organismo.
Desmentido de Rusia
Como en otras ocasiones, los actuales servicios secretos de Rusia desmintieron ayer «cualquier implicación de la inteligencia soviética en el atentado contra Juan Pablo II». «Es algo totalmente absurdo», reiteró su portavoz, Boris Labusov. La 'pista búlgara', que siempre ha sido la más creíble, fue abierta por el propio Ali Agca, cuando comenzó a confesar en 1982. Antonov y otros dos funcionarios búlgaros en Roma fueron detenidos ese año, pero los posteriores cambios de versión de Agca -al parecer, tras ser amenazado por la KGB- impidieron que algo se aclarara en el juicio.
La comisión del 'dossier Mitrokhin' seguirá dando que hablar porque presenta su informe final este mes. El documento se llama así por el archivero de la KGB Vassiliev Mitrokhin, que durante años recopiló en secreto 300.000 fichas de información y las pasó a Gran Bretaña en 1992. En este fantástico material, hecho público sólo en una pequeña parte, estaba la lista de todos los espías de la KGB en Europa. Italia obtuvo entonces una lista, recortada misteriosamente, de 261 espías de la URSS en suelo italiano. Con el tiempo y para horror de la izquierda, el gobierno de centro-derecha de Berlusconi formó una comisión para aclarar qué uso se había hecho de la explosiva información del 'dossier Mitrokhin', cuáles eran los nombres que faltaban y quién los había borrado. Pero además, aportó datos desconocidos sobre algunos de los grandes 'misterios italianos', como el secuestro de Aldo Moro, la masacre de la estación de Bolonia y también el atentado a Juan Pablo II.
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